A la mañana siguiente...
Simón
- Oiga, Simón- lo llamaban a la puerta mientras la tocaban.
- Shshsh, es que usted Villaco no entiende que hay gente descansando- ese fue Martín.
- Pero se hace tarde.
- Ah, es verdad...¡Simón, despierte!
A regañadientes abrió los ojos, se puso sus gafas y se levantó a abrir la puerta arrastrando los pies.
Abrió el acceso, donde lo estaban esperando Villa y Martín.
- No dejan dormir a gusto.
- Simón, ya es tardísimo- le dijo Villamil.
- No es verdad.
- ¿Sabe qué hora es, Monchito?- preguntó su hermano menor mientras jugaba con su sudadera.
Simón negó con la cabeza, a lo que Martín sacó su celular y lo prendió para que el Vargas mayor viera la hora.
El de gafas, abrió los ojos sorprendido, quitándose lo que le restaba de sueño de encima.
- ¡¿Las doce?!
Inmediatamente fue a darse una ducha y a cambiarse de ropa.
- No me sorprende, con eso de que llegó a las dos de la madrugada a su habitación- comentó el ojiverde.
- ¿Fue a las dos?- preguntó Vargas desde el baño.
- Sí, ¿pues a dónde fue con L, Monchito?
- Fuimos a la feria. ¿Y cómo sabe usted a qué hora llegamos?
Escuchó reír a Martín.
- Porque Dian me dijo que Anyi le contó que cierta persona de pelo azul tocó a la puerta de su habitación a las dos de la mañana porque había olvidado dentro su tarjeta para entrar.
Ahora fue Simón el que rio.
No tardó mucho en terminar de ducharse y vestirse, en menos de un minuto ya estaban en el elevador de camino a la planta baja del hotel. Tuvieron que entrar por otro acceso a la feria, ya que había ya mucha gente, y varios esperando ya para el concierto.
Al llegar, fueron a los camerinos, y se encontraron con un Juan Pablo bastante relajado ensayando y con Anyara de compañía.
- Perro, ¿y Dian?- preguntó Villa.
- Fue con L a comprar agua- respondió Isaza sin apartar la vista de su instrumento-. No han de tardar.
- Las voy a alcanzar- dijo dando la vuelta hacia la salida.
Pero Simón lo detuvo.
- Primero: no sabe dónde están. Segundo: ¿Vio la fila de fans que está afuera?
- Ay, no hay mucha gente, Moncho. Y lo del lugar se arregla, le preguntaré por mensaje.
- Hazle caso, Villamil. ¿No te acuerdas lo que te dije una vez sobre las fans y sus planes de secuestro con bolsas grandes, cinta y sogas?- dijo una voz femenina detrás de él.
El banjista volteó a ver a Dian y una sonrisa iluminó su rostro. Pasó su brazo por sus hombros mientras ella dejaba en una mesa lo que había ido a comprar junto con Michelle. La apegó a sí, y dejó un beso en su frente. Ella le devolvió la sonrisa.
- ¿Y Michelle?- preguntó Simón.
- ¡Bu!
- ¡Ah!- exclamó el bajista dando un respingo.
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Cuando La Rosa Muera
FanficEl último año no ha sido bueno para Dian, el pasado le pisaba los talones y los recuerdos la alcanzaban en las esquinas. Morat había sido esencial para que no se rindiera, aquella banda la hacía inmensamente feliz. Y... ¿Qué mejor manera de agradece...