Capítulo cuarenta y dos.

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Narra Harry:

Al momento de llegar a casa y pisar la entrada me di cuenta que no todo era como imaginaba, no podía sacar a Anne de aquí y llevarla hasta el fin del mundo y que nadie más sepa de nosotros, ni mucho menos no decirles a los chicos lo que acaba de pasar y la decisión que acababa de tomar.

Me quedé parado allí durante unos minutos, hasta que mi cabeza rebobinó lo suficiente como para arrepentirme de lo que pasó, no, no me arrepentía del hecho que lo hice por Anne, sino por el daño que les voy a causar a los chicos una vez que lo sepan.

Me volví a subir al auto y conduje hasta un bar cerca de la mansión, me senté esperando que mi tequila esté preparado y una vez así hacer fondo con este, sentía cómo quemaba mi garganta, pero ya no importaba, ya nada importaba. Pasó así hasta que mi cabeza me empezó a dar vueltas. Mis manos jugueteaban con mi celular saliendo y entrando de las aplicaciones fingiendo hablar con alguien como para no parecer que estaba completamente solo como un loco que toma malas decisiones y se emborracha por eso, aunque así lo fuera.

El teléfono que se encontraba en mis manos vibró mostrando una notificación de Ashley, su mensaje suplicando que nos veamos provocó un tipo de rechazo en mí que al fin estaba dispuesto a rechazar. Pero no por línea telefónica, sino que en cara. Le pedí que nos encontremos en el mismo bar que me encontraba, pero prefirió encontrarnos en un parque cerca de allí, sabía que le encantaba que salgamos públicamente, así que lo iba a hacer por última vez.

Al llegar al lugar la esperé sentado, y luego de unos segundos logré localizarla, venía caminando por la acera, y se veía tan hermosa, tan delicada, tan Ashley, ojalá este tiempo la hubiese visto como la primera vez, la cual no podía quitarle los ojos de encima; pero nunca cambió, y una vez que la conocías te das cuenta que la belleza no lo es todo, la actitud tóxica y repugnante le sacaba todo lo bueno que alguna vez te podría llegar a hacer sentir, una lástima.

-Hey, amor. - Saludó, intentó darme un beso en los labios, pero me quité. - ¿Anda algo mal? - Preguntó.

-Hola, Ashley... - Las palabras estaban mezcladas dentro de mi cabeza, el alcohol no me dejaba coordinar a la perfección. - Sables... las cosas no andan bien desde el principio.

- ¿A qué te refieres?- Miró para todos lados y estoy seguro que es para ver si había alguien capturando el momento.

-Yo... yo no estoy más con Simon. - Aclaré mi garganta. - Bajo las órdenes de él. - La miré.

-No entiendo. - Sus labios se apretaron mientras su mirada se encontraba desorbitada, sí, claramente sabía a lo que me refería.

-Sí que entiendes, Ashley. Ya no estamos más "juntos". - Hice la expresión de comillas con mis dedos.- Claramente nunca lo estuvimos pero hay que aclararte las cosas.- Sus ojos se abrieron como platos al escucharme decir eso.

-Es por ella ¿cierto? - Preguntó, ahora su voz había cambiado, y estaba enojada, podía reconocerlo de a kilómetros.

Me quedé callado, aunque no tendría por qué.

-Sí. - Hablé. - Pero más que nada fue por mí, y por tus insoportables suplicas.

-Sabía que era por ellas y por tu estúpida calentura. - Su mirada seguía fija en mí. - Espero que te de mejores polvos que yo, Styles.

-Me los da, ¿sabes? - Contesté con una sonrisa. - Pero la mejor parte es que ella no sé comporta como una perra como tú.

- ¿Cómo te atreves...- Furiosa se acercó a mí. - A mí nunca me vas a olvidar.

-Pero al menos tengo la posibilidad de no verte nunca más en mi vida. - Contesté.

-Estoy segura que va a romperte el corazón, y ahí va a ser la parte en donde vas a volver a mi- Su mirada cínica estaba clavada en la mía.

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