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La noche pasó lentamente a ojos de la rubia, cuando su despertador sonó a las ocho de la mañana, sentía como si hubiese dormido un día entero; había conseguido descansar realmente y eso era algo que no hacía desde que se habían llevado a Víctor, supuso que todo gracias a la reconfortante compañía del pelicenizo.

Buenos días rubita -habló el virtuoso mientras se sentaba en la cama estirando sus músculos- Que tal has dormido?

Muy bien -comento la rubia bostezando mientras se sentaba junto a el y besaba su mejilla- Gracias por quedarte conmigo esta noche

No fue nada, ya lo sabes, me necesitabas y eso era mas que suficiente para quedarme -dijo el virtuoso levantándose de la cama- Además, estuvo bien no dormir solo para variar

Claro, te falta Gabi y estás tristón -comentó la rubia burlona-

No todos tenemos la suerte de que nuestra pareja esté aquí -dijo el pelicenizo rodando los ojos y negando con una sonrisa-

La rubia quiso suspirar al escuchar palabras, aquello era mentira y verdad a la vez en su caso, pero no podía decirle nada al contrario.

Bueno, tienes razón, algunos somos mas suertudos -comento la rubia con su falsa sonrisa- 

Iré a cambiarme, nos vemos en el desayuno -dijo el virtuoso sonriendo y saliendo de la habitación-

Tras haberse despedido del pelicenizo, la rubia se levantó al fin de la cama y acudió al cuarto de baño, donde se dio una rápida ducha y se puso el chándal del equipo, recogiendo su cabello en una alta cola de caballo.

Cuando terminó de prepararse, salió de su habitación y caminó directa al comedor, dónde fue recibida por sus amigos y compañeros.

Buenos días rubia, como estás? más calmada? -preguntó el velocista con una sonrisa-

Estoy bien, ya no tengo el susto en el cuerpo -dijo la rubia sentándose entre el velocista y el delantero estrella, justo frente a Riccardo.

Anoche lo pasaste realmente mal -dijo el boxeador- No sabía que tuvieses ese pánico a la oscuridad.

Aprendí a llevarlo con los años, pero ayer fue demasiado, no lo aguanté -comentó con una leve sonrisa- Pero ya estoy perfectamete.

Como me alegra oír eso -dijo tía Andrea- Siento que te asustara tanto, pero os traigo una buena noticia

Una sorpresa? -preguntó la pequeña de cabellos verdes ilusionada-

 Hoy podéis llamar a la Tierra -dijo tranquilamente, como si ya lo supiesen todos allí-

Eh? pero es que podemos llamar a la Tierra? -preguntó el pequeño portero sorprendido-

Como, no os lo dije chicos? -preguntó la mayor, confusa al principio, regalándoles una sonrisa- Pero solo son diez minutos a la semana, cuando las ondas electromagnéticas están bien alineadas. Así que venga, podéis ir ya

Vas a llamar a tu tía Silvia? -le preguntó Skie a su novio-

Creo que no llamaré a nadie -respondió el moreno con una ligera sonrisa-

Todos los allí presentes le miraron curiosos y confusos, pues no entendían el porqué.

He decidido que no contactaré con nadie hasta que ganemos el Gran Celesta Galaxy y volvamos todos a la Tierra -dijo el moreno seriamente-

Arion... Entonces tendrás que esforzarte! -dijo la peliazul sonriendo- Y yo os animaré con todas mis fuerzas

Mientras tanto, los demás se levantaron y se dirigieron a donde tía Andrea les había indicado que se hallaba aquel teléfono interespacial que les permitiría comunicarse con sus familias y amigos durante diez minutos, aunque, al ser solo diez minutos, habría que turnarse y solo el primero en llegar podría usar el teléfono.

Bienvenida al RaimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora