Capítulo veintitres.

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Narra Anne.

Harry agarraba mis mejillas y hundía nuestros labios en un suave beso, mientras nuestras lenguas jugaban a encontrarse. Estábamos en la mansión, delante de todos. Harry se separa de mí sacando una cajita larga de su bolsillo, la abre y noto que hay una cadenita con una rosa con un diamante hermoso y le cuelga delicadamente la inicial de mi nombre.

-¿Quieres ser mi novia, Anne?-pregunta todo entusiasmado.

-Yo...- lo único que logro ver es una luz blanca que sega mis ojos.

Abro los ojos rápidamente ya que el sol pegaba en mis ojos, maldita sea, era un sueño. Tiro mi brazo para el costado, y noto que hay una persona al lado de mí, me sobresalté cayendo de la cama y haciendo estruendo ya que enganché la mesita de luz con las sabanas, joder, me golpeé la cabeza con ésta.

Harry se asoma por la cama riéndose a carcajadas.

-No es gracioso, ayúdame a levantarme.-Dije sobando mi cabeza, dolía demasiado.

-Parece que nos levantamos de mal humor, preciosa.-Habla Harry mientras me estira una mano y me levanta.

-Mmmm no, buenos días.-contesté ya juguetona. Me acerque hacia su boca para saludarlo con un beso mañanero, pero a la cercanía me di cuenta que tenia uno de los ojos más oscuro que el otro.-Oh, ¿Qué té pasó?- pregunté alarmada mientras rosaba con mi dedo pulgar allí.

-¡AUCH!-Grita Harry cuando lo toco.- Duele como la puta.-tapa su ojo con su mano.

-A ver, quita.-Le saco la mano para lograr ver bien, tenía un moretón y un poco hinchado, cuando miro hacia la mesa de luz de él noto que había un hielo.-¿No hay algo que quieras contarme?- pregunté.

-No sinceramente.- balbucea.- lo que te pasó recién, a mi me pasó anoche, pero estuviste muy dormida para presenciarlo.-Rió refiriéndose a mi caída.

-¿En serio?- fruncí el ceño.-me hubieras llamado, al menos te hubiese cuidado bien.- dije dándole un besito en su párpado. Hizo una mueca de dolor, pero al separarme me dedicó una sonrisa.

-Puedes cuidarme ahora.-Dijo sujetándome de las caderas y apoyándome sentada arriba de él. Yo estaba totalmente desnuda todavía, por lo tanto tenía vista de todo mi cuerpo.

Le sonreí pervertidamente mientras me acerqué a sus labios, tiré del inferior con mis dientes haciendo que un gemidito de dolor escapara de sus labios, cuando lo solté, Harry me sujetó de las nalgas apegando mi cuerpo totalmente a él.

-No juegues así conmigo, pequeña.-Susurró contra mi boca. Su voz ronca y recién despierta hizo que se me pusiera la piel de gallina, así como mis pezones hicieron caso a las ondas que le mandaba mi cuerpo.

-¿Me va a pasar algo malo?- pregunté ahora yo mientras mis dedos se entrelazaban en la nuca con sus rulos, tiré mis caderas hacia adelante y hacia atrás haciendo que ambos odiemos la tela del bóxer que nos separaba.

-Nada de lo que te puedas arrepentir.-Ahora era él el que tiraba de mi labio, pero en vez de soltarlo, los unió más dándome el beso más feroz y con más ganas de todos los que había recibido.

Con una de mis manos fui recorriendo su cuerpo, sus fuertes y marcados abdominales, mientras mis caderas hacían movimientos sutiles encima de su miembro logrando que éste respondiera a los estímulos, con la mano que anteriormente estaba apoyada en su mariposa que era arte en su pecho, la llevé a su parte baja y me levanté un tantito para poder sacarla de esa tela odiosa que nos separaba.

-Si te levantas así todos los días quiero venir a dormir contigo siempre.-habló Harry mientras sus labios recorrían desde mi boca hasta mi cuello, mientras yo estimulaba lo que tenía en mi mano, él se entretuvo ahí dejando un gran y marcado chupetón; cuando soltó mi piel largue un leve gemido.

