Capítulo treinta y seis.

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- ¿De...dejarme? - mi voz temblaba, y no estaba segura si era por el orgasmo que acababa de tener o por el miedo de la respuesta de Harry.

Se acomodó al lado mío y me di vuelta para poder mirarlo mejor, necesitaba una respuesta a lo que acababa de decir, pero dudo obtenerla, por un momento me había olvidado cómo había llegado a la habitación: completamente borracho, y aún seguía de esa manera.

-Déjalo... olvídalo. - Apoyó la cabeza en el almohadón y cerró los ojos.

-Harry no puedes venir a la habitación así porque así y tirarme frases sueltas como para que me arme toda una escena en la cabeza. – Lo miré, pero era inútil, ya parecía que estaba totalmente dormido. Largué un suspiro y lo sacudí. -Vamos Harry, ¿por qué vas a dejarme? – me dolía tan solo decirlo.

- Porque... ¿no ves? – saltó de la cama totalmente alterado, como si el cansancio que cargaba hacia unos minutos hubiese desaparecido por completo. – no quieren Anne, maldita sea, no quieren, me manejan, me controlan todo el tiempo y estoy jodidamente cansado. – Pasó las manos por sus rulos para refregarse la cara, parecía que nuevamente iba a llorar, pero aun así no sabía si seguía siendo efecto de el alcohol o por eso.

- ¿Quiénes no te dejan? – me volvía loca intentar resolver lo que me dice como si fuese un acertijo.

-Ellos, ellos no quieren, y estoy cansado que me quieran alejar de ti. – No sabia de quienes estaban hablando, pero aun así mi mente no dejaba de pensar que podría ser tranquilamente que este hablando de los chicos, lo cual me aterraba.

Se me hizo un nudo en la garganta de tan solo pensar que no nos querían juntos... porque una parte muy dentro de mi si imaginaba estar con Harry y solamente con él, y me dolía demasiado que alguien nos odie de esa manera.

- ¿Qué pasa con Ashley? – pregunté, ella aún seguía en el medio, y nunca tuve una explicación exacta de quien era ella en su vida.

-Ella no ocupa ni la mitad de lo que ocupas tú en mi vida, y eso es lo que les jode. – Harry tomó su bóxer que estaban tirados en el piso y se los puso. Yo seguía tirada en la cama sin saber qué hacer.

Pasé mucho por esta noche, entre Liam, estos acertijos de Harry y el intentar descubrir quienes eran "ellos" me estaba carcomiendo la mente.

Noté que Harry tambaleaba al colocarse la ropa ya que seguía en estado de ebriedad, pero no sabia qué hacer ni cómo actuar... prácticamente me había dicho que me quería... Harry me quería.

-Pero ¿sabes? – habló sacándome de mis pensamientos. – capaz estoy confundido y todo esto es un embrollo... sí, debe ser eso. – mordí mi labio para tragarme, nuevamente, las lágrimas.

- ¿De mi te confundes? – pregunté levantándome de la cama tapándome con la sabana.

-Necesito irme antes de terminar mal contigo Ann. – Terminó de levantar su ropa y se dirigió a la puerta. – Tal vez si necesite alejarme de ti. – Finalizó y cruzó la puerta sin más.

Mis manos temblaban, y estaba muy segura de que estaba por tener un ataque de ansiedad, los cuales hace bastante tiempo no me sucedían, me coloqué el pijama intentando contener la ira de tirar todo al suelo, pero era totalmente imposible. Tiré las almohadas que estaban en mi cama hacia las paredes, un que otro cuadro cayeron al piso, pero no me importaba. Cada vez más lagrimas salían de mis ojos que no podía contener. Me acosté tapándome hasta la cabeza e intenté no pensar en nada de lo que acababa de ocurrir.

Luego de un tiempo miré el reloj que colgaba en la pared que marcaban las 5:30 a.m., definitivamente no había dormido nada. Sentí un sonido proveniente de la puerta e instantáneamente me levanté pensando que era Harry otra vez. Me dirigí a la puerta pisando fuerte el piso, ya no me sentía mal, estaba enojada; abrí la puerta, con todas las palabras que había preparado en mi mente en menos de dos segundos, en la punta de la lengua.

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