Parte 85

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Hechamos a andar y por el camino apenas hablamos. Nos limitamos a andar y Sebastián de vez en cuando me observa.

Sebastián: Tengo que darte la enhorabuena primeramente por tus notas y segundo por lo que has descubierto con la escritura egipcia. Yo jamas hubiese caído en la cuenta. Es increíble, se nota que te encanta. Vas a llegar muy lejos.

Me lo dice con sinceridad, puedo notarlo.

Rose: Sebastián, te agradezco tus palabras pero no entiendo tu cambio de actitud. Que yo sepa ahora me odias desde que descubriste quién era mi padre.

De repente veo que sonríe, lo que hace que me sienta impotente y muy pequeña al lado de él. No dice nada más hasta que estamos al lado de casa y veo que mi gata Mía se acerca al profesor y empieza a jugar con él. Ambos juegan durante un buen rato. Maldita gata, siempre quiere quitarme protagonismo delante de Sebastián.

Sebastián entonces se incorpora, pero sigue mirando a la gatita.

Sebastián: No te odio.

Me quedo allí plantada, esperando otra reacción de él, sin poder pensar en nada más que no sea en su presencia. Deja de mirar a Mía y me mira a mí con los ojos llorosos. Sus ojos se posan en los míos y hace que un escalofrío recorra mi cuerpo.

Sebastián: Jamás podría odiarte. ¡JAMÁS!

Me asusto ante el grito que ha pegado.

Sebastián: He sido un estúpido, un auténtico estúpido. Tenemos que hablar. Necesito que me perdones.

Rose: Lo siento pero es tarde para disculpas.

Sebastián: Entiendo...

Sebastián afloja sus hombros y se marcha por el bosque y entonces se arrodea.

Sebastián: Nos vemos el sábado en Bruming.

Asiento y noto como susurra en voz baja, con sus ojos miel clavados en los míos.

Sebastián: Te quiero.

Duda un segundo haciendo un amago de no irse y a continuación se marcha.

Yo también lo quiero... Mucho...

Un rato más tarde estoy sentada en el jardín leyendo tranquilamente para concentrarme en otra cosa que no sea en todo el jaleo de mi vida.

De repente siento unas ramas crujir, y no logro identificar de dónde viene. Me pongo en alerta, muy tranquila he estado últimamente, podría ser cualquiera, un vampiro de Harry, o cualquiera capaz de hacerme daño. Sin embargo veo asomar algo por las retamas y es un lobo. ¡Es Sebastián!

Rose: ¿Qué haces aquí otra vez?

De repente veo a Mía salir detrás de él, y corre hacia mí. Ahora entiendo, ha venido a devolverme a la gata que se fue tras él. Me relajo y vuelvo a sentarme.

Rose: Gracias por traerla, pero sabe volver sola. De hecho siempre está por el bosque.

El lobo se queda parado. Veo algo de tristeza en sus ojos. Parece que me esté pidiendo perdón.

Rose: Te he dicho que no voy a perdonarte...

Sebastián se acerca hacia mí tranquilamente, y mi gata vuelve a irse con él a jugar, pero no le hace caso, se acerca aún más a mí...

Se inclina hacia donde estoy y noto como huele la bolsa de patatas que tenía abierta. Me hace gracia, después de habernos comido las pizzas, sigue teniendo hambre, seguramente su transformación le dé hambre. Sonrío pero antes de que dé cuenta se arrodea y se marcha rápidamente, antes de que pueda ir a por algo de comida.

Al rato noto un aullido de lejos, seguramente de él, un aullido que me provoca una sensación extraña en la barriga. Un poco más tarde, el sueño puede conmigo y me voy a la cama.

Al día siguiente es viernes, los nervios aumentan ya que mañana sábado el castillo recibirá a muchos brujos y brujas para unir sus fuerzas y romper el hechizo que tengo desde pequeña. Jac ha organizado todo junto a Begonia para que yo no me tenga que preocupar de nada, solo de asistir el sábado al encuentro.

A estos nervios se le añaden los de la fiesta de esta noche, y encima Sarah está eufórica y no para de llamarme para cualquier chorrada de los zapatos que va a ponerse, los pendientes o el maquillaje. 

Aún no ha llegado la noche, solo estoy duchada y peinada tengo que maquillarme y vestirme. Antes de que me empiece a maquillarme siento que tocan a la puerta, no se quién pueda ser a estas horas, agudizo algo el olfato y no consigo rastrear, así que es Jac. Abro la puerta y veo que viene con un coche a recogerme y yo aún no estoy arreglada. Me hubiese encantado que fuese Sebastián el que tocase a la puerta para recogerme y llevarme al baile, pero Jac me saca de mi imaginación y vuelvo a la realidad.

Jac: Lo he alquilado. Había pensado llevarte volando pero no quería que te despeinadas por el aire. Aunque con un poco de magia se hubiese solucionado.

Me muero de la risa. Jac ha sido muy amable en llevarme a la fiesta, y está siendo muy detallista conmigo. No me imaginaba que sería así, después de las antipático que fue conmigo cuando nos conocimos.

Jac: He venido un buen rato antes, porque quería hablar contigo.

Jac me coge mis manos con las suyas y me mira tímidamente.

Jac: Rose tengo que contarte algo  importante. No puedo ocultartelo por más tiempo y debes de saberlo antes de que llegue mañana.

Levanto la vista para mirar a Jac y ver mejor su reacción. Me asusta esta actitud y lo que tenga que contarme.

Jac: Como sabes alguien asesinó a tu ángel de la guardia...

Rose: Si, ¿y...?

Jac: ... y a mí se me encomendó la misión de yo fuese tu ángel de la guardia.

Rose: ¡¿Qué?!

Me alejo un poco de él.

Jac: Por favor Rose, relájate que te explique.

Vuelvo a acercarme a él.

Jac: La cuestión es que quien me encomendó la misión sabía lo que se hacía, sabía que no iba a poder protegerte y quería que quedaras desprotegida... Y sabia que no me iba a ir de la lengua...

Rose: ¿Pero porque no puedes protegerme? Si has estado aquí estos días es por eso, ¿No?

Jac niega con la cabeza, parece que quiere buscar las palabras adecuadas.

Jac: Resulta que no puedo ejercer mis poderes de ángel protector contigo.

Rose: ¿Y eso por qué?

Jac: Dice la ley sagrada de los ángeles de la guardia,  podemos ejercer nuestros poderes con cualquier persona humana o no, siempre y cuando no sean nuestros hijos y parejas...y tampoco podemos proteger a la persona con la que estamos destinados a estar juntos.

Rose: ¿Qué me estás diciendo? ¡Eso es imposible! ¿Estás jugando conmigo?

Esta vez sí me retiro más bruscamente, el me agarra la mano.

Rose: ¿Me estas diciendo que lo que siento por Sebastián es parte del hechizo?

Sebastián- Mistery Spell - It is love (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora