Capítulo treinta y ocho.

872 39 4
                                    

Me desperté en mi habitación con Louis abanicándome con un cuaderno.

-Joder Anne, pensé que te perdía. – Se veía que en sus ojos que estaba totalmente preocupado. Me rodeó con sus brazos en un cálido abrazo y me mantuvo ahí por unos minutos.

-Sigo acá Lou, tranquilo... - Le correspondí el abrazo y suspiré. – Lamentablemente sigo viva. – Comencé a llorar otra vez maldiciéndome por ser tan débil, pero no podía fingir nada en este momento, verdaderamente todo me dolía y más que nunca.

-Ey... ¿qué pasó? – Louis se separó de mi para mirarme a los ojos. – Déjame adivinar, Liam te contó todo. – Asentí mientas sus pulgares secaron mis lágrimas. – Es un idiota, Ann.

- Un idiota que me arruinó la vida, Louis. – Hablé sentándome en la cama. – Dime, ¿cómo salgo adelante después de esto? – Le pregunté, verdaderamente no sabia cómo, y necesitaba una respuesta.

-Sabes, no soy bueno dando consejos yo... probablemente ese sea Niall, pero yo sé que vas a poder salir de ésta, es decir... eres Anne... - Arrugó su nariz sin saber si las palabras que salían de su boca eran coherentes, pero aun así lo intentaba.

-Ah porque mi nombre es Anne soy una guerrera en todo lo que se me cruce. – Rio y me golpeó levemente el brazo.

-No me critiques, hago lo que puedo. – Reímos ambos y le di por inercia un beso en el cachete. – Eso no me lo esperaba, pero me gustó.

Le dediqué una sonrisa para luego apoyarme en su hombro y quedar ahí unos minutos.

-Sabes... tengo una mesa pedida para ahora y digamos que no quiero perderla...

-Oh cierto, la mesa ¿por qué no me avisaste antes? – Me levanté lo más rápido que pude y empecé a buscar ropa en el armario.

-Oh... no sé, capaz a la señorita se le ocurrió armar un suicidio para luego desmayarse en el medio de la escena y bueno... aquí estamos. -Reí y le tiré con unos de mis brasieres ya que fue lo primero que mis manos agarraron.

- ¡Ey! – Toma el brasier y lo mira detenidamente. - ¿Por qué nunca te lo vi puesto?

-Capaz porque me los vives quitando a los minutos de verme, Louis. – Rio y se acercó a mi. Me agarró los cachetes entre la palma de sus manos y me acercó a su boca.

-Es que eres jodidamente irresistible. – Con sus labios rosaba lentamente los míos. - ¿Sabes lo que es contener la bestia que se guarda allí abajo? Mmm. – Mordí su labio riéndome, acababa de cortar un momento que podía haber terminado follando allí en mi cama.

-Podría haber terminado bien, pero tus comentarios fuera de lugar me apagan, Tommo. – Me dio un beso rápido en los labios y se dirigió a la puerta.

-Alístate rápido que en unos minutos viene Steve. – Me guiñó el ojo y se retiró de la habitación.

Me puse un vestido negro ajustado hasta debajo de las nalgas y unas sandalias de taco atadas hasta el tobillo, me repasé un poco el maquillaje a las apuradas tratando de no pensar mucho ya que si hacia funcionar un poco de mas a mi cabeza, iba a seguramente empezar a llorar, y no era la idea arruinar todo esto que acababa de organizar Louis, él se tomó el tiempo para dedicarme un poco de espacio para mi, y se lo iba a agradecer de la mejor manera; por lo tanto debajo del vestido llevaba puesto un conjunto de encaje fino que lo iba a volver loco.

Bajé de las escaleras rápidamente una vez que ya estaba lista, Louis estaba en la cocina agarrando las llaves de la casa, pero cuando se dio vuelta quedó boquiabierto, se mordió levemente el labio mientras su mirada recorría cada espacio de mi cuerpo.

▪︎Esclava sexual▪︎✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora