Cuando La Rosa Muera

"Navidad Surreal" - Parte I

Dian

Seguía dormida, o bueno, eso quería hacer, ya que los sonidos del exterior aminoraban el ambiente para dormir; aunque de igual manera, ya debía de abrir los ojos, su reloj biológico se lo indicaba.

- Buenos días, princesa, feliz Navidad- le susurró la voz que tanto amaba al oído.

Ahí sí que se quiso levantar.

No le importó perderse mas tiempo de sueño. Abrió los ojos y volteó a ver a Villamil.

- Creí que los regalos debían de estar debajo del árbol.

- Es que yo vengo de 'entregas directo a la cama', señorita- dijo guiñando el ojo pícaramente.

- JA, ya lo noté. ¿Cómo logras despertar tan temprano?

- Fácil: No estabas a mi lado y no quería pasar más tiempo solo.

Dian lo miró con escepticismo pero con una sonrisa y las mejillas enrojecidas.

- ¿Acaso tienes una libreta donde creas y escribes tus frases cursis?- preguntó levantando una ceja.

- No, pero es una gran idea que empezaré a tomar en práctica- dijo haciendo un ademán con su dedo índice apuntando hacia arriba.

Y dejó un beso en su mejilla.

Villamil

Ya que estaban en casa de sus padres, Dian claramente debía quedarse en la habitación para huespedes, cosa que él odiaba con todo su ser por no tenerla cerca. Ni siquiera para Navidad podía, así que le pareció una buena idea irla a despertar.

Desde hace unos días la notaba distraída, su comportamiento con él no había cambiado, pero lucía con una pizca de preocupación, y eso, a él, le preocupaba.

No quería tocar el tema, tal vez exageraba; ella no mostraba señales de que fuera algo demasiado grave, sabía que se lo contaría si así fuera.

Ambos se cambiaron, y, como era Navidad, desayunaron con la familia de la casa antes de salir a comprar unas cosas para la cena de hoy.
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- Villa- lo llamó mientras iban de camino en el auto.

- Mande.

- Hace un año ¿te imaginaste que pasarías Navidad así?

- ¿Comprando comida junto con la persona más maravillosa que pudo existir? No.

Se miraron a los ojos con ternura, pero el chico evadió la mirada de Dian por un momento de debilidad a sus ojos.

- ¿Esa sí la escribiste en una libreta?- preguntó con una sonrisa.

Villa metió su mano en el bolsillo de su pantalón y...

- Sí- mostró una libreta de bolsillo lo suficientemente delgada para que pasara desapercibida, mientras soltaba una carcajada.

Dian le siguió la risa para instantes después dejar un beso largo en sus labios. Volvieron las nunca monótonas mariposas en el estómago.

- Eres el regalo de Navidad anticipado más bonito que me ha llegado...

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Mientras iban en el auto, de regreso, y después de ese bello episodio de besos y risas, Villa no lo pudo resistir más hacer esa pregunta; pues aunque viera a Dian reír, esa mirada distraída volvía a su rostro a callar cualquier rastro de alegría que hubiera viajado por él...