-Dicen que tener sexo por la mañana hace que tu día sea mucho más llevadero.-Rosé mis labios con los suyos.- Hoy nos van a notar todos con buen humor.-Al finalizar la frase lo metí dentro mío mientras un gemido ahogado salía por mi boca, él lo atrapó con sus labios en un beso hambriento.

Sus manos recorrían toda mi espalda mientras mis caderas y mis piernas hacían todo el trabajo levantándose hacia arriba y chocando con sus piernas cuando bajaba. Los gemidos de ambos se mezclaban con nuestras lenguas que iban y venían de boca en boca. Ahora sus manos se encontraban en mis muslos, apretándolos fuertemente y de vez en cuando dándole un golpetón, logrado que todos mis sentidos se alborotaran en un segundo.

De un momento a otro me volteó quedando ambos cruzados en la cama; ya con él arriba de mí, apoyó las rodillas en la cama dejándome tener una visualización de lo maravilla que era como se unían nuestros cuerpos, lo cual me hacía excitar jodidamente. Con una mano apretaba mi pierna conteniendo las ganas de ser un Cristian Grey y hacerme polvo ya mismo, y con la que le quedaba libre, la apoyó en mi feminidad estimulando con movimientos circulares. Podía sentir como mi cuerpo daba pequeños espasmos cada vez que rosaba mi punto débil.

Supongo que todos deben saber lo que estamos haciendo, ya que mis gemidos eran bastante sonoros, pero lentos, acompañando los movimientos de Harry, mientras que los de él eran roncos y pausados, lo cual me volvía completamente loca.

Empezó a aumentar su velocidad haciendo que mi cuerpo se arqueara avisando que el orgasmo estaba por llegar, y él también, se tiró ahora por completo arriba mío, apoyando sus manos al lado de mi rostro.

-Mírame cuando te corres.-Me avisó con la respiración entrecortada. Mordió su labio y gimió tirando la cabeza hacia atrás, sus movimientos seguían siendo bruscos, pero lentos. Asentí hacia su propuesta, gracias a que estábamos a esa distancia podía admirar las muecas que hacía, su frente estaba sudada, su espalda se veía enorme encima de mí.

Apoyé mis manos en su gran espalda una vez que sentí que me estaba corriendo, tiré mi cabeza hacia atrás mientras sentía como la electricidad me recorría de pies a cabeza, sin embargo me acordé la petición de Harry, así que clavé la mirada en sus ojos mientras los gemidos salían sin cesar de mi boca.

-Mierda, Harry, por dios.-largué en un quejido, pude sentir como él se corría dentro mío haciendo que los espasmos se alargaran y nuestros cuerpos siguieran en movimientos unos segundos más.

Una vez que finalizamos todo, y nos recompusimos nos sentamos en la cama.

-Sí, quiero tener uno de estos todas mis mañanas.-Habló Harry todo sonriente.

-Espérate, garfio.-dije dirigiéndome a su ojo negro.- para eso tienes que sacar turno, porque vaya fila que tienes atrás.- dije graciosa a lo que él largó una carcajada.

-No hace falta que me admitas que soy el mejor, preciosa.-sonrió de lado. A lo que yo mordí mi labio negando con la cabeza.- oh no, no te muerdas los labios.- dijo con el ceño fruncido y con su dedo pulgar soltando el labio que sostenía con mis dientes.

-¿Por qué?- pregunté.

-Porque me dan ganas de follarte por toda la maldita habitación, no es una buena jugada que estés en frente mío, sin ropa, toda despeinada, después de un polvo, y encima mordiéndote el labio.- negó con la cabeza.- no, no nos vamos más.

Reí ante lo que dijo y le di un beso en los labios para proceder a ir al baño para pegarme una ducha rápida, una vez que salí, ya no estaba más; así que me cambié, guardé mis pertenencias y salí de la habitación buscándolos a ellos.

Fui a la parte del buffet donde nos encontrábamos todas las mañanas, pero no estaban, supuse que deberán tener una reunión en alguna habitación, así que me dirigí hacia ellas para fijarme, pero fue inútil, no se encontraban en ningún lado. Fui hacia la playa y tampoco estaban, ¿me habían dejado? ¿Sola?

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