Maratón 3/3
***Era un nuevo día, y ahora Evan estaba a punto de completar una especie de misión que se había planteado. Ayudar a su primo.
Si bien no le agradaba del todo el método que Luke estaba utilizando para acercarse a Megan (puesto que Evan pensaba que ser directo era la mejor opción), decidió ayudarlo porque notaba el claro interés que el otro joven poseía por la muchacha.
Así que por eso ideó ese plan que consistía en él colocar las galletas que Luke hacía, para que de esta manera no se levantaran más sospechas de las que ya había.
Definitivamente era un buen plan.
Con el paquete de galletas en sus manos y una carta pequeña, las miró e hizo una mueca de asco, pensando que aquel acto era sumamente cursi e innecesario. Aún así, se acercó a la banca de su compañera y dejó aquella bolsita en su lugar.
Bien, nada había pasado aquí. Evan se encontraba muy conforme.
—¿Evan?
O quizá había hablado demasiado pronto.
Megan.
—¿M-Megan? ¿Qué se supone que haces aquí? Tú no sueles llegar a esta hora. —el pelinegro frunció el ceño sin comprender la situación. Estaba pensando ahora en una buena excusa para lo que Megan acababa de presenciar.
—Ja, si veo que todos los días hay un paquete de galletas en mi asiento de alguien desconocido, obviamente iba a hacer algo pronto para descubrirlo. No creí que fuera tan fácil; de haberlo sabido, habría llegado temprano al colegio mucho más antes.
Evan sabía que estaba perdido.
—Megan, y-yo...
—¿Quién te mandó? —la muchacha lo miraba fijamente, cosa que a pesar de los nervios, a Evan no pareció importarle. Él tenía la capacidad de mirar a las personas a los ojos sin titubear, y lo hacía hasta que la otra persona se sentía intimidada y decidía bajar la mirada. —Evan, contesta.
—Creeme, no quieres hacer un drama aquí.
—¡Entonces contesta!
El pelinegro se sentía entre la espada y la pared, no tenía ni idea de qué podría hacer en un momento como este.
Miraba a Megan y la notaba impaciente, muy impaciente. El pelinegro sentía que se le acababan las opciones, la chica quería una respuesta pronto.
De repente, una idea se le vino a la cabeza, y aún sin saber si era del todo buena, pensó en llevarla a cabo sí o sí.
Todo sea por su primo Luke.
Porque ella no debía descubrir a Luke por nada del mundo.
Evan, con todo el pesar del mundo, tomó nuevamente el paquete de galletas que yacía en el asiento de Megan, para después extender el brazo hacia donde estaba ella, para que la joven tomara el paquete. Esta lo hizo, claramente confundida.
El pelinegro suspiró, era ahora o nunca.
—Soy yo... soy la persona que ha estado entregándote galletas todo este tiempo. —expresó Evan mirándola a los ojos con una gran determinación.
¿Qué?
—¿Q-Qué? —Megan no podía creer lo que escuchaba. Esto sonaba totalmente absurdo.
—Lo que escuchaste, soy yo el chico que te deja estos paquetes.
—Deja de mentir, Evan. No tienes que tapar a nadie.
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Conversaciones Con La Rarita Del Curso [DEL #2] (CANCELADA)
Conto[Secuela de "Desconocido en línea"] [Es necesario leer Desconocido en línea primero para poder entender ésta] Desconocido: Hola, Rose ;) Becks: ¡No me llamo Rose! Becks: ¡Soy Becks! :3 *Desconocido se ha desconectado* Becks: ¡Oye! ¡No te vayas! ~Ro...