Dejo la nota donde está e intento controlar otro estremecimiento de miedo mientras me pongo de rodillas para buscar lo que sea que haya dejado además de eso.
Voy a gatas hasta la mesita auxiliar y veo que algo reluce al sol de la tarde, junto a una de las patas. Me agacho para cogerlo, pero me tiemblan tanto los dedos que casi no soy capaz.Ni de coña. Imposible. No puede ser… Sostengo en alto el anillo dorado y leo la inscripción que hay en la cara interna de la alianza de mi difunto marido. Se me hiela la sangre en las venas. ¿Cómo? ¿Por qué? Me pongo en pie de un salto, corro al sillón, agarro el bolso y salgo pitando hacia la puerta.
Una vez que quito los pestillos, la abro de golpe y estoy lista para salir corriendo hacia el coche. Pero choco con un cuerpo. Levanto la vista, esperando ver a Daniela calle, pero no es ella. ¿Por qué se iba a molestar con una tarea tan insignificante cuando tiene que dirigir todo un imperio? Es mi casero, Phil.
—¿Va todo bien, poché? - Quiero gritarle que todo va fatal, pero asiento con la cabeza y susurro:
—Bien, genial. Aunque creo que se me ha olvidado cerrar el coche con llave. Tengo que ir a comprobarlo.- Phil asiente con la cabeza.
—Hay que tener mucho cuidado en este barrio.
Echa a andar por el pasillo y yo cierro con llave la puerta de mi piso, aunque una parte de mi cerebro se pregunta para qué me molesto, cuando es evidente que los pestillos no son un impedimento para Daniela calle o para quien quiera que haya enviado.
Salgo en tromba del edificio y miro al otro lado de la calle. El BMW negro ha desaparecido y, en su lugar, hay un Prius plateado. Las palabras de la nota vuelven a mi cabeza. «Seis días». Lo único que voy a conseguir en estos seis días es volverme completamente loca. Una vez que me encierro en el coche y meto la llave en el contacto, inspiro hondo y suelto el aire despacio en un intento por calmar los latidos de mi corazón.
El instinto me está gritando que salga corriendo, pero ¿adónde coño voy? Daniela calle ha estado en mi despacho de la destilería. Ha estado en mi piso. Ya ningún sitio me parece seguro. ¿Podría ser esto parte de su plan? Me quiere impotente, como si no tuviera alternativas. Me quiere débil. Indefensa. Bajo su control.
«Me has subestimado, Daniela calle. Puede que me consigas, pero no me presentaré ante ti acobardada».
Sentada en mi destartalado Honda Civic, me hago una promesa. «No voy a huir. No voy a esconderme. Y ni de coña voy a poner en peligro a mis seres queridos llevando este monstruo a sus casas». Saco la llave del contacto y salgo del coche antes de cerrarlo de nuevo y volver por donde he venido, sintiéndome más tranquila con cada paso.
Una vez dentro del piso, saco una botella de Garzón Guzmán inc. de un solo barril y un vaso.
Lo dejo todo, las dos versiones del reconocimiento de deuda, la alianza de mario y mi aviso de seis días, delante de mí.Esta noche, voy a releer cada palabra de mi sentencia de muerte y, después, voy a emborracharme.
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Sempiterno < CACHÉ G!P >
FanfictionEsto durará siempre y que no tendrá fin. Espero que te guste y disfrutalo.