Capítulo siete.

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Narra Harry

Me excitaba tanto verla alterada, sudando, gritando por el orgasmo. Quería domarla como si fuera la primera y última vez, me gustaría besar esos pechos perfectos, ni tan grandes ni tan pequeños. Ese abdomen plano para llenarlo de besos, pero no, no debía hacerlo tan pronto.

Nunca me había pasado con ninguna, esto de que me vuelva loca desde ya el primer día, suelo hacerme desear, y ser el ultimo con el que se acueste. Pero veía algo en ella que me prendía en tal solo un instante, pero no podía dejar que mis sentimientos me controlen, no otra vez.

Una vez que terminó el pequeño show, levanté mis pantalones y me fui, estaba enojado conmigo mismo por no poderme contener ni la primer noche. Miré por debajo de mi abdomen y noté que mi mano no fue suficiente para calmar lo que llevaba dentro, negué con la cabeza al escuchar a mi cabeza darme una idea que seguro esté por aceptar.

Narra Anne.

Niall se separó de mi mirándome fijamente.

-No me decepcionas para nada.- Depositó un beso sobre mis labios procediendo a levantarse de la cama.

Adivino, Zayn es el que da las iniciativas, Niall es el dulce, Harry es el misterioso deseo de todas las que pasan por aquí.

Niall procedió a dejar la habitación una vez que ya tenía sus pertenencias puestas. Cerró la puerta lo cual hizo que mi mente se planteara en donde estoy y porqué.

Yo sé que si no quisiera estar aquí, me hubiese ido, hubiese buscado la forma, sin embargo no lo hice, miré hacia los costados y me di cuenta que dos ventanales enormes me rodeaban, sin embargo no intenté salir por ellos, fui al baño con la intención de escapar de aquí, sin embargo no sé ni si quiera si hay una claraboya. Refregué mi cara con mis manos y me di cuenta que estaba en una cama que no era mía, desnuda y que ya había follado con dos hermosos hombres, y nunca me queje.

¿acaso me estaba gustando?...

No pasó ni media hora que el rubio se fue, que escuché mi puerta rechinar, si Niall se quedó con ganas de más tendrá que esperar a mañana, mis motores ya no querían funcionar.

Sin embargo, me di vuelta y me di cuenta que aquel espectador de la película entre el rubio y yo, se encontraba desnudo frente mi puerta. Mordí mi labio inferior al notar que con su presencia ya estaba mojada.

Se abalanzó sobre mí como fiera, cerrando la puerta con su mismo pie, haciendo que la cama haga un estruendo contra la pared. Mire sus ojos color verdosos oscuros mientras que las ganas de besarlo se resistían contra mí, sin embargo, él no quiso esperar, y devoró mi boca de un solo beso.

Me dio pequeños besos en el cuello, ¡joder! ¡Estos chicos sí que tienen un serio fetiche con los cuellos! Prosiguió, iba bajando muy rápido, chupó uno de mis pezones dejándolo completamente rojo, hasta creí que me iba a quedar moretones en él, masajeaba el otro apretándolo y acariciándolo. Hizo el mismo procedimiento con el otro.

Ya que termino fue lamiendo mi abdomen hasta llegar a mis partes íntimas, por dios, no de nuevo.

-Levanta las piernas y ponlas en mis hombros- me indicó, yo le obedecí, tenía ganas de él.

Una vez que mi columna se encontraba arqueada, acerco su boca empezando a lamer todo a lo largo, se sentía tan bien, gemí tan fuerte que de seguro todos los que se encontraban en esa casa escucharon. Mordió hasta que en un momento sentí como me penetro con su lengua.

-¡Dios Harry! ¡Ahhhh!- Apreté las sabanas que se encontraban entrelazadas con mis dedos, una de mis manos fue a parar a la hermosa cabellera e hice lo mismo que estaba haciendo con las sabanas, tirar de este.

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