Capítulo ocho.

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La señora que me encontré en la cocina, sí, ¿por qué no lo había pensado antes?

- Quiero a ella.- la señalé.

-¿Glenda? - preguntó Zayn, y yo asentí.

-Sí, ella pero con una condición.- Contesté como bien orgullosa que soy.

-¿Cual?- preguntaron al ausonio.

- Que le suban el sueldo por los días que me va a atender, no es justo pagarle solo por cinco personas.- miré a Glenda y le sonreí, y como respuesta ella me devolvió la sonrisa.

- ¿Para qué? Si trabajar en esta casa ya es un regalo.- todos se rieron por el comentario de Harry, sinceramente, ya no le va lo de ser burlón.

-¿Con ustedes? ¿Un regalo? Por dios, no quiero ningún regalo para mi día de cumpleaños, lo aviso.

-No me hace falta recibir más remuneración señorita, estoy bien.- Me contesta Glenda.- Seria un placer atenderla.

- Es eso o nada, he dicho.- En realidad estaba intentando perder tiempo, no quería que alguno perdiera la cabeza de nuevo y pase un día en el paraíso de los hombres hambrientos por una mujer, sabía perfectamente que una ama de casa no cobra por la cantidad de gente que haya en la casa, pero estos cuatro no tienen una mínima idea de lo que les estoy hablando, punto para mí.

-Está bien.- aceptó Niall.- le pagaremos más.

- Muy bien, ya terminado esto pueden volver a tus respectivas tareas, en tanto a ti Glenda.- Zayn le dirigió la mirada a la ama de casa.- luego hablaremos en privado y mientras muéstrale a Anne toda la mansión para que se vaya acostumbrando aquí.

- Como usted diga Sr., venga conmigo señorita.- Glenda me hizo un ademan con la mano indicándome por donde empezábamos a caminar, sí, gracias a que tengo un tiempo libre de las bestias.

Ya que nos fuimos de ahí me fue enseñando la mansión y en verdad parecía un laberinto sin fin, sólo veía puertas, escaleras, ventanas, era gigante.

Gracias al paseo pude sacarme a Liam de la cabeza, ¿cómo estará y por qué no me ha llamado? Extraño sus bebé, su amor, sus caricias, me hacia demasiada falta para ser verdad.

-¿Señorita?-Rápidamente Salí de mis pensamientos para prestarle atención a Glenda.- La verdad que no era necesario haberle pedido eso a los chicos.

- Lo sé, sólo no quería estar toda la tarde con ellos, por lo tanto quise distraerlos un poco para que no me prestaran atención. Igualmente ustedes puede aprovechar de eso, así que estoy orgullosa de mi acción del día.-Reímos juntas por mi comentario y seguido me agradeció.

-Y usted ¿por qué se encuentra aquí? ¿Eres familiar de alguno de ellos?

- Pues, todo se trató de un sorteo y poder venir a "convivir" con ellos.- hice una mueca.- y bueno, los factores de la vida hicieron que yo ganara así que terminé aquí con ellos.

-Que bueno que ganó usted, porque aparte de ser una buena persona, ellos necesitaron felicidad todo este tiempo y usted se lo viene brindando bastante bien y eso que apenas llegó.- Una sonrisa se formó en su cara, y en ese momento pude percibir que ella le tenía mucho cariño a ellos. ¿Felicidad?

-¿Felicidad? Pero si tan solo mira a su alrededor, es increíble todo lo que tienen.- Hice una panorámica al lugar.- Gente que les hace todo, un lugar donde pasar el día, tienen la cantidad de dinero que necesiten y mujeres por donde quieran que veas, su vida es simplemente perfecta.

Glenda negó con la cabeza rechazando todas las palabras que anteriormente habían salido de mi boca.

-Con todo mi respeto, señorita, es muy difícil que la plata haga la felicidad cuando no tienes con quién compartirla... ellos...- De repente unos pasos en el pasto hicieron que Glenda parará de hablar. Ambas nos volteamos para ver al rubio del grupo venir hacia nosotras.

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