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Cuando el Orion Express se detuvo finalmente, todos los que iban en el esperaron a que la puerta se abriese y les diese paso al nuevo planeta al que acababan de llegar, Sílice.

Cuando la puerta por fin se abrió, el Earth Eleven descendió del tren mirando todos a su alrededor emocionados, todos salvo Víctor, quien estaba serio como de costumbre.

No estas emocionado? -le preguntó la rubia al delantero sonriendo- Estas muy serio Vic

Supongo que si estoy emocionado, no se, todo esto es muy raro -dijo el mayor encogiéndose de hombros- Aun no termino de creermelo

Pues vete haciéndote a la idea, esto empieza -habló Riccardo haciendo un gesto con la cabeza hacia el frente-

Ambos chicos llevaron su mirada al frente y se toparon con un extraterrestre de cabellos azules y ojos verdes, que esperaba por ellos frente al tren.

El gran Ozrock me ha ordenado que haga de guía en vuestra estancia -dijo el alienígena sin mostrar expresión alguna- Soy Meteo Garnet vuestro coordinador.

Encantados -respondió todo el equipo al unísono-

Sois libres de usar vuestro tiempo como queráis antes de que empiece el partido -habló de nuevo Meteo mientas se ponía de lado y hacia un gesto con la mano hacia la salia- Así que, que os parece dar un paseo hasta entonces

Suena divertido -dijo Cherise-

Entonces permitid que yo, Meteo, os guíe -continuó hablando mientras comenzaba a caminar-

Un paseo... -dijo el delantero con una sonrisa divertida en él rostro y con su mirada sobre la rubia-

En cuanto podamos nos escaqueamos -dijo la rubia sonriendo divertida al mayor-

Esa es mi chica -dijo besando la cabeza de la rubia-

El extraterrestre comenzó a caminar fuera de aquella especie de estación a la que habían llegado los jugadores de la Tierra, quienes le siguieron hasta la salida, topándose con un ambiente demasiado distinto al que estaban acostumbrados.

La gravedad era bastante distinta a la de su planeta de origen y el viento que soplaba en aquel árido planeta era un tanto molesto para todos los jugadores.
La rubia tuvo, rápidamente, la necesidad de recoger su cabellos en una cola de caballo, pues, debido a aquel viento, sus mechones dorados no paraban de revolotear por delante de sus ojos impidiéndole la visión.

Cuando llegaron a lo que parecía ser una ciudad, el delantero de cabellos azules y la rubia se miraron de reojo y, con una divertida sonrisa en sus rostros, se alejaron del resto del grupo, corriendo entre algunas calles para alejarse de ellos.

Había que admitir que la ciudad era hermosa, ambos chicos paseaban por las calles cogidos de la mano mientras admiraban la singular belleza de aquel lugar.
Las casa se encontraban incrustadas dentro de las montañas que se alzaban por todo el paisaje y formaban los bordes de las calles, las cuales estaban repletas de puestos de comida, bebida, ropa... Había un poco de todo.

No te parece precioso? -le preguntó la rubia a su novio con una sonrisa dibujada en el rostro-

La verdad es que me parece increíble-admitió el chico, quien seguía observando su entorno- jamás pensé que tendría la oportunidad de ver algo como esto

Dijiste exactamente lo mismo cuando viajamos al cretácico, recuerdas? -le preguntó la de ojos azules soltando una pequeña carcajada-

Cierto -dijo el delantero riendo- Cada vez nos pasan cosas mas absurdas

Eso es innegable -dijo la rubia riendo ligeramente-

Los chicos continuaron caminando por las calles de aquella ciudad, siendo acogidos por la gran hospitalidad y amabilidad de los habitantes de aquel planeta, quienes les ofrecían comida y bebida allá por donde pasaban.

Bienvenida al RaimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora