COMO FUÉ EN UN PRINCIPIO...

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Ya pasada aquella pesadilla que tituló "Guerra Civil", el terror secreto de sus crisis había dejado de serlo tanto...alguien más que Rhodes y Pepper se había presentado en su auxilio. Alguien que con una paciencia y dedicación era digno de merecer de sobra un lugar privilegiado en la vida de Tony.

Alguien que lo escuchaba y calmaba sus lágrimas, que con sus constante parloteo lo arrancaba de su apatía... el jovencito de 15 años que había reclutado para pelear contra ese traidor que se marchó haciendo añicos su vida.

El bálsamo del añejo whisky había perdido poco a poco su efectividad...hasta la salida aturdidora de las pastillas comenzó a ser menos frecuentada por el millonario.

Sus famosas maratones de sexo desenfrenado de antaño, eran cada vez más esporádicas ya que sólo conseguían robarle el casi escaso calor que aún conservaba, vaciándolo aún más.

Parecía que la soledad hecha carne, hecha hueso...hecha latido de un corazón destrozado por esa traición desgarradora era todo lo que al gran Tony Stark le quedaba... Eso, una carta y un teléfono casi obsoleto que había dejado en su caja fuerte.

Pero esta no era otra de sus crisis...esta era la definitiva. Su prodigiosa mente se lo aseguraba, haciéndose paso entre sus pensamientos, la depresión lo consumía ensañándose especialmente con su atormentado espíritu por las noches...en su cama vacía.

Lo único que había logrado devolverle un ápice de serenidad era haber acogido a un brillante Peter Parker como su pupilo, nada más y nada menos que el arácnido de Queens...serenidad que se veía quebrada cuando continuamente el chico desobedecía las normas que él le imponía en nombre de su seguridad mientras se convertía en el mejor héroe que pudiera imaginar.

Definitivamente ese adolescente que parecía tan torpe y verborrágico, le contagiaba sus ganas de vivir sin que se lo estuviera proponiendo...o no. Como fuere, se había convertido en un aliado a la hora de enfrentar esos ataques de pánico que lo aquejaban sin remedio.

El éxtasis sin embargo, no podía hacerse a la idea de perder al gran Stark, tenía una carta en la manga que lo empujaría a estrellarse contra sus débiles límites con una fuerza arrolladora...

La vida misma se empeñaba en devolverle, valla a saber por cual misterio cósmico, una vitalidad que estaba perdida...en la forma de un casi niño creado para ser devorado sin piedad por las fauces de un lobo en decadencia.

Peter acarreaba un pasado muy duro de pérdidas, de ataques de ansiedad, de insomio... y por eso entendía mejor que nadie a Tony, su madurez no coincidía para nada con la idea que se tienen general de alguien de su edad ...ambos estaban irremediablemente dañados, eran un terreno fértil para crear lazos indestructibles.

Tenía que ser una jodida broma del destino, que además de que Peter fuera dueño de un intelecto que había impresionado al gran Stark y sus títulos repetidos hasta el hartazgo, contara con los superpoderes que lo habían colocado en el camino de Iron Man...esto le había otorgado el acceso a la privacidad de su taller, allí donde se permitía abandonar su depresión para dejar fluir las maravillas que creaba en su mente.

Ambos pasaban tardes enteras en ese lugar tan célebre como desconocido para el resto del mundo.

Lo tenía todo para ser considerado por el lado que se lo mirara, ideal para complementar la atormentada existencia del genio.

Importaba que fuera varón? En lo absoluto, Tony desde siempre había disfrutado de los placeres que los dos géneros le ofrecían...

Y Peter era la comunión perfecta de esos dos géneros...poseía una piel tersa, inmaculada, que parecía ser inigualable...

PECADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora