Anexo 1. Itzae te amo

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Puv Charlotte

Me dolía mucho el vientre mientras caminaba por el pasillo.

Pase saliva, intentando no apoyar del todo mi mano sobre las marcas recientes, pero era algo compulsivo intentar proteger esa zona, tuve que recostarme en la pared para esperar que la oleada de dolor me abandonara.

Iban y venían sin control, recordándome lo vulnerable que era.

Tome una respiración profunda, para motivarme avanzar, la distancia parecía interminable, pero era reconfortante saber, que cada vez estaba a un paso más cerca de la puerta, toque dos veces, esperando alguna respuesta, no la recibí. Me preocupe por él, gire el pomo de la puerta de forma pausada, mi corazón comenzó a latir rápido temiendo lo peor. No era normal en el no responder.

Aun me encontraba débil como para pelear, pero haría lo que estuviera en mis manos para salvarlo, como hizo conmigo.

Ahí estaba el sentado en la silla con los brazos apoyados sobre las piernas. Una copa de Whiskey medio vacía al lado de una botella y unos papeles desperdigados en la mesa.

-Itzae...-mi voz sonó suave, parecía aturdido lo repetí más fuerte, causando que se girara para verme.

Lucia perdido, sus ojos no parecían entornarse del todo, estaban algo vidriosos, bajo sus ojos había bolsas por la falta de sueño, eso hizo que un sentimiento de culpa naciera en mi pecho, él había estado tan pendiente de mí, que estaba enfermando, entonces tome una decisión, entre a la habitación y cerré la puerta tras de mí.

Tome el valor que tenía para acercarme a él, sabía que se encontraba vulnerable y necesitaba ayuda, mientras yo tenía opciones muy limitadas por el estado de mi cuerpo, en cuanto llegue a la mesa comencé a recoger los papeles, eran propiedades del cartel, sin atreverme a preguntar los hice en una pila al fondo de la mesa, cuando intente alejar el vaso de él.

Su mano capturo la mía, obligándome a mirarlo.

-No lo hagas-arrastraba las palabras con un acento marcado-tomate una copa conmigo-antes que terminará de hablar, ya estaba negando con la cabeza, había venido para que fuéramos a comer- concédeme este deseo, por favor-

Mi corazón se detuvo ante la ternura de su voz. Tome asiento a su lado, use su copa para llenar el vaso por la mitad, su color café se desvanecía en los adornos del vidrio, tal vez necesitara un trago después de todo lo que había vivido en estos días, sin pensarlo le di un trago largo, mi mexicano apoyo su mano en mi pierna.

-Venía a buscarte para comer, pero tendré que llevarte a la cama-

Lleno el aire con una carcajada masculina.

-Que dichoso soy entonces-una sonrisa sardónica se puso en su boca-Una chica caliente me llevara a la cama, ¿Quién usara las esposas esta vez? -

Mordí mi labio viendo su expresión sexy, seguía siendo un casanova.

- ¿Traigo la ropa interior comestible? - ambos reímos por mi comentario, en otros tiempos gozábamos abiertamente nuestra sexualidad, al fin luego de un año podíamos hablar del tema sin que fuera extraño.

Cuando el trago del vaso se acabó, preferí tomar directamente de la botella, intercambiándola mientras hacíamos bromas sexuales sobre aventuras que tuvimos.

- ¿Recuerdas...cuando lo hicimos sobre el escritorio de mi tío y nos atrapo aquel guardia? - sentía como los colores volvían a mi cara.

Qué vergüenza, había intentado olvidar aquellas cosas. Eran otros tiempos.

Sin saber en cual botella terminamos en la cama riéndonos como los colegiales que éramos, amaba este momento de locura, olvide la comida, el dolor, el sufrimiento y la tortura, mi chico me hacía sentir especial.

-Diablos, ¿Por qué terminamos? – me gire para ver su rostro, incline mi cuerpo hacia el suyo, sintiendo este magnetismo que siempre ha estado ahí, sus ojos fueron a mis labios descaradamente, él siempre fue así, demasiado honesto.

Sus dedos tocaron mi boca, dibujando figuras con los dedos.

-Porque en este negocio te vuelves un monstruo- sus ojos se posaron en los míos- nos amamos demasiado para vernos morir-

Sus palabras eran como un puñal.

-Cuando nos conocimos éramos niños, nuestro amor floreció en las mejores intenciones-dijo mirándome con un brazo flexionado sobre la almohada- con el brillo de tus ojos aprendí a decir te amo, me enamoraba de ti con cada día que pasaba- sus ojos despedían una ternura que no vi antes- Cuando estoy a tu lado, todo se vuelve insignificante en comparación, las preocupaciones, las ambiciones o deseos de venganza, todo es banal comparado contigo, estoy en calma, porque tengo todo lo que necesito a mi lado-

Suspiro mirando el techo.

-Perderte ha sido la peor decisión que he tomado en mi vida y mira que he tomado muchas malas-apoyo su codo para mirarme, sentía que sus ojos desnudaban mi alma-no soy digno de ti, cuando tuve la oportunidad de tenerlo todo, lo arruine, sé que nunca vas a perdonarme, créeme, no me hago ilusiones, pero luchare cada día que me quede por ti-

- ¿De qué hablas? - sus palabras parecían ser muy profundas, el alcohol me hacía sentir confundida.

-Estar en peligro de muerte, me hizo ver lo frágil que es mi vida- acaricio mi mejilla, acercando su cara a la mía-No quiero dejar cosas pendientes de nuevo- sus labios rozaron los míos, eso me hizo abrir los ojos, el embobamiento de alcohol se me paso de inmediato, este era un terreno peligroso- En la mesa están los documentos para que mi madre y tu estén seguras en caso que muera-

Puse un dedo sobre sus labios, negando con mi cabeza, el dolor de sus palabras me hizo sentir que en cualquier momento lo perdería, pero él era mi chico fuerte.

-No digas eso...-el suavemente quito mi mano de su boca y la beso.

-Es una realidad, un día este trabajo va a matarme, pero quiero que puedas rehacer tu vida cuando yo ya no esté, perdóname por meterte en esto, se cuánto odias este peligro, la muerte respirando en tu nuca- pude escuchar como paso saliva, sus ojos estaban muy rojos, ¿Qué más ideas locas tenía en esa cabecita? – Dejare en una caja de seguridad en el banco nacional, pasaportes nuevos, tendrán propiedades en Europa en lugares donde el cartel jamás sospecharía- estaba demasiado sorprendida como para decirle algo, él puso una mano en mi mejilla- quiero que seas feliz, como yo lo he sido contigo-

Entonces me beso.

Sus labios se unieron a los míos, los suyos eran dulces, estaban dubitativos sobre lo que estaba haciendo, pero como una buena costumbre encontramos nuestro ritmo, sabía que no era correcto porque estaba con Trevor, pero este era el adiós, un cierre para ese largo ciclo que vivimos, el hablar de la muerte después de tantos momentos, me removía el alma, por el amor que aun tenia por él, mordí su labio, incentivándolo a continuar.

Apoyo su mano sobre mi cuello, volviendo el beso más demandante, feroz y visceral, éramos él y yo en el mundo, su boca devorando la mía, sintiéndome suya, jalo un poco mi cabello por la emoción, yo también pegue mi pecho junto al suyo, latiendo a un solo corazón.

Nuestras respiraciones se volvieron irregulares.

Lo amaba.

Pero él había elegido a quien darle su vida.

Un golpe en la puerta, nos interrumpió, me aparte mirándolo a sus ojos tristes, el sabia también como yo, que esto no era más que el adiós.

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Mis mafiosas queridas, aquí espero darles un cierre con nuestro amado Mexicano, NUESTRO ITZAE ha dejado todo cubierto.

Xoxo

Kat.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora