Notas

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Capítulo catorce

¡Conseguí el trabajo!

No voy a cuestionar el cómo, pero lo conseguí. Para festejar pase a algunos comercios a comprar un par de cosas. Incluso a riesgo de perderme en esta ciudad, agradezco infinitamente a la persona que inventó el gps.

A pesar de que mi intención no era exagerar con mis compras, terminé cargando tres bolsas de lo más pesadas. Y no cualquier bolsa, en específico esas de plástico que al agarrarla te cortan la circulación. Cuando llegué al departamento estaba exhausta.

Antes de entrar podía escuchar el ruido de alguien en la cocina. Supongo que Roxi al final hizo ese postre que menciono. Es mención de un premio a mi habilidad para hacer equilibrio con las bolsas y encajar la llave.

Para mi sorpresa la persona en la cocina es Emiliano. Él luce ocupado en un extraño plato que tiene una mezcla de carne y ajos que fueron torturados hasta decir la verdad. Solté las bolsas en suelo vencidas, recién ahí él fue consciente de mi presencia.

Con un par de zancadas llegó a mi lado con media sonrisa. Me tiré agotada al piso con las bolsas. Necesito cinco minutos de descanso.

- Supongo que obtuviste el trabajo -deduje de inmediato que lo que dijo es medio un chiste y a su vez medio pregunta.
- Sí, compré cosas que necesitábamos.
- Así que Roxi te dejo hacer las compras, debe confiar en tu buen gusto.

Tarde darme cuenta que eso fue una referencia a lo que Roxi dijo hoy a la mañana. Tomo las bolsas para comenzar a ordenar. Empiezo a sospechar que es un maniático del orden.

- En realidad hicimos una lista.
- ¿Compraste pintura?
- Pospuse eso para otra oportunidad.

Arrastré mi existencia hacia los taburetes de la cocina. Observe con atención todo el desorden que provocó para cocinar. Él volvió a lo suyo y me dirigió una mirada extraña.

- Luces terrible -menuda verdad descarada.
- Gracias noticias de lo obvio, ¿algún otro anuncio de último momento que deba saber? -gruñi lanzandole un trozo de lo creo es cebolla, ¿o era un ajo?
- ¿Te sirve saber que Roxi no está?
- ¿Cómo que no está?
- No, tuvo que ir a casa de su madre. Menciono algo de explicar su reciente lesbianismo o algo así.

No se si es el cansancio o en verdad acabo de escuchar lo que oí. Por su sonrisa burlona estoy tentada a creer que es una especie de broma.

- ¿Hablas en serio? -cuestione con mi tono más serio.
- Si, ayer alguien las vio caminar de la mano y le fue con el chisme a mi tia.
- No se que me sorprende más, lo rápido que voló ese rumor, o que en verdad vos y Roxi sean primos.

Él no pudo evitar reírse. Sus brillantes ojos se enfocaron en mi. Sentí un cosquilleo en el estómago, debe ser por el hambre.

- ¿Qué significa eso último?
- Es que no se parecen en nada -señale su apariencia-. Pelo negro y ojos verdes, mientras que ella es una bellaza rubia de ojos grises.
- Tal vez los rumores de que eres su novia no están tan errados -tarareó metiendo todos los ingredientes en un bowl.
- ¡Bobo!
- Lo que pasa niña de ciudad es que somos primos con los mejores genes de la ciudad.

Al fin descubrí que está preparando. Hamburguesas. Comenzó a hacer bolas de carne con gran habilidad. Por lo menos mejor que su habilidad para picar ajos.

- Ella es igual a su mamá, pero tiene los ojos de su abuela. Yo en cambio soy igual a mi madre, en todo. Mi mamá era la hermana del padre de Roxi.

Era. Parece que la pérdida había tocado a la puerta de los dos primos. Capaz a eso se refería cuando mencionó que Roxi es su única familia.

La escasa luz que compartimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora