Bienvenida al Raimon

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Bueno bueno, hola a todos, hoy os traigo un capítulo muy especial y realmente largo. Espero que disfrutéis de el tanto como yo lo he disfrutado. Realmente me gustaría saber vuestra opinión de este capítulo, así que sois libres de comentar lo que deseeis. Muchas gracias por seguir leyendo esta historia.

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La alarma del móvil resonó por toda la habitación al llegar las ocho de la mañana.

La rubia abrió lentamente los ojos y estiro su mano hasta la mesita de noche y, así, poder apagar aquella condenada alarma.

Una vez la hubo apagado, miro a su izquierda topándose con el rostro sereno de Víctor, pues la alarma no había funcionado con el.

Paso una de sus manos por los revueltos cabellos del chico y le zarandeo un poco dándole en el hombro.

Vamos Vic, despierta -le dijo mientras le meneaba- Tenemos que ir a desayunar y luego subir a cambiarnos, que nos recogen a las once.

El chico abrió los ojos perezosamente clavándolos en los azules de la chica, dándose cuenta a los segundos de que día era, por lo que se incorporó rápidamente en la cama.

Perdón perdón -dijo el chico rápidamente- No me estaba dando cuenta

Tranquilo, pero ve a ponerte algo rápido y baja a desayunar -le apresuro la rubia-

El de cabellos azules le asintió y fue a toda prisa a su habitación, para vestirse con los primero que encontró y así bajar a desayunar, acto que fue imitado por la rubia.

Cuando estuvieron cambiados, ambos bajaron a toda prisa al comedor, siendo los primeros en llegar y ponerse a desayunar.

A medida que los minutos pasaban, el resto de miembros del equipo iban bajando con sus uniformes puestos, todos dispuestos a comenzar el entrenamiento de aquel día.

Buenos días -le dijo el atleta a los dos chicos que ya se encontraban desayunando y sentándose junto a la rubia-

Buenos días -contestaron ambos al unísono mientras seguían desayunando-

No hay nervios eh? -habló el pelicenizo sentándose al otro lado de su amiga y sonriéndole dulcemente-

Nervios? Que? Nah... Pero que dices... Pffff, yo no estoy nerviosa -dijo la de ojos azules atropelladamente-

Alice, calmate, todo ira bien -le dijo el chico de los remolinos, que acaba de sentarse junto al de ojos ambarinos-

El desayuno paso normalmente, con la única excepción de la directora técnica de aquel equipo.

Poco a poco, los jugadores fueron yéndose a la sala oscura a entrenar, a excepción de Riccardo, Arion, Cherise y Skie.

Que hacéis? -les preguntó la rubia levantándose de la mesa pues ya había terminado- Os queréis ir a entrenar?

Nop -le dijo la pelirrosa con una sonrisa- Skie y yo vamos a ayudarte con el peinado y el maquillaje y los chicos ayudaran a Víctor a arreglarse

Eh! No me hace falta... -comenzó a protestar el peliazul, pero fue interrumpido por el virtuoso-

Claro que te hace falta, eres un desastre -le dijo el chico burlón-