— ¿Qué? ¿Estás segura?— fue lo que el chico respondió.
— Segura.
— Está bien, voy allá. No te vayas de ahí— Villa contuvo la risa al decir la última frase.
— Siempre quisiste decir eso ¿no?— ella también aguantó la risa.
— Sí, lo siento, ahora voy.
Juan Pablo guardó su celular y en trote fue hacia donde estaba Dian. Sí, la puerta estaba cerrada, pero no sabía si se encontraba atascada como ella le había dicho.
— Dian, ya estoy aquí. La voy a empujar, así que apártate.
La chica obedeció y dio un paso atrás esperando a que Villamil lograra abrir el acceso.
El ojiverde empujó esa puerta con todas sus fuerzas, pero no se movía nada; y si estaba atascada, ya debía de haberse abierto. Algo no estaba bien.
— Ojos hermosos, la puerta no está atascada, tiene seguro— le informó, y Dian se preocupó—. ¿No estuvo alguien aquí?
— Sí, pero no creo que le haya puesto seguro.
— ¿Cómo era?— preguntó mientras intentaba mover la manija.
— Tenía el pelo rubio, es todo lo que vi.
— Bien, creo que sí la vi salir, y lo resumimos a todas las rubias que estén el el parque... ¿mal momento para bromear?
— Empezaste a hacerlo cuando dijiste que no me fuera de aquí, así que no hay problema ya.
— Jajaja perdón. Mira, ya sé, iré buscar a alguien que trabaje aquí para que abra la puerta.
— Bien pensado, Woody. Pero... espera, ¿qué hora es?
— Temprano, creo... — elevó su mano cerca de su rostro para ver mejor su reloj y la posición de las manecillas de éste. Su alma cayó por los suelos— ¡Las dos! Debemos de estar con los chicos a las tres.
Dian bufó por su error.
— Una hora es lo que nos tardaremos en llegar por las celebraciones.
— Sí, y ¿sabes qué? No creo que dé tiempo de ir a buscar a alguien.
— Vale, suerte en el concierto.
— ¿Qué? Jaja sabes que no te voy a dejar. Mejor yo intento abrir la puerta— sugirió el chico.
— ¿Pero cómo?
— ¿Comprobamos la calidad de las puertas de los baños? Hazte a un lado.
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Michelle
Decidieron que comer sería buena opción, pero no podían ya salir de las carpas que tenían como camerinos porque debían de quedarse a ensayar. Había una mesa con comida, así que pensaron en que sería buena idea tomar un poco.
Amó cada momento que la pasaban juntos, en especial con Simón. De hecho, ese día, el chico de gafas se comportaba de una manera extraña, como si se escondiera algo en sus espaldas. Fuera de esos momentos de distracción que presentaba, todo era normal, o lo más normal que se podía en su caso.
Aunque Simón no era el único extraño. ¿Qué onda con Anyara y Martín? Se traían algo sin dudas, y no era la única que lo notaba. Lo que pasa es que eran discretos y nadie les decía nada, por más raro que suene, porque aquí bromeaban de todo.
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Cuando La Rosa Muera
FanfictionEl último año no ha sido bueno para Dian, el pasado le pisaba los talones y los recuerdos la alcanzaban en las esquinas. Morat había sido esencial para que no se rindiera, aquella banda la hacía inmensamente feliz. Y... ¿Qué mejor manera de agradece...