Capítulo 45: Laura

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Se separaron con una sonrisa en el rostro.

V- ¡Gracias, gracias, gracias! Te prometo que no te arrepentirás. Te amo, Dian.

D- Y yo a ti, Villamil- dijo con lágrimas en las mejillas.

V- No te fallaré, sólo serás tú, jamás habrá alguien más, estaré para ti siempre.

D- Igual voy a estár para ti siempre, Villa, jamás soltaré tu mano. Te amo, gracias por esto.

La adrenalina y felicidad en ellos estaban a los límites. Mariposas y corrientes eléctricas pasaban entre ambos.

Dian no sentía sus piernas, le temblaban. Villamil se sentía la persona más afortunada, ¡Lo había hecho!, ¡Le había pedido a Dian que fuera su novia y había aceptado!

Dios, dios, ¡estaba super feliz!, ahora podía abrazarla, acariciarla, darle un beso.

Se volvieron a abrazar, les encantaba rodearse por el calor del otro e impregnarse con su aroma.

D- Gracias, Villa.

V- ¿Por qué, princesa?

D- Por todo. Desde que has estado en mi vida me has ayudado. Llegaste cuando menos lo esperaba y más lo necesitaba. Me has ayudado a superar mi pasado, a dejar la culpa que sentía, a quererme, conocerme..., en verdad muchas gracias, Villamil, eres un milagro que Dios me mandó, un pedazo de cielo...,un ángel. Eres mi ángel.

Villamil sintió una enorme satisfacción al saber que lo que había hecho había dado buenos frutos.

Y con los nervios a flor de piel, le dedicó una sonrisa.

D- Ahora ya sé qué debo hacer.

De su pequeña mochila que traía, Dian empezó a buscar algo. Sacó de ella el anillo de color negro que había empezado TODO.

D- Hace una semana... quería deshacerme de esto, iba a hacerlo, pero en esos momentos... yo estaba tan llena de pensamientos negativos que... no era lo correcto. Ahora lo veo y... no siento alguna emoción en especial....y gracias a ti. Pero hay que dejarlo ir... y ya no lo haré por esa mala manera.

Dian, se acercó a la orilla de la azotea, y con una mano con la de Villa, lanzó suavemente el anillo, sintiéndose libre.
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Se lo pasaron lo que restaba de la tarde juntos, como un par de chicles, no había otra cosa que los hiciera más felices. Ya eran pareja, parecía un sueño, era surreal.

Cuando ya fue tiempo de irse, Villa pasó a dejar a Dian a su casa, y bajó a despedirse de ella.

D- Oye, ¿se los contaremos?- preguntó refiriéndose a los amigos de ambos.

V- Mm como tú decidas, ¿sí?, si tú quieres contarles yo no tengo ningún problema.

D- Gracias. Nos vemos luego y, gracias por todo de nuevo, jamás creo que te lo agradezca lo suficiente.

V- No, gracias a ti.

D- Jaja, ¿Y por qué a mí?

V- Por llegar a mi vida.

A continuación, Villamil ambas manos de Dian y las besó con dulzura. Ella sintió unas mariposas desvocadas al entrar en contacto con los labios de ese chico.

V- Nos vemos.

La chica de ojos azabache, en un acto rápido, dio un pequeño brinco para equilibrarse con el rostro de Villa, y le robó un beso.

Cuando La Rosa MueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora