Capítulo 33: Atardecer.

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D- No creo eso pero gracias por el consuelo.

V- No es un consuelo, es... la verdad.

D- ¿En serio?- lo volteó a mirar a los ojos.

V- Sí, te lo dije la otra noche, y lo fui comprobando esta semana. Por eso caí en cuenta de que esa canción es para ti: Con una mirada tuya bastó para que no te salieras de mi cabeza, con una mirada tuya te convertiste en mi nueva adicción, con una mirada tuya siempre revivo una sensación que penetra todo mi cuerpo... que me es imposible de matar.

Mariposas, mariposas por todas partes en el interior de Dian. Dios mío, tenía a ese hombre a pocos centímetros de distancia diciéndole todo eso, ¿cómo no sentir mariposas?

Dian miró hacia el suelo con una sonrisa en su rostro ruborizado. No podía mirar a Villa a los ojos en ese momento, los nervios la consumían, pero había algo en esos ojos esmeralda que hacían que Dian no quisiera dejar de verlos, y al mismo tiempo, perderse en ellos.

Fue subiendo la mirada poco a poco desde el suelo hasta los ojos del chico. Vio primero las manos de Villa, que estaban entrelazadas con las suyas. Vio sus dedos, sus uñas, que tenían esas marcas blancas al inicio de estas. Ella también las tenía, y tan solo con ese pequeño detalle se emocionó.
Seguía subiendo su mirada, avanzaba hacia su cuello, luego, hacia sus labios que le mostraban una sonrisa, la sonrisa que ella amaba con toda su alma.

Miró sus mejillas, la barba que tenía..., Y llegó a sus ojos, que en esos momentos, gracias a la luz del sol, mostraban a más no poder el color de estos. Dian se perdió en ellos, de nuevo.

Villamil

Juan Pablo miraba a Dian a detalle, como cuando un niño pequeño mira su mano. Miraba su cabello castaño que le llegaba a los codos, su nariz que le parecía la cosa más tierna del mundo.
Notó que tenía un lunar en la mejilla derecha, nunca se había percatado de su presencia hasta ese momento.

Le encantó, le encantó su lunar. Pensaba que era el toque sorpresa de la más sublime obra de arte.

Subió la mirada a sus ojos, pero no los pudo ver, miraban al suelo. Entonces regresó a su lunar, a sus mejillas, que aunque en ellas o en su rostro no hubiera rastro de pecas, tenía un deseo de poder depositar un dulce beso en ellas.

Un segundo después, Dian ya lo estaba mirando. Si no fuera por el sol sus pupilas estarían dilatadas al mil, al igual que las de él.
La hermosa luz del sol expuso el verdadero color de ojos de Dian.
Eran de un marrón bastante intenso, que a simple vista, parecían negros. Aunque en realidad, ese color de ojos no existe.

D- Jej ¿qué ves?- dijo despertando del "trance".

V- Tu lunar, no lo había visto.

D- ¿De verdad?

V- Jaj en serio. Es que la última vez que...- ("que nos besamos")- que estuve así de cerca de ti estaba oscuro y no lo noté.

D- Jej, cierto.

V- Me gusta- (le encanta).

D- Oww, gracias, a mí... tus ojos me gustan mucho- (los amaba).

V- A mí los tuyos más, señorita.

D- Eso no es cierto.

V- Bueno, cierto, no me gustan: ME ENCANTAN.

D- Dios mío Villamil me vas a hacer llorar jajaja- sus ojos se humedecieron, pero no soltó ninguna lágrima.

V- Nooooo, ven, para que no llores, te quiero mostrar algo más- se levantó y le tendió la mano a Dian para que lo imitara.

La guió al barandal del balcón.

V- Dian... no te puedo dar un una canción o una melodía, mucho menos un cielo con estrellas o este atardecer, lo único que te puedo dar: es este momento, para que lo guardes en tu corazón y siempre lo tengas presente, porque espero que sea tan especial para ti como lo es para mí. Si por mí fuera guardaba este momento en mi cartera para llevarlo siempre conmigo, porque tú estás en él, y así, jamás me separaría de ti.

D- Juan Pablo Villamil... eres la persona más maravillosa de todo el universo.  ¡Claro que este momento es especial para mí!  Y siempre lo tendré en mi mente y en mi corazón... porque yo tampoco quiero alejarme de ti, porque te amo y eres parte vital de mí.

Villamil sintió mariposas.

V- Tú igual eres parte vital de mí, Dian. Por eso: mira.

Juan Pablo señaló el barandal . En él estaba pegado un pequeño papel que tenía escrito dos palabras:

"Tu espíritu".

D- Jej, otra nota.

V- Sí jaj.

D- ¿Mi espíritu?

V- Sí...

D- ¿Por qué..?

Villa tomó aire, estaba nervioso.

V- Porque la única cosa que amo antes que a tus ojos... es tu espíritu. Porque aunque no lo conozca a fondo me enamoré de su superficie, y veo en tus ojos que en sus profundidades es igual de hermosa que tú. Jej, tan sólo con ver cómo me miras... Lo que más quiero es poder conocerte a fondo, conocer tus gustos, lo que odias, si prefieres el frío o el calor, comerte la orilla de la pizza, tus debilidades, tú filosofía... y tus sueños, para estudiar cómo se cumplen y hacerlos realidad; porque quiero verte feliz.

《Me dijiste que querías dejar ir tu pasado, te prometo que lo harás, estaré ahí para apoyarte en todo momento. Pero por favor siempre cuéntame cuando algo malo pase, no quiero que vuelvas a estar sola en una situación así, estoy contigo en esto y siempre será así.
Limpiaré tus lágrimas, ahogaré tus miedos en ellas y las esconderé en un cofre con llave y candado. Yo seré el protector de esa llave, y no dejaré jamás que ese cofre se vuelva a abrir. Te lo prometo.》

D- No sé... qué decirte- sus ojos se volvieron a humedecer.

V- No tienes que decir nada.

D- Villamil es que... no tienes que prometer eso.

V- Ya lo hice, ya no hay vuelta atrás.

D- ¿Y si no lo...

V- ¿Confías en mí?

Dian pensó sus palabras.

D- Para siempre.

V- Bien, ahora: ¿Confías en ti?

Ahora lo pensó más

D- Yo...

Holaaa, volví, ya necesitaba publicar este capítulo :'3.
Queridos amigos, sé que los atardeceres no ocurren a las 6:30  :') pero imaginemos que sí 😂.
Espero les haya gustado :3, dejo todo mi esfuerzo en esto.
Hasta el próximo capítulo ❤️✨.

Cuando La Rosa MueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora