Capítulo cuarenta y tres.

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-N...no...- Gemí sobre sus labios. - Joder, Harry.

-Sé que quieres. - Mordió mi labio y tiró de este. - Pero no podemos hacerlo aquí. - Sus manos se metieron debajo de la remera de los Rolling que llevaba puesta. - Te queda tan linda mi sudadera. - sabía que era de él, sabía que se la había olvidado allí la última vez.

Mi cuerpo me pedía a gritos el rose de su piel, las yemas de sus dedos paseaban por mi estómago y llegaban a mis pechos los cuales se encontraban sin sostén.

-Vamos. - Soné desesperada, pero ya no importaba.

Harry me alzó a upa de él llevándome hacia el piso de arriba, mis manos estaban sujetadas de sus brazos, la fuerza que tenían era tan impresionante que por más que me cargara pareciera que estaba llevando una pluma, y eso me ponía como una jodida fiera.

Nuestras bocas estuvieron unidas todo el camino, sin importar si había alguien o no, sin saber ni si quiera a que cuarto iríamos, pero finalmente entramos al de él. Me bajó apoyándome contra la pared una vez dentro, sus manos bajaron hasta el final de mi remera tirando hacia arriba, se separó de mi echando un vistazo a mi cuerpo, se mordió el labio sensualmente a lo que sonreí.

- ¿Te gusta lo que vez? - Lo provoqué.

-Me encanta... - Volvió hacia mí, pero ahora su mano se encontraba en mis bragas, metió la mano debajo de ella mientras su boca devoraba la mía. Gemí al instante que su dedo se introdujo dentro de mi sin avisar.

-Harry... - Su nombre se escapó de mis labios en un suspiro.

-Voy a usar algo que siempre quise usar contigo...- Una sonrisa perversa se reflejó en su rostro.

- ¿Me tengo que asustar? - Mi voz temblaba a causa de los movimientos que hacía con sus dedos.

-Todo lo contrario.

-Entonces, muéstrame.

Lentamente sacó su mano de mis bragas y procedió a ir hacia el placad, de allí sacó un artefacto pequeño, lo que parecía ser como un lápiz, pero más gordo, al acercarse y poder verlo más de cerca pude saber que se trataba de un vibrador. Oh...

-Las reglas son simples...- Se acercó hacia mí. - No puedes venirte sin mi permiso. - Mi boca se entreabrió, pero sin previo aviso encendió el interruptor y lo sentí vibrar contra mi parte baja logrando que me retorciera de placer en solo segundos.

-Mal....maldita sea, Harry. - Tragué. - No voy a poder.

Harry gruñó mientras seguía parado en frente de mí, apartó un mechón de mi frete y pasando la punta de sus dedos por mi mandíbula.

-Mierda. - Gemí al sentir las vibraciones de la varita corriendo por mis nervios. Inmediatamente tiré mi cabeza apegándola contra la pared, estaba tan mojada, tan para él.

-Mírame. - Me dijo. Su voz sonaba fuerte y ronca, logrando que mis sentidos se vuelvan más vulnerables hacia las vibraciones. - Me encanta, me encanta que estés así para mí, Ann. - Su mano recorría mi cuerpo haciendo que me mueva por encima del vibrador, sintiéndome cada vez más y más cerca de llegar a un orgasmo.

Luché para contener los espasmos que largaba mi cuerpo ya que no podía correrme. Mi respiración se aceleró cuando introdujo un dedo en mí, otra vez, los movimientos que hacían con éste acompañaban a los vibrados, mi espalda se arqueó por el espasmo que largó mi cuerpo, me estremecí y los escalofríos recorrieron mi columna.

-No te corras todavía, Anne. - Sus ojos seguían clavados en mí, se notaba que estaba disfrutando todo el show que le estaba dando, por dentro me retorcía al punto que ya me dolía no correrme, mi mente intentaba pensar cualquier cosa que no sea el cuerpo desnudo de Harry encima de mi penetrándome.

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