Martina ante ese comentario no dudo en reír, reír por lo nerviosa que la había colocado.
__ Señor Fernando Castillo, vaya con esa labia a otra persona.
__No es labia... -comento serio-
__ ¿Cómo voy a gustarle?
__ ¿por qué crees que te he besado?, desde bachillerato no había besado a alguien porque, para mí, los besos, son algo que viene desde lo más profundo de tu ser, que no se le puede dar a cualquiera pero contigo fue todo lo contrario... Sentía la necesidad de besarte... Besarte hasta que sintiera mis labios adormecidos...
Esa confesión la dejo sin palabras, y agradeció al cielo que el pequeño Ulises hubiese llegado corriendo hasta su lado.
__ Tío Fer, quiero ir al gusanito...
__ Si... Tío Fer, U quiere ir al gusanito...
Fernando pudo notar como evadió lo que le dijo, aun así, estaba decidido a decirle lo que le sucedía, porque quería aclarar sus sentimientos, si ella también le pasaba lo mismo con su persona, seguiría, de lo contrario, desistiría y trataría de sacarla de su mente como fuese posible. En esta ocasión los tres subieron al gusanito, pero el corazón de Martina galopeaba rápidamente, no solo por la atracción en la cual estaba, sino por aquellas palabras que Fernando le había dicho. Según para ella iba a ser una tarde tranquila para despejar su mente, pero con lo que le dijo su hermano y ahora con esto... ¿Cómo no iba a reparar en nada más?. Estando ya cansados, se fueron a comer algo, Arti decidió compartir los gastos, cosa que Fernando no quiso, pero luego de tanto insistirle, el logro ceder.
__ ¿Él puede comer esto, Fernando?
__ Sí.
__ Perfecto.
__ Mi tío se sabe a la perfección todo lo que puedo comer –dijo el niño sonriendo-
__ Creo que me lleva la delantera, pero no por mucho –guiño su ojo y Fernando sonrió- U, ¿Qué quieres ser cuando seas grande?
__ Quiero ser como mi papá, él trabaja en una gran empresa, pero... También quiero ser bombero como mi tío Fer.
__ ¿Eres bombero? –pregunto sorprendida-
__ Sí.
__ ¿siempre respondes con preguntas cerradas? –Frunció su ceño- ¿desde hace cuánto?
__ No –sonrió- 10 años.
__ Eso es bastante tiempo...
__ Es muy bueno –dijo Ulises- pero su traje pesa mucho.
__ Ya me lo imagino, ¿sigues trabajando como bombero?
__ Sí.
__ ¡Vamos! –Se cruzó de brazos-
__ En las noches siempre voy de servicio, pero, como este tiempo he estado cuidado a Ulises, he pedido un permiso.
__ Comprendo...
__ Mi mamá ya tuvo a mi hermanita y mi tía tuvo a mi primita, nacieron el mismo día.
__ Oye, que genial, ¿Cómo se llaman?
__ Diana, que es mi hermana y Gaby...
__ Que lindos esos nombres, deben ser una preciosura... -comento emocionada-
__ Son las bebes más hermosas del mundo –confesó recordando el rostro de aquellas niñas que se llevaron nuevamente parte de su corazón-
__ ¿y tú? –pregunto Arti- ¿no tienes hijos?
__ No, no tengo.
__ ¿por qué?
__ Cosas...
__ Mi tío tiene 3 hijos, A...
__ ¿Tres? –lo observo- porque me mientes... Te crecerá la nariz –bufo-
__ No miento yo... -luego recordó lo que dijeron sus amigos en el hospital- Oh, entiendo... -carcajeo- sí, tengo tres hijos. Ulises, Diana y Gaby. Literal son como mis hijos.
__ Eso es cierto, A... Mi tío nos quiere muchísimo.
__ De eso no tengo la menor duda. –Confesó- aun así, te crecerá la nariz –lo señalo y siguió con su comida-
Fernando sonrió y negó divertido. Siguieron con su plática, el ya nombrado le tomo varias fotos a Martina y a Ulises, comiendo, riendo, haciendo poses locas, con la lengua afuera, era bonito guardar recuerdos como estos... Pero ya casi daban las 20:30h, y decidieron que era momento de regresar. Estando en el auto, esta vez Fernando le pidió a Arti que subiera a la parte de adelante, y recostó a Ulises detrás, ya que se había dormido en el camino de regreso al vehículo. Los dos subieron pero Fernando no se puso en marcha, era el momento perfecto para conversar con Martina.
__ ¿Qué piensas con respecto a lo que te dije? –pregunto-
__ No lo sé –confesó- me has tomado por sorpresa, además que... Como estuviste con la prof...
__ Te dije que solo fue un pasatiempo y nada más.
__ Aun así, te tendrá la piedra montada, tú no sabes cómo es esa mujer.
__ Creo que hoy me he dado cuenta de eso. Me ha dicho que me hará la vida miserable.
__ ¡Qué fuerte!
__ Bastante, pero respóndeme. Necesito saber qué piensas, así sabré si detenerme o seguir.
__ ¿por qué yo? –Pregunto- imagine que realmente me tenías molestia por cómo me tratabas en clases.
__ NO sabia como abordarte, además que... Siempre me respondías de una manera para nada respetuosa.
__ Porque tú me hacías enojar con tus cosas de... Señorita Martina no podre repetirle el examen, señorita Martina debe hacerme quinientos ejercicios... -frunció su ceño y Fernando sonrió- ¿Por qué sonríes?, no lo hagas...
__ ¿por qué? –pregunto-
__ Porque tendré ganas de besarte.
__ Entonces, sonreiré más a menudo –confesó y se acercó a ella para besar sus labios-
Cuando sus labios besaron, sintieron algo dentro de sí que no sabrían cómo explicarlo. El vaivén de sus lenguas, sus respiraciones agitadas, sus manos recorriendo cada parte de su rostro. Debían detenerse, debían hacerlo rápidamente. Arti, se separó y junto su frente a la de él. Ambos tenían sus ojos cerrados, el silencio abundaba en el auto, solo el sonido de sus respiraciones agitadas rondaban este...
__ Creo que también me gustas, Fernando.
ESTÁS LEYENDO
SEÑORITA [Double S #1]
RomanceDesde que Martina Hidalgo cumplió sus 18 años, ha querido experimentar todo lo que tenga que ver con el sexo, desde el punto más mínimo, hasta el punto máximo, pero había un pequeño detalle... Ella aún seguía virgen.