¿Me está siguiendo? ¿O es un coche cualquiera y la cabeza me está jugando una mala pasada? Sea como sea, el hecho de no poder ver a través de los cristales tintados me pone de los nervios.Me cuelgo el bolso del hombro y cierro el coche. Las llaves me cuelgan de los dedos temblorosos mientras recorro con paso titubeante la distancia que me separa de la puerta de entrada. Una vez dentro, miro por encima del hombro hacia el coche, pero nadie sale ni baja la ventanilla. «Pasa. No es nada», me digo. Además, tal como laura me ha puesto la situación, Daniela calle no tendría motivos para seguirme si ya lo sabe todo acerca de mí.
Esta certeza hace que me sienta desnuda, aunque vaya vestida. «A menos que te esté vigilando por si decides huir». Subo las escaleras a duras penas hasta mi apartamento del tercer piso, el que alquilé el día que me reuní con el abogado con la idea de pedir el divorcio.
Mi casa adosada, a la que se mudó Mario el día que nos casamos, es de alquiler y el contrato está a punto de vencer. Pensaba renovarlo. Al menos hasta… Destierro los recuerdos de aquel día y me concentro en entrar en el piso. Podría haber escogido un lugar más acogedor para vivir después del divorcio, pero ya había planeado reducirme el sueldo al mínimo para seguir pagando las deudas de la destilería.
Mis padres vendieron su casa cuando se mudaron a Florida, así que eso estaba descartado. Cuando volvieron para el funeral de Mario, mi padre se cabreó al enterarse de que pensaba mudarme a lo que él llamó un «cuchitril», pero me inventé la excusa de que estaba más cerca del trabajo y de que ya no necesitaba tanto espacio para no renovar el contrato de alquiler.
No podía admitir que no veía factible ponerme un sueldo con el que poder pagar la casa adosada o con el que buscarme un sitio mejor. No estaba dispuesta a admitir la mala racha que estábamos atravesando.
Conociendo a mi padre, habría insistido en abandonar la jubilación para recuperar el control, pero eso era lo último que quería que hiciese.No solo porque quiero ser yo quien controle la empresa, sino porque me temía que le daría un ataque al corazón cuando se diera cuenta del daño que había hecho Mario y de lo cerca que estaba Garzón Guzmán inc. de fracasar.
Mis padres solo sabían que Mario me había engañado, que iba a dejarlo y que luego murió en un trágico accidente de tráfico antes de que yo pudiera pedir el divorcio. En una muestra de compromiso, dejé que mi padre instalara dos pestillos nuevos en la endeble puerta del piso. Eso fue hace tres meses, y todo lo que ha pasado desde entonces está borroso.
Me enfrenté a la situación día a día, asegurándome de pagar las facturas y de poner en orden los asuntos de mario.
Con el enorme cheque que vamos a recibir dentro de poco por el evento para recaudar fondos, creía que por fin tendríamos un respiro.
Pero no. Ahora las cosas están peor que nunca.Me arden los dedos por el deseo de coger el teléfono y llamar a mi padre en busca de consejo, pero sé que no puedo. Si lo que hizo mario podría provocarle un infarto, lo que Daniela calle sugirió le provocaría un fallo multicolor.
Y si no, seguro que aparecería con una escopeta e intentaría darle caza a Daniela calle, y según la información de laura, todos moriríamos.Así que no se lo diré a mis padres, y desde luego que no se lo diré a mis hermanas pequeñas. Valentina está terminando su doctorado y Jury está de juerga en algún lugar exótico, trabajando detrás de una barra o encima de ella en alguna parte, lo justo para costearse su estilo de vida.
Mi decisión está clara: mi familia no puede enterarse jamás de nada de esto.
Suelto el bolso en el descolorido sillón de terciopelo azul del salón y voy a la cocina, decidida a sacar una botella de whisky, porque la otra la he dejado en casa de laura.
Estoy a medio camino cuando me quedo helada.
Una copia del reconocimiento de deuda está en la encimera.
Sé que es una copia porque tengo el original en el bolso.Ha estado aquí.
Me abruman las ganas de salir huyendo, pero recuerdo el coche aparcado fuera del edificio, así que cojo el documento de la ajada encimera de formica.
Algo metálico rebota en el suelo cuando cae otro papel.
Busco por las baldosas del suelo, descoloridas y manchadas, pero no veo nada salvo la nota con dos palabras escritas con una letra de trazo grueso que reconozco a la primera.Seis días.
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Sempiterno < CACHÉ G!P >
FanfictionEsto durará siempre y que no tendrá fin. Espero que te guste y disfrutalo.