•Los Malpensados•

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Después de un buen rato, cerca ya a las 3:00 de la mañana, ambos muchachos estaban caminando rumbo al hogar del muchacho, mientras este ya tenía preparadas sus llaves para entrar en el lugar. Todo seguía bastante oscuro, dado que aún no estaba cerca el amanecer.

Ambos muchachos estaban cómodos con el otro, contándose cosas y riendo de otras tantas. El tema algo delicado del que habían hablado, ya había quedado sanado, y calmado en los corazones de ambos. Olivia le confesó a Finn que nunca nadie le había dicho algo tan bonito, haciendo que Finn se sonroje un poco y agradezca que no se note debido a la oscuridad de aquella madrugada, Olivia también le pidió disculpas por haber mojado un poco su hombro con sus lágrimas. El muchacho le dijo que no había ningún problema.

Finn le confesó también que nunca nadie había hecho algo tan valiente por defenderlo, y se lo volvió a agradecer. La muchacha se sintió más halagada todavía, pero al final le repitió una vez más que sentía que era lo que tenía que hacer. Olivia también le estuvo recomendando algunas medicinas y cremas para que su ojo sane más rápido.

Así pasaron el corto tramo del parque a la casa de Finn, en un ambiente de confianza y amistad.

...

Olivia caminaba mientras veía su reloj, y el muchacho caminaba jugando con sus llaves, en pocos minutos llegaron silenciosamente a la puerta. Dónde tuvieron que despedirse.

—¿Segura que estás bien yendo sola a tu casa?—le susurró Finn a su acompañante, cuando él estaba en la puerta de su casa y ella al frente de él.

—Claro que sí, no te preocupes aquí la damisela en peligro eras tú. Por eso vine hasta tu torre a rescatarte, pero no quisiste dejar caer tu cabello— susurró la muchacha bromeando, haciendo reír a ambos—Mi casa está algo lejos, pero no te preocupes. Tengo mi patineta, llegaré a tiempo—dijo, poniendo la patineta en el piso, y subiéndose a ella.

—Gracias por el rescate, príncipe — le siguió la broma el muchacho haciéndole una reverencia, ella siguió con el juego y le devolvió otra reverencia—te veo, mañana en la escuela.

Olivia rio viendo su reloj-técnicamente, nos vemos en unas horas en la escuela-dijo, mostrándole la hora.

—Tienes razón, entonces nos vemos en unas horas— habló despidiéndose de la muchacha, no se dio cuenta que había pasado tanto tiempo—Me mandas un mensaje cuando llegues sana y salva a tu casa. Para estar tranquilo—le pidió.

—Está bien, Romeo—volvió a bromear Olivia, mientras también se despedía y se disponía a marcharse a bordo de su patineta.

—¿Que no era Rapunzel?—dijo el muchacho desde la puerta de su casa mientras reía. Olivia se volteó desde donde estaba, no muy lejos a mirarlo.

—La misma cosa, supéralo—le dijo la muchacha riendo, y siguió alejándose en su patineta—Te escribo cuando llegue, no te preocupes—dijo sin voltear a verlo, mientras se iba bastante rápido a bordo del skate y rumbo a su casa.

Finn agitó su mano a forma de despedida a la hora de verla doblar la esquina, la muchacha correspondió el gesto y continuó su camino tranquilamente.

...

Finn abrió la puerta de su casa con total sigilo, y la cerró detrás de él de la misma manera, subió las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible. Entró a su habitación, puso sus llaves en la pequeña mesa de noche que tenía, volvió a ponerse su pijama, y acomodó todas las cosas de su habitación para que no parezca que había salido. Estuvo un buen rato despierto, esperando el mensaje de Olivia, el cual llegó después de la espera. Olivia ya había llegado a su casa sana, salva y sin ningún problema, le escribió a Finn y este ya estuvo más tranquilo.

𝐏𝐀𝐈𝐍𝐓 | 𝖥𝗂𝗇𝗇 𝖶𝗈𝗅𝖿𝗁𝖺𝗋𝖽 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora