•Indirecta•

1.6K 210 111
                                    

—¿Me entendiste?—le preguntó Olivia divertidamente mientras se sentaba mejor en la cama, aún frente a frente con el muchacho.

Finn flexionó su brazo, y llevó su manos a la frente como un militar.

—Si señor, señora, señorita.—dijo divertidamente mientras se corregía.

Después de un rato, ambos rieron.

Y estuvieron un buen rato mirándose uno al otro, ahí directo a los ojos. Dicen, que los ojos son el espejo del alma, y parecía ser cierto, Finn no podía creer como su humor había cambiado, y como su tristeza había desaparecido con una sonrisa, un discurso y un abrazo. Los ojos de Olivia eran tan bonitos, que no podía creer porque no se había fijado en ellos antes, estaban llenos de bondad, cariño, valentía, fuerza y convicción.

Era ella, o algo en ella que tenía la capacidad de levantar a Finn de los hoyos más profundos en los que caía, era ella la única persona con la se había sentido de una manera tan inexplicablemente bien, eran sus ojos, su carácter, santo cielo era todo.

Finn volvió a abalanzarse tiernamente hacia los brazos de la muchacha, ese lugar que él mismo había definido como su preferido, y como el refugio de su alma. Volvió a acurrucarse como antes, sintiendo de nuevo el acompasado y pacífico latido de su corazón. La muchacha también correspondió al abrazo envolviendo sus brazos en el delgado cuerpo del chico.

—Gracias—le dijo Finn, mientras la abrazó un poco más fuerte.—Por todo, absolutamente todo, estaba aún triste antes de que vinieras, gracias por animarme, por estar conmigo, por ayudarme, por hacerme feliz—le dijo con sinceridad y profundo sentimiento, quería decir tantas cosas, pero no sabía como expresarlas, el profundo agradecimiento, y el cariño.

—¿Yo te hago feliz?—preguntó con algo de  incredulidad la muchacha, mientras  ambos seguían abrazados.—¿Yo?—preguntó aun con incredulidad.

—Siempre—confesó el chico con un poco de timidez, acurrucandose un poco más en su pecho, pudiendo así sentir que aquel latido tranquilo del corazón de la chica, se había acelerado un poco. Olivia volvió a acariciar el cabello del muchacho en el abrazo, como lo había hecho antes.

—y tú a mí—le respondió la muchacha, haciendo que esta vez el del corazón acelerado sea él.

Sus sentimientos respecto a ella estaban confusos, algo dentro de él empezaba a darse cuenta de lo que estaba pasando, pero la parte pensante de su cuerpo se lo prohibía, porque no estaba en sus planes sentir esas cosas de repente.

Supuso que estaba desarrollando un amor platónico en Olivia, y rezó internamente porque se le pase rápido. Sabía que no podía sentir otra cosa, porque eran amigos, y por más de tener una relación falsa, que él en verdad sienta ese tipo de cosas podía mandar el plan y su amistad con la chica al carajo, y no quería hacer eso.

Pero no podía evitar esa sensación extraña en su pecho, que quemaba y se sentía tan pero tan extraño, como nunca jamás le había pasado con alguien en toda su joven vida.

Sólo ahí se puso a pensar en la posibilidad de que sea algo más que un amor platónico. Y se asustó.

Era raro, porque  todos esos pensamientos se le habían combinado, mientras ambos, seguían en el abrazo, y él seguía acurrucado.

...

Después de eso, ambos quedaron en silencio, mientras disfrutaron de la cálida cercanía del otro. Eventualmente se tuvieron que separar, Finn no quería pero tuvo que hacerlo.

Estuvieron hablando entonces, Finn empezó a decirle que no importaba lo que pasó y que seguiría en el equipo de atletismo y que esperaría al próximo año para poder competir, el muchacho aún no quería prender su teléfono, porque quería mantenerse alejado de ese hasta el día siguiente.

𝐏𝐀𝐈𝐍𝐓 | 𝖥𝗂𝗇𝗇 𝖶𝗈𝗅𝖿𝗁𝖺𝗋𝖽 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora