II. Capitulo 1. Dos mundos diferentes

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Puv Charlotte.

En cuanto entramos por la puerta de madera labrada de color caoba, sacudimos nuestras chaquetas hechas a medidas que habían sido cubiertas de una ligera lluvia que nos había sorprendido en el camino, este verano había traído muchas sorpresas en la ciudad, mi chico con el cabello bañado por la noche, luchaba con sus pequeñas manos para quitarse la chaqueta, reprimiendo la risa que tenía mordí mi labio ayudándolo.

El pequeño umbral de nuestra acogedora casa de dos plantas, había un pequeño lobby para sacudirse los zapatos, colgar los abrigos, un bol con las llaves sobre una mesa de madera alta, lo primero que podía apreciarse al ver de frente era la gran sala cubierta con los juegos de vídeo de mi encantador Gamer, a mano izquierda se encontraba un gran comedor en forma redonda para alimentar a ocho persona, la realidad era que nunca habíamos llenado aquellos espacios pero me gustaba la idea de hacerlo algún día.

Desde cualquiera de esos puntos podría apreciarse la cocina con concepto abierto, que tenía junto a ella las puertas corredizas, a petición mía había dos habitaciones en la planta baja, mientras que en la superior se encontraba otra sala pequeña con el estudio y un cuarto de juegos, también había otras habitaciones y espacios secretos que había determinado para la protección de mi familia, al menos de mi pequeño hombre, la propiedad estaba resguardada como un sistema de seguridad cerrada con diferentes clases de sensores, no había ninguna otra propiedad habitada en la zona, solo un bosque lleno de naturaleza.

-Vamos mamá, puedo hacerlo solo- sacudió sus hombros desenfundadose de mis manos, logro luego de varios intentos su cometido colgándolo en su perchera junto a la entrada, sus ojos azules zafiro por momentos me dejaban anonadada, eran tan profundos como los de su padre, en ocasiones era doloroso sostener su mirada, negué con la cabeza por el rumbo de mis pensamientos hacia años no pensaba en Trevor.

Mi amado niño llevo su bolso sobre la mesa, teniendo un respeto imprevisible en la situación, en cuanto comenzó a bajar la cremallera las armas de diferentes calibres quedaron expuestas, mientras él las depositaba sobre nuestro comedor de forma pausada, me deshice de mis abrigos y llevé la cava que colgaba de mi hombro hacia la cocina con concepto abierto que teníamos, me encaminé hacia el fregadero.

Cuando me disponía a sacar las presas que habíamos casado, un disparo resonó en la casa y el sonido del cristal rompiéndose en mil pedazos, me hizo temer lo peor, por momentos no creía tener un hijo sino un diablillo disfrazado.

Intente respirar profundamente, mientras me giraba a ver a mi amado chico culpable.

Entre cerré mis ojos, viendo a un hermoso niño de nueve años que tenía las manos levantadas en señal de defensa, con sus ojos color zafiro que se dividían entre el dulce sabor de una travesura realizada y el miedo de las consecuencias de aquel momento de rebeldía, el arma se encontraba en sus pies tirada, apuntando en dirección a un jarrón que se encontraba roto.

-Trevor Alessandro Rock- dije con la rabia comenzando a surgir en mi interior, pero tratando de mantener la calma porque sabía que, pese al susto, él era un niño inocente, bueno...

-Yo no fui- dijo con su voz angelical.

Cruce mis brazos sobre mi pecho.

- ¿No? ¿Entonces los duendes están disparando las armas? – por suerte las armas que él tenía solo tenían balas de salvas y algunos dardos para dormir a los animales – Te he advertido infinidad de veces que debes tener cuidado con las armas, aun no estás listo para tenerlas-

Su labio inferior comenzó a temblar, se aproximaba una rabieta, sus ojitos comenzaron a ponerse vidriosos, pero como todo un niño fuerte se negaba a mostrar debilidad, por el contrario, intuía que estaba preparándose para salirse con la suya.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora