Capítulo 5: Abrazo

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Cuando Dian abrazó a Villa, sintió que toda esa discusión que tuvo con sus amigas minutos antes, estaba olvidada. Que su corazón daba un respiro, y su alma volaba, que su pasado estaba desapareciendo como el polvo con el viento. Sus preocupaciones, temores e inseguridades, todo, se iba. Sentía que todo estaba bien.

En su cabeza sentía la barbilla de Villa, podía oler su colonia y sentir el calor que él emanaba.

Él creyó que ese sería un simple abrazo, como con cualquier otra fan, pero no. Se sorprendió a él mismo cerrando los ojos y sonriendo. Sentía en su pecho la respiración de esa chica. La volteó a ver y, al parecer, también había cerrado los ojos y tenía una sonrisa en los labios.

Nunca supieron cuánto tiempo duró ese abrazo, si segundos o minutos. A ellos les pareció un instante y una eternidad al mismo tiempo.

La única razón por la que se terminó ese abrazo es que ambos tenían miedo de que el otro se separara primero.

V- Y, bueno ¿tienes cómo llegar a tu casa?

D- Emm sí, no te preocupes. Espero que mis amigas estén afuera, tomaremos un taxi. Y si no están ahí de todas formas lo haré.

V- No creo que sea muy seguro, y más a estas horas. Permíteme llevarlas, o en otra situación, llevarte.

D- Muchísimas gracias de verdad, pero siento que estoy abusando.

V- Para nada, no te preocupes. Y si no quieres que te lleve, déjame acompañarte.

D- Mmm, no sé si sea buena idea.

V- Entonces... ¿acompañarte afuera?

D- Jajaja ¿con todas esas fans afuera con planes de secuestro? No lo creo, dime, ¿qué tanto te valoras?

V- Jaja no creo que sigan afuera.

D- Uuhh, créeme, lo están- dramatizó en broma-. Y con bolsas grandes, cinta y sogas.

V- ¿En serio tanto así?

D- Sip, así de mal las traes.

V- Carajo- maldijo rascando su nuca.

Dian rio, y él, se ruborizó. ¿Qué le pasaba con esa chica?

V- ¿Ahora por qué tanta risa? - dijo sonriendo.

D- Jaja no lo sé, pero no te asustes, es algo normal.

V- Jajaj ya lo noté. Entonces ¿sí me dejas ir?

Dian nunca había visto a alguien con ese don de convencimiento, o tal vez sólo funcionaba con ella. Pero ella también tenía un don: fuerza de voluntad. Por más que le gustaba esa idea, sentía que abusaba.

D- Jaja no, Juan Pablo, de verdad muchas gracias, pero es peligroso.

V- Lo sééé, por eso te quiero acompañar.

Y tampoco había visto a alguien que tuviera el don de ser maravillosamente tierno.

D- Jaja pero para mí no. A mí no me están esperando con una camioneta con las ventanas pintadas.

V- Mmm- decepcionado, al parecer sus pucheros y su don siempre daban frutos con quien quería pero esta vez no -, entonces al menos me gustaría saber cuando llegues. Me mandas mensaje, por Instagram obviamente.

D- ¿Quieres que te mande mensaje? - se sorprendió bastante.

V- Sí, no creo que sea muy difícil diferenciar un mensaje de "ya llegué" con uno de "papasito hazme diez hijos".

D- Jajajaja de eso estoy segura.

Silencio corto mientras los dos se miraban...

D- Bueno, Juan Pablo Villamil, creo que ya me tengo que ir - dijo tristemente -, gracias por todo.

V- ¿Por todo?

D- Por salvarme de mil tormentas.

Villa sintió de nuevo esas mariposas, y sonrió.

D- Bueno, tú y los chicos, claro.

Y ahora sintió como si una cubeta de agua matará a todas esas mariposas. Por alguna extraña razón, él quería que sólo se refiriera a él, no a nadie más. Sólo a él.

V- Claro, por supuesto, muchas gracias de nuevo.

D- No hay de qué, jaj me encantó conocerte -dijo sonriendo.

V- Jeje a mí también, ojalá y te vuelva a ver. No se te olvide el mensaje, eh.

D- Jajaja claro que no, Villamil- lo siguiente le borró la sonrisa e hizo un ademán de despedida-. Bueno, adiós.

V- ¿Y no te vas a despedir?

Dian sintió una corriente atravesar su espalda.

D- Jaja obviamente.

Y lo abrazó. Pero esta vez fue rápido, de pocos segundos. Ella misma se culpó por no hacer que durara más.

D- Hasta pronto, Villa.

V- Hasta pronto, Dian.

Mientras Dian se alejaba de ese escenario para llegar a la salida, sintió como si estuviera entrando por una puerta, una puerta que llamaba a su miedo, a su culpa, a su pasado: la puerta hacia la realidad.

Cuando La Rosa MueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora