~Capítulo 12~ Disparo

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Puv Charlotte

Trevor me dejó en casa en medio de la madrugada, aparcamos cerca de casa, caminó hasta la puerta sus ojos no abandonaban lo mismo, cuando estaba por abrir la puerta, tomo mi mano atrayéndome a su pecho firme, sus ojos azules se veían oscurecidos por los pocos rayos de la luna, haciéndome sentir perdida por su presencia.

Era como si todo retrocediera ante su existencia, el tiempo se detenía y solo éramos los dos.

Una sonrisa se dibujó en su boca, como si pudiera leer mis pensamientos. ¿Qué me pasaba? ¿Estaba enamorándome o las hormonas me estaban pasando una mala pasada?

-No quiero jugar contigo, el día de hoy me he comprometido- su mano puso un mechón rebelde de cabello tras mi oreja, su cara tenía una expresión sincera, pero no podía convencerme por completo de sus acciones, pero sus manos sobre mi piel hacían que desaparecieran mis pensamientos- No hay secretos, mi reina- beso suavemente mi mejilla, bajando de a poco por cuello.

Unas cosquillas comenzaron a subir por mi piel, su lengua se sentía áspera y suave en mi cuello salado por el sudor de la noche, sus manos se aferraron más a mi camiseta, mis dedos se mezclaron con su cabello rebelde, no dejando ningún espacio entre nosotros deseaba más de él, pude sentir su risa contra mi piel, entonces cambió su táctica dejando pequeños besos subiendo muy cerca de mi boca.

Provocándome.

- ¿Quieres pasar? -comente sin saber si era lo correcto o no, era el primer chico que invitaba a mi cama, en casa.

Su sonrisa se sintió en mis labios, su respiración pesada, hacía que me sintiera caliente y lista para él, sentía la necesidad de tenerlo entre mis piernas.

-Debo volver a la escuela- comento dudoso.
- ¿Por qué? -
-Estoy en el internado- eso me dejó más confundida, había demasiadas cosas que no sabía de él, pero al mismo tiempo sabía que no podría entrar en la escuela.
-Cariño- pase mi mano seductoramente por su espalda- las puertas las cierran a las 10, no quiero que estés en problemas-

No esperé a su respuesta y lo atraje dentro de mi hogar, la casa estaba silenciosa mientras recorríamos el camino entre la sala de estar y comedor para llegar a las escaleras, cuando finalmente pudimos llegar a la parte del pasillo y llegar a mi puerta, estuvimos a salvo, sin ser descubiertos, porque si mis hermanos lograban pillarnos tendríamos muchos problemas, peores que mis padres.

Por suerte mamá ya no estaba en la sala y papá parecía aún estar trabajando.

En el camino Trevor tomo mi trasero con una de sus manos, haciéndome saltar, me giré para reprenderlo por su atrevimiento, pero me tomó por sorpresa, su mirada tenía un brillo especial, me besó ardientemente contra la pared, subió mis piernas en sus brazos, comenzó a caminar mientras me devoraba la boca.

Sus manos se presionaban firmemente en mi trasero, y el beso se volvía cada vez más exigente, en las escaleras dimos leves tumbos, al momento de llegar al pasillo se acercó a mi puerta, la primera a la derecha, cerró la puerta con su pie y temí que todos se levantaran encontrados de forma muy comprometedora.

Con un cuidado del que no lo creí capaz me depositó en la cama, me acomodo hacia el centro, agradecí infinitamente la oscuridad, para que no viera el nivel de sonrojo que tenía, subió lentamente a la cama rozándose con mi piel, su actitud furtiva me hacía sentir como si fuera su presa y sabía que atacaría en cualquier momento, la idea de cruzar todos los límites es irresistible, sus manos guiaron las mías sobre mi cabeza, pase saliva, sintiendo como la sangre subía a mi cara y mi cuerpo reaccionaba ante su contacto, quería sus labios sobre los míos, sus dedos comenzaron a juguetear con el borde de mi camisa, no necesito más que verme para saber la respuesta, comenzó a sacármela, su boca comenzó un camino de besos desde mi cadera hasta mi cuello, se sentían como besos de mariposa sobre mi piel salada.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora