A paso de carreta

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Tsunade quita el vendaje que le hizo a Jiraiya y comienza a extraer el veneno, por lo menos un 25% para alargar el tiempo de los efectos terciarios del veneno.
A Jiraiya le duele la cabeza, y está sudando mucho en la frente. Con la mano derecha extrae el veneno y con la izquierda cierra la herida, lo cual es complicado porque tiene que dividir su cerebro para ambas cosas y concentrarse en ambas al mismo tiempo, hace mucho no hace este tipo de tratamientos porque hace veinte años no tenía pacientes con envenenamiento.
Jiraiya mira los ojos de Tsunade, su bello rostro, lo tranquiliza y se relaja, pero el dolor es intenso.

El procedimiento dura dependiendo de que tan relajado tenga el cuerpo la persona con veneno en su herida, después de extraer el 25% del veneno, Tsunade le cierra la herida un poco pero no del todo, pues si la cierra toda sin sacar la totalidad del veneno las consecuencias de envenenamiento de la sangre son instantáneas.

Tsunade le da a Jiraiya una pastilla de alimento para que reserve su energía y no se altere su sistema digestivo ni nervioso.

Tsunade le seca la frente y se sienta a su lado abrazando el brazo derecho de Jiraiya.

.- tenemos que seguir caminando, aunque hemos caminado toda la noche, ya deben ser como las 12:00, el país del viento está a 10 km de aquí, dice Jiraiya con la voz cansada.

.- tienes razón, pero tengo miedo que en el camino pase algo y se abra la herida, dice Tsunade preocupada.

.- Pero igual tenemos que seguir caminando, no perdamos el tiempo dice Jiraiya

Ambos sanin siguen su camino, Tsunade le pide a Jiraiya que procure no hablar para que no le de dolor en el bazo y se ahogue un poco.
Caminan por 45 minutos, casi en silencio por petición de Tsunade a Jiraiya, pero para el es díficil no hablar y más cuando está cerca de su esposa, la mujer que ha amado toda su vida.

Tsunade ve que a lo lejos viene hacia ellos una carreta que es tirada por un par de caballos, Tsunade se asusta porque cree que los van a atracar y se lanza con Jiraiya hacia los matorrales de los lados saliendo del sendero.

Jiraiya hace una mezcla de dolor por el golpe de la tumbada, Tsunade se coloca de lado derecho y lo cubre con su brazo para protegerlo, cualquier cosa que pase ella peleará para proteger a su tesoro.

.- No creo que nos haya visto, dice Jiraiya con los ojos cerrados y adolorido.

.- shhh silencio mi amor, no hagas ruido, nos pueden descubrir, dice Tsunade.


.- No te escondas, te vi, o más bien dicho, los vi, son dos, no sean tímidos, no les voy a hacer nada, dice el hombre de la carreta que frena los caballos.

Tsunade saca del bolsillo de su pantalón un kunai y lo impregna de su chakra.

El hombre aparece sin previo aviso entre los matorrales donde están Jiraiya y Tsunade ocultos, pero ella reacciona a que de pronto es peligroso y le lanza una patada que le rompe la nariz al hombre, el cae al suelo cubriéndose la nariz.

.- quedate aquí, voy a ver qué quiere ese hombre, dice Tsunade a Jiraiya.

La rubia sale de un brinco de los arbustos y encara al hombre colocando su rodilla sobre el pecho de él.
.- Que quieres, dime qué quieres, dice Tsunade con una mirada amenazante.

.- está loca, solo quiero ayudarles, los vi caminando desde lejos y vengo a ofrecerles mi carreta para que se movilicen más rápido.

Tsunade quita su pierna del pecho del hombre y le ayuda a levantarse, le quita la sangre de la nariz.
.- lamento mi brusquedad, pero estoy muy preocupada, mi esposo necesita ayuda, no tengo el instrumental médico ni vendas ni nada para salvarlo, el país del viento está lejos aún y no sé si lleguemos para el amanecer, dice Tsunade preocupada.

.- oiga, el país del viento está a 8 Km de aquí, yo los puedo acercar incluso decirles a los porteros que los dejen entrar, soy del país del viento, dice el hombre.

.- muchas gracias, dice Tsunade con un rostro feliz, le da la mano en señal de agradecimiento y saludo.

Tsunade entra a los matorrales.
.- Mi vida, ya tenemos quién nos lleve al país del viento, llegaremos más rápido, dice Tsunade alegre.

.- que bien, porque ya no quiero caminar, siento calambres en el pie derecho, dice Jiraiya esbozando una risa.

.- ya se lo que es, es un efecto del veneno, pero no te preocupes, en la carreta hay espacio para que vayas recostado, vamos, te ayudo a levantar, dice Tsunade.

El sanin se coloca de pie con ayuda de su esposa sanin, lo lleva hasta la carreta y lo ayuda a subir para que se acomode y descanse un poco.

Tsunade se sienta al lado de Jiraiya pero viendo hacia el frente, el cierra los ojos y descansa un poco.

El hombre dueño de la carreta la hace andar a paso medio, eso les ahorra 10 minutos o menos por kilómetro, y faltan ocho kilómetros, estarán por llegar al país del viento en menos de una hora y media.

El hombre dueño de la carreta ve a Tsunade bella y hermosa, en su mente piensa cosas obscenas, a pesar de saber que la mujer le lleva como 25 años.

.- oiga señora, sabía que para el amor no hay edad, dice el hombre.

.- eso lo dices porque no haz madurado, todos los jóvenes dicen eso, que para el amor no hay edad, pero cuando llegues a mi edad o por lo menos tengas 23 años, sabrás que las cosas no son tan simples y andariegas como crees, dice Tsunade firmemente.

.- está bien, ya, solo lo decía, pero se equivoca si cree que soy un niño, tengo 20 años, no soy un niño, dice el joven.

.- por eso mismo, eres muy joven, no haz madurado, decir que te gustan las mujeres mayores y que el amor no tiene edad no es más que una inmadurez, y ya BASTA SI, no estoy de humor como para discutir, dice Tsunade seria.

.- ya calmese, era solo una pregunta.

.- parece que le gustas, dice Jiraiya con los ojos cerrados y en voz baja.

Tsunade frunce el ceño y se acerca más a Jiraiya.
.- los jóvenes son inmaduros, y a decir verdad nunca me ha gustado un hombre menor que yo, es como si me pusieras con Kakashi, o peor aún, Naruto, como que no tiene sentido, dice Tsunade seria.

.- bueno eso sí, lo que sea de cada quién, los jóvenes son muy inmaduros y creen tener la razón, sobre todo creen que en el amor todo es muy fácil, pero solo lo ven de manera superficial, dice Jiraiya con los ojos abiertos y mirando a su esposa.

La carreta sigue su paso por el sendero, pero para colmo empieza a llover.

Un corazón sin heridas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora