𝐏𝐀𝐈𝐍𝐓 | 𝖥𝗂𝗇𝗇 𝖶𝗈𝗅𝖿𝗁𝖺𝗋𝖽 (✓)

•Almacén•

Ya habían pasado varias horas desde que la fiesta empezó, y parecía que nadie tenía intención de irse. Finn quedó estático unos segundos mientras vio a Olivia entrar al pequeño y oscuro almacén.

Y entonces, y gracias al alcohol todas sus vergüenzas desaparecieron totalmente, y entró cuando la alcanzó, estampó a la chica contra la pared del almacén, se agachó hasta su altura y la besó, la besó como nunca la había besado antes, ni a ella ni a nadie, en toda su vida.

La muchacha después de unos instantes de confusión correspondió con el mismo fervor, y lo atrajo más hacia ella. Gracias a los efectos del alcohol, Finn llegó a atreverse a levantarla de la cintura y que envuelva las piernas en sus caderas, haciendo que sus cuerpos rocen más.

La sostenía de los muslos, y a veces de la cintura, mientras la mantenía pegada a la pared. No podía ni quería despegar los labios de los de la muchacha y al parecer ella tampoco. La apretaba contra sí, y no podía evitar acariciar su cuerpo cada que se aseguraba de sostenerla mejor.

El joven suspiró, al sentir como Olivia tiró levemente de su labio interior, y como una sensación extraña recorría su espina dorsal y todo su cuerpo, despertando algo dentro de él. Sintió como la muchacha acariciaba su rostro con dulzura, y como al besarse todo se tornaba más y más intenso. Sentir las caricias de la muchacha en su rostro, parte de su cuello, y sus labios moverse al compás de los suyos en un ritmo tan desgraciadamente tentador y hasta sensual, hacía su corazón latir muy rápido y todo su cuerpo sentir que podría desmayarse en cualquier momento.

Finn estaba ebrio, Olivia estaba ebria, todos estaban ebrios. Hasta Daniel Henderson, el chico más correcto académicamente y exnovio de Madison, olía a alcohol desde lejos. Pero lo que estaba pasando en el almacén era diferente, si bien estaban ebrios, lo único que hizo el alcohol es que ambos muchachos en realidad desaparezcan las vergüenzas, los miedos y ese dolor en el corazón de cuando estaban sobrios, y que las emociones y sentimientos de ambos, exploten de un momento a otro y salgan a flote con bastante fuerza después de haber estado ocultos y reprimidos.

Aún así, estar tan borrachos podía llevarlos a un extremo, que tal vez no estaban listos para vivir aún, pero por más de eso, ambos ya estaban bastante grandes como para no saber lo que estaban haciendo. Ya no tenían 14 , su edad era perfecta para saber a lo que se estaban arriesgando.

Pero el alcohol en sus cuerpos, impedía que piensen con total claridad, ignorando a la parte pensante de sus cuerpos, que les decía que por favor tenían que parar antes de que cometan una imprudencia.

La música estaba bastante fuerte, pero a su alrededor parecía no sonar, la mente del muchacho se perdió en otro mundo mientras pegaba más su cuerpo al de su acompañante, lo cual parecía imposible ya que sus cuerpos estaban técnicamente adheridos el uno al otro. En un momento, se encontró a sí mismo colando descaradamente sus fríos y largos dedos por debajo de la camiseta de Olivia, que se estremeció al sentir el frío tacto del muchacho en la piel. Las piernas de la muchacha seguían envueltas en la cadera del muchacho, el cuál de tanto en tanto, dejaba la piel de su espalda para ayudarla a sostenerse mejor, y que no se caiga, acariciando su cuerpo en el trayecto.

Acarició la piel de la muchacha por debajo de su camiseta, sintiendo incluso sus manos temblar al hacerlo por sentir contacto directo con su piel.

Cada que separaban sus labios, podían sentir el aliento a alcohol que tenía el otro, cosa que hacía que algo se encienda en el cuerpo del muchacho. De un momento a otro, se encontró a sí mismo besando el cuello de la chica ya casi sin poder controlar los deseos que estaban cruzando por su mente en esos instantes, sus besos subieron hasta la mandíbula y luego al lóbulo de la oreja de Olivia, para bajar nuevamente hasta su cuello, dejando seguramente varias marcas, que se notarian al día siguiente. Su piel era suave, delicada, dulce, provocaba sensaciones desconocidas en él, deseos, pasiones, escenarios en su mente que le provocaban cosas, sentimientos fuertes. No podía separarse de lo adictivo que resultó ser la piel de su cuello, donde beso e incluso se atrevió a morder con delicadeza.