51

9.4K 1K 1K
                                    

—Vaya, el destino realmente quiere vernos juntos.

Annie parpadeó al escuchar una voz conocida cerca de ella. Volteó su mirada, y lo primero que notó fue a Adam mirándola con una sonrisa de oreja a oreja.

Ella no pudo evitar sonreír también.

—Voy a comenzar a creer que me acosas. —El joven abrió su boca simulando estar ofendido, para luego realizar una mueca mal fingida.

—El que debería sentirse acosado soy yo. —la muchacha rió abiertamente, y se levantó del asiento en el que anteriormente estaba. Ahora se encontraba frente a frente con él.

—¿Y por qué debería acosarte? —preguntó Annie con algo de humor. Adam le dedicó un guiño para después agachar la cabeza luciendo algo avergonzado. Adam era lanzado en muchas ocasiones, mas algo de timidez siempre se instalaba dentro de él cuando se trataba de Annie.

Él suponía que eso ocurría debido a que Annie era una chica diferente a las que anteriormente había conocido.

—No lo sé, tú dime. —Adam sintió una alegría inmensa cuando notó que la pelinegra rió por su broma.

—Estás loco. —declaró ella.

La verdad es que Adam y Annie ya habían tenido algunas salidas en donde habían aprendido algunas cosas del contrario. Se habían llevado sumamente bien, y cada vez que una salida ocurría, no podía esperar esperar a la siguiente.

El muchacho se dio cuenta de que ella realmente era una buena amiga, y que inesperadamente, ambos compartían cosas en común. Era reconfortante en cierto modo.

—¿Y qué haces aquí? —preguntó al verla en una zona poco transitada. Se preocupó. Era algo peligroso.

La joven miró a una tienda que había cerca, y parpadeó un poco.

—Estoy acompañando a un amigo. Él entró a comprar unos snacks para comer. Me está ayudando con tutorías para cálculo. —Adam hizo un puchero.

—¿Cálculo? ¡Pero si yo soy bueno en cálculo! ¿Por qué no me pediste ayuda a mí? Mal, Annie, creí que lo nuestro era especial. —Annie rió fuertemente, y Adam se sintió feliz de haber causado esa risa.

—Hemos hablado de muchas cosas, y justo ese detalle no me lo comentas. ¿Cómo esperas que lo supiera? ¿Tengo cara de adivina acaso?

—Pues no me lo preguntaste. —bromeó él. —Y por cierto, ¿quién te está ayudando?

Annie se sonrojó levemente. Adam alzó ambas cejas en forma sugerente.

—Oh, ya veo... Es el chico que te gusta, ¿no? —La muchacha se sonrojó más y comenzó a negar cona cabeza.

—¡¿D-De qué demonios hablas?!

—Ay, vamos, no seas tímida. ¿Por qué no me lo dijiste? Ahora siento que tal vez estoy estorbando aquí. Ugh, tengo que irme, no quiero ser el violinista.

—¡Adam! —gritó Annie luciendo completamente avergonzada.

—¡Annie! —gritó el nombrado de igual manera solo para molestarla.

A pesar de todo, ella tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—No debes sentir vergüenza de decir que estás en una cita con tu alma gemela, tu otra mitad, tu media naranja, la mermelada de tu pan, el cuchillo de tu tenedor.

—¿Se puede saber de qué hablas ahora? Dios, realmente eres increíble.

—Lo sé, me lo dicen a menudo. —Adam hizo una pose triunfante.

Conversaciones Con La Rarita Del Curso [DEL #2] (CANCELADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora