Un corazón sin heridas del pasado

Raynade II

Jiraiya camina por las calles, llorando, en definitiva la infidelidad le duele, pero aún más le duele, que su esposa haya golpeado a su hija por dejarse llevar de sus impulsos.

Jiraiya va al bar y pide en la barra una limonda bien cargada.

Buenas noches señor, se ve muy serio, usted no es así comúnmente, dice el bartender.

Si, estoy serio, y no feliz, a veces pasa, dice Jiraiya bebiendo un sorbo de limonada.

En casa, Tsunade llora aún estando dormida, llamando en sus sueños a su esposo, Jiraiya, la conciencia la lástima hasta en sus sueños, lo que ha hecho no tiene perdón.

Jiraiya termina la limonda, paga y se va, camina por las calles, pensando, en lo que hará, parece que si va a tomar las misiones que le ordenen, quiere darle tiempo a Tsunade para que se perdone y reflexione lo que ha hecho.

Jiraiya realmente no está tranquilo, está cayendo en amargura, decide ir entonces a la Montaña Myoboku, para pensar mejor y entrenar a nivel mental.

Al llegar, los sapos lo reciben con mucho cariño, se siente como de verdad es segundo hogar.

Al otro día, Tsunade despierta, los rayos de sol caen sobre su rostro, fue una noche amarga y triste, no tiene ganas de hacer nada, de siente sola, abandonada, culpable. Va a la cocina y preparara el desayuno.

Raynade, a desayunar, dice Tsunade.

Ya voy mamá, dice Raynade.

La niña baja, preparada para desayunar, con su banda ninja en la cabeza, bien cepillado su cabello, muy bella.

Te ves hermosa hija, dice Tsunade sentándose en la silla.

Gracias mamá, dice Raynade sentándose en la otra silla del comedor.

Después de desayunar, ambas se despiden, pero se nota que Raynade también toma distancia con su mamá, porque a parte de la cachetada, está enojada de que su mamá le haya sido infiel a su padre.

Tsunade apoya los codos sobre la mesa y entrelaza los dedos de las manos, su hija prueba que Jiraiya tiene razón, haberla golpeado sin razón, no es más que una cobardía sin justifica, una que ella misma no puede perdonar