Capítulo 73: Hablar dormido

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- ¿Qué?- interpeló Villa, confundido y empezando a enojarse- Martín, pero qué dice.

- Ya dije, al menos para mí.

- No hablará en serio, Marto...- dijo Simón.

- Es nuestro amigo y además parte esencial de Morat.

Isaza no dijo nada, Anyara miraba atónita a Martín, así como Dian, que no podían pronunciar una palabra más. Su habla se había esfumado.

Suavemente, el chico que derramaba lágrimas aún; se soltó del agarre de Anyara, a quien le lanzó una discreta mirada antes de dar torpes zancadas a su habitación, para echarse de bruses a su cama.

- Exagerado- bufó Isaza al tomar su sombrero con dificultad para después colocarlo en su cabeza.

- ¿En serio, Isaza?- le dijo Villamil, mirándolo con el ceño fruncido.

Isaza asintió.

- ¿Y qué pasó con el 'somos como las cuatro patas de una silla, si una no está, se cae'?

Se quedó callado.

- ¿Lo dijo en serio?- preguntó Dian, tímida y angustiada por Martín.

Villa miró a su novia y pasó su brazo por sus hombros para tranquilizarla. Dejó dulcemente un beso en su frente y tomó su mano con delicadeza para después, rosarla con sus labios.

- No, se le pasará. Está borracho y enojado, uno dice muchas tonterías en ambos estados. Juntarlos es el mayor problema.

Juan Pablo miró a Simón con unos ojos llenos de preocupación y algo de molestia. El chico de gafas apretó los labios y negó levemente con la cabeza, tenía la misma mirada.

Anyara no decía nada, ¿Martín se había salido de Morat por estar enojado con Isaza? ¿Tan grande era su enojo que no lo soportó más? Seguramente Villa tenía toda la razón, lo había dicho sin pensar, bajo el dominio del alcohol.

Volteó a ver a Dian, pues ella se encontraba en el mismo estado que los demás, con una mirada perdida, procesando todo lo que había pasado.

Un profundo silencio ahogó a todo el departamento. Todos empezaron a recoger las cosas de la cena, todos menos Isaza, quien cayó como costal de papas al sofá.

Qué noche tan intensa, todos estaban sin habla, articular una palabra era drmasiado difícil, cada segundo parecía no ser el indicado.

Qué bella Navidad.

Terminaron de limpiar, escombraron las pistas que indicaban que había arribado una ola de pendencia al antes ameno ambiente que se había producido en ese departamento. Quitaron cualquier indicio de un desastre de emociones.

Se reunieron en un círculo todos, y Villa fue el primer valiente en hablar.

- ¿Y bien? ¿Quién se queda con Martín?
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Martín

Abrió los ojos, escudriñó la habitación buscando indicios sobre qué diablos había sucedido anoche. Lo atormemtaba su cabeza, su cabello estaba suelto, despeinado.

Se incorporó poco a poco, apartó las cobijas de su cuerpo y se levantó.

Al momento de ponerse de pie, escuchó ruidos que provenían de la cocina. Se colocó sus tenis y camino a ella aún bostezando.

Cuando entró a dicho lugar, casi arrastrando los pies, su corazón casi se logra detener y su boca quedó abierta de la pura sorpresa y extraña alegría.

Cuando La Rosa MueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora