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Becks escuchó el timbre de su casa sonar, y no pudo evitar sonreír un poco. Su visita había llegado.

Abrió la puerta y lo primero que vio fue a un chico pelinegro mirando hacia todos lados con un aspecto curioso, se notaba que era su primera vez estando por esos alrededores.

—Deja de inspeccionar mi barrio. Los vecinos pensarán que quieres robar algo. —Evan, quien por fin se dignó a observar a la chica, abrió la boca luciendo sumamente ofendido. Luego, sonrió hacia ella de manera cínica. Al parecer había encontrado algo con qué responder ingeniosamente.

—Cada persona habla por sus propias costumbres, ¿lo sabías?. Que feo que hagas eso cada vez que visitas un lugar nuevo, Parker. Ahora recordaré que bajo ninguna circunstancia debo invitarte a mi casa. —Esta vez fue el turno de Becks de sentirse ofendida. Al final, optó por guardar silencio mientras hacía un puchero. Evan nunca se quedaba sin argumentos al momento de molestarla.

—Pasa. — fue lo único que pudo pronunciar. Se hizo a un lado dándole a entender a Evan que podía pasar a su hogar. El chico dudó un poco antes de hacerlo. Por alguna razón, se sintió avergonzado, y terminó por hacer una reverencia algo exagerada antes de por fin poner un pie dentro de la casa.

—Con permiso. —susurró mientras entraba lentamente a la vivienda.

Becks casi quiso tomar una foto de la escena para luego reírse en su cara.

—¡Ay, por favor! No puedo creer que seas tan tímido y modesto solo para entrar a mi casa. Definitivamente esto es algo que no olvidaré nunca. —Evan rodó los ojos, dejando la timidez de lado.

—El hecho de que tú seas una maleducada, no significa que todo el mundo lo sea. No me eches la culpa de tus actos. —Becks soltó un ¡oye! a lo que a Evan solo pudo reír un poco.

Ahora que los nervios pasaron, Evan por fin pudo echar un vistazo al lugar que estaba visitando. Era una casa moderna y sumamente grande con un ambiente muy agradable. Le gustó casi de inmediato.

—Tienes una casa bonita. —dijo el pelinegro, aún si en su mente pensaba que la palabra "bonita" no se comparaba a tremenda mansión que ahora mismo estaba pisando.

—No te lleves nada. —bromeó ella. El chico, por su parte, solo pudo mirarla y alzar una ceja mientras pensaba en qué responder.

—Tienes un trauma con los ladrones, ¿verdad? —Becks parpadeó, para luego negar con la cabeza. Si embargo, vaciló un poco antes decidir contar una pequeña anécdota.

—Cuando era pequeña, traje a una amiga, y la muy loca se robó el pescado que tenía como mascota, ¡mi preciado pescado! ¡Ella pudo coger algo de valor, pero decidió robarse a mi mascota! ¡Estuve llorando por una semana a causa de eso! —la rubia sonrió. —Recuerdo que papá quería comprarme un pescado nuevo, pero mamá quería ir a casa de mi amiga para pedirle que me lo regresara. Aún me acuerdo de la escena, fue muy divertida ahora que lo veo más claramente. Papá la tenía de la cintura para evitar que escapara. Mamá solo intentaba soltarse mientras decía "¡Suéltame, Drew Parker! ¡Esa mocosa aprenderá a no meterse con mi bebé!" Y papá solo respondía "¡Pero West, es solo una niña! No puedes ir a hacerle la guerra a una niña!". Ahora que lo pienso, nunca entenderé por qué a veces la llama por el apellido. Ellos son tan raros y tan tiernos.

Becks permaneció en silencio por unos segundos, y luego notó que Evan se encontraba de igual manera. Se puso a meditar un poco en sus palabras anteriores y negó rápidamente con la cabeza al pensar que el chico podría haberse sentido incómodo con esta historia, tal vez pensando que ella en el fondo creía que él iba a robarse algo.

Conversaciones Con La Rarita Del Curso [DEL #2] (CANCELADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora