Capítulo 7

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Me sentí muy orgullosa de ser la primera mujer en manejar el timón de una destilería que produce el mejor whisky irlandés de Nueva Orleans, la ciudad donde nuestra familia echó raíces y empezó a prosperar pese a la Ley Seca.

En parte, me gustaría haber vivido durante aquellos años de criminalidad.
Cuando la fuerza lo justificaba todo y cualquier hombre, o mujer, podía triunfar o fracasar según lo dispuesto o dispuesta que estuviera a trabajar. Pero claro, me imagino perfectamente a daniela Calle  también allí, ametralladora en mano, eliminando a cualquier competidor que se le pusiera por delante.

Aunque también es posible que esté haciendo eso mismo hoy en día. En realidad, no sé cómo hemos conseguido pasar desapercibidos para ella hasta ahora; pero, al parecer, nuestra buena suerte ha llegado a su fin.

Le echo valor al asunto y atravieso el frío y agrietado suelo hasta llegar a la mesa para ojear el inocente documento que descansa en ella. Extiendo un brazo como si llevara un traje protector NBQ antes de tocarlo, y lo cojo por una esquina, usando el índice y el pulgar.
Acostumbro dejar los documentos legales en manos de los abogados, pero con la minuta tan astronómica que se gastan, y teniendo en cuenta que apenas si tenemos dinero para pagar los atrasos, he tenido que aprender mucho por mi cuenta solo para reducir gastos.

Reconocimiento de deuda.
Lo leo de pe a pa.
En resumen: este documento supone la...

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