Parecía haber sido un eco, una voz de su cabeza la que había preguntado aquello. ¿Es que acaso ya escuchaba voces de sus sueños?
Sus mejillas se tiñeron de rojo, sintiéndose la persona mas afortunada del mundo. Bueno, no se sentía, ¡era la persona más afortunada del mundo! Cómo no serlo, si Simón le acababa de preguntar si quería salir con él.
Con voz titubeante y llena de nervios, dijo casi en un susurro:
- Sí.
Ninguna tormenta duraba para siempre. La lluvia para. Nada es eterno.
Se fundieron en un abrazo, apartando el cruel frío a cualquier otra parte, y sabiendo que ese era el principio de algo especial...
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Dian- ¿Cómo dijiste? ¿Juan Pablo Villamil Cortés?- preguntó Esther, estaba en una llamada con ella, su primera ĺlamada, más bien-, su nombre se me hace conocido...pero bueno, también algo...¿elegante? Jaja, jamás había escuchado el apellido 'Villamil'.
- Jaja sí, así se llama. Y tampoco se me hace muy extraño que se te haga conocido.
- ¿Cómo dijiste que le dicen?
- 'Villa', jajaja por ese mismo apellido. Me gusta su nombre.
- Jajaja qué no te va a gustar de él, llevas 10 minutos hablando de Juan Pablo.
Automáticamente Dian se ruborizó.
- ¡Porque me pediste que te hablara de él!
- Bueno, es verdad jaja. Por lo que me dices, realmente tienes suerte de tenerlo.
- Sí, mucha.
Dian prendió la pantalla de su celular para ver su fondo: la primera foto que ella y Villa se tomaron.
- Trajo puras cosas buenas a mi vida, me da las mejores alegrías. Me salvó de más de mil tormentas. Pareciera que cayó del cielo, se ha vuelto como mi ángel.
- Awwww ¿dónde se consigue a uno de esos? Porque lo necesito.
- Jaja, aunque no es necesario para la felicidad, recuerda eso. Pero aun así, te aseguro que llegará alguien, te lo prometo. Porque si algo más me dejó claro Juan Pablo, es que siempre llega algo mejor- al decir eso último, su voz logró cambiar de tono notoriamente.
- Eso espero. ¿Y por qué ese tono de voz?
- Jaj, nada, me acordé de algo.
En ese poco tiempo que llevaba conociendo a Esther, le había llegado a tener mucha confianza, si no, no estaría en llamada con ella. Pero no sabía si debía contarle su pasado...
- ¿De qué? Sabes que puedes confiar en mí, Dian.
Y lo sabía, y lo hacía, confiaba en ella.
Y se arriesgó.
Y empezó.
Tomó aire, y habló:
- Se llamaba César...
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Anyara
Isaza estaba en México, y aunque la comunicación con él no hubiera desaparecido como la otra vez, sí se habían distanciado un tanto. Necesitaba verlo, pasar tiempo con él, pronto la banda se iría a España. Era su mejor amigo, y no quería perderlo.
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Cuando La Rosa Muera
Hayran KurguEl último año no ha sido bueno para Dian, el pasado le pisaba los talones y los recuerdos la alcanzaban en las esquinas. Morat había sido esencial para que no se rindiera, aquella banda la hacía inmensamente feliz. Y... ¿Qué mejor manera de agradece...