Tsunade III

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La niña se hace intangible con el jutsu de invisibilidad que aprendió de su padre cuando la llevó al monte de los sapos.

En unas horas, su mamá y el sujeto, salieron del hotel, al parecer muy felices y contentos, ella ya sabía que su madre le había sido infiel a su padre, y no una sino dos veces, y se decide a no perdonarla ni llamarla madre, siente que ella no merece eso, ha sido muy injusta con su padre.

Raynade se va a casa con el corazón aún más roto y decide contarle a su padre cuando vuelva, no se la va a pasar a su mamá. La niña llega a casa, sube a su habitación, corre a la ventana, la cierra, y se recuesta en su cama mirando hacia el techo, sus lagrimas comienzan a caer de sus ojos, aún no entiende porque su madre ha hecho lo que hizo, después de que la escuchó jurarle amor eterno en su último aniversario.

Puedo entrar, dice Tsunade desde afuera de la puerta; Raynade no coloca atención, se gira mirando hacia la ventana, se tapa con las cobijas y cierra los ojos, pero sus mejillas siguen húmedas por su llanto.

Tsunade entra a la habitación abriendo la puerta, llega sonrojada, y con su vestido medio abierto, le va a dar el beso de buenas noches a su hija en la mejilla derecha, sintiendo como está húmeda por su llanto; mi reina, que te pasa, porque lloras, dice Tsunade, como sino supiera que ha tratado mal a su hija y fallándole a su amado esposo. Raynade intenta no llorar, pero sus lagrimas siguen cayendo y Tsunade lo nota, la abraza, pero recibe algo muy doloroso de parte de su hija, pero bien merecido que lo tiene; aléjate, si te amas a ti misma, si te tienes respeto a ti misma, aléjate de mí, no te me acerques; dice la niña con voz seria y un poco entre cortada; Raynade, que te he hecho para que me hables así, porque eres tan injusta, ya te dije que mi vida es mi vida, y nadie se mete en ella; dice Tsunade; ya me di cuenta que papá y yo, jamás te hemos importado, dice Raynade sin mirar a Tsunade; de que hablas, no digas más eso, yo los amo demasiado, quien te dijo que no los amo, dice Tsunade levantándose de la cama y alzando la voz; y todavía dices algo como eso, si nos amaras no harías lo que haz hecho, pero te digo algo, cuando papá vuelva, le voy a decir lo que haz hecho, se lo diré, el no merece vivir con una cualquiera, que se ha acostado con otros solo porque su esposo no está en casa, una mujer de bien no hace eso, si siempre quisiste una vida libre y sin preocupaciones, dónde pudieras acostarte con cualquiera, hubiera sido mejor que nunca te hubieras casado, y menos haber tenido una hija, dice Raynade enojada, gritando y mirando a su mamá; Tsunade se queda atónita por lo que hecho su hija, y la agarra de los hombros diciéndole enojada; mira niña, si tu le llegas a decir a tu padre lo que ha pasado aquí, jamás me volverás a ver, lo juro; la suelta, y sale enojada de la habitación; la pequeña queda triste y llorando, se recuesta sobre su cama, no sin antes gritarle; "me da igual sino me vuelves a hablar, no quiero hablar contigo nunca más"; Tsunade escucha esto de su hija, y se pone a llorar, va a su habitación, se recuesta en su cama, pensando en lo que hará el otro día, sabe el mal trato a su hija es injusto.

Al otro día, llama a su hija para desayunar, y para su sorpresa esta no responde, ella está en el jardín, practicando posiciones de jutsus, Tsunade la ve por la ventana de la cocina, ella le grita para llamarla, pero su hija la ignora y no le responde; ella baja para llamarla más de cerca, pero ni eso funciona, pues su hija la sigue ignorando; Raynade, que no me oyes, dije que a desayunar, dice Tsunade; la niña detiene su entrenamiento, pasa por el lado de su mamá y entra a la casa, ignorando totalmente Tsunade.

En la mesa del comedor, ambas desayunan, Raynade ignora a su mamá totalmente, mirando hacia las paredes, mirando el suelo, la comida, la ventana, todo; oye hija, porque no hablas, en el desayuno eres muy habladora, y hoy no haz mencionado ni una palabra; Raynade alza la ceja derecha sin mirar a su madre, como en señal de que tonta, se hace la inocente después de lo que pasó la noche anterior.

Oye Raynade, te debo ser honesta, eres mi hija, se que te molesta que le haya sido infiel a tu padre, pero sabes que yo lo amo demasiado, que no amo a otro hombre más que a él, pero que he tenido relaciones en otras ocasiones con otro hombre a parte del de ayer, pero son sin compromiso, jamás viviría con ellos, es solo que necesitaba cariño y calor que hace mucho no tengo; oye, no pierdas el tiempo dándome tus explicaciones, le voy a contar a papá, y nada va a hacer cambiar mi idea; y diciendo esto, agarra sus libros que estaban sobre la mesa del comedor, brinca por la ventana de la sala, y corre fuera de su casa a la academia.

Tsunade se da cuenta que su hija para ser una niña de ocho años, es muy madura y muy inteligente, sin duda, no parecía una niña, y que de algo es obvio, ella es explosiva como Tsunade, y no dudará en decirle a su papá la verdad.

Después de la Academia, Raynade pasa por la oficina Hokage, y escucha que Kakashi lee en voz alta un pergamino de información de ninjas en misiones, dónde dice que Jiraiya volverá en una semana y media; Raynade se pone feliz pero al mismo tiempo nostálgica, pues le va a decir a su padre lo que ha hecho su madre en este tiempo que su padre a estado ausente; si le dices a tu padre lo que he hecho, me va a odiar, jamás va a volver a quererme, me tendrá asco; dice Tsunade a espaldas de su hija, su cara se ve triste y solitaria; tu crees que el no te va a perdonar, el te ama, y nunca te ha fallado, yo creo en él, tanto, que daría mi vida para demostrar su honradez y honestidad, dice Raynade con lagrimas en sus ojos, pasando por el lado de su madre, y alejandose de ella.

Tsunade corre por los pasillos de la torre del Hokage hasta alcanzar a su hija, le toca el hombro y la mira a los ojos; escucha, se que le fallé a tu padre, se que le he sido infiel, y me siento sucia, me hiciste reflexionar por lo que ha pasado, solamente le he sido infiel tres veces, en estos cuatro meses que el no ha estado, no volveré hacerlo, lo prometo; dice Tsunade mirando a su hija; no es a mí a quien debes prometer, es a él, pero después de que el se entere, tal vez te perdone, pero es obvio que ya no le va a tener confianza; dice Raynade, caminando lejos de su madre; espera, escúchame, no seas así, por favor no le digas a tu padre lo que he hecho, ocultemos esto entre nosotras, dice Tsunade agarrando el hombro de su hija; mamá, por favor, solo hay una manera para que oculte esto, dice Raynade; que cosa, te prometo que haré lo que digas; dice Tsunade; prométeme que no volverás a ver a ningún otro hombre, mejor dicho, no le seas infiel a mi padre, nunca más; dice Raynade; lo prometo, y diciendo esto, Tsunade se devuelve a la oficina del Hokage para hablar con Shizune, pero es obvio que ella ya no le tiene confianza a su mamá.

Un corazón sin heridas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora