~Capitulo 25~ Todo o Nada

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Puv Charlotte

El teléfono resbalo de mi mano.

Era demasiado.

Pude verlo rebotar en el piso, y escuchaba lejana la voz de Dimitri.

Fue como si todo se parara. Como si fuera otra vida la que se viviera y no la mía.

Y luego todo iba demasiado rápido. Levante el teléfono tan a prisa que sentí un leve mareo, estaba intacto a pesar del golpe, era uno desechable así que no debía preocuparme sobre una pantalla rota o algo parecido, mi corazón latía aprisa y mis pensamientos iban a toda marcha, atropellandose en mi mente.

-¿Esta bien?- mi voz sonaba ronca y no la reconocí.

-No lo sé- podía imaginarlo tocándose el puente de la nariz frustrado, mi pecho se estrujo un poco porque era una pésima amiga, aquí estaba el ayudándome e informándome, sin embargo no había preguntado por su seguridad- Han cortado comunicación conmigo, lo lamento cariño-

Era tan dulce que incluso me consolaba a pesar de sus problemas, Dimka tenía más de 15 años que yo, pero era sumamente guapo, era un hombre hecho a la antigua, duro, impasibles, retrosexuales. La clase de hombres que solo lloran si un coche acaba de arrollar a su perro. El tío de pecho descomunal con el que podemos dar rienda suelta a nuestros patéticos complejos de quiero-estar-con-mi-papi.

-Cariño, no debes disculparte, yo te debo una disculpa, ¿Cómo te encuentras?¿El negocio está bien?- sabía que las carreras ilegales de motocicletas eran la punta del iceberg sobre sus negocios, había escuchado que trasportaba todo, desde cocaína a personas, los rusos tenían una moral flexible a lo ilegal, pero aun que eso me generaba algún conflicto, prefería recordar todas las veces en que mi amigo me salvo el trasero, le era fiel con mi vida-Dimka, si necesitas algo solo dímelo, haz esto haciendo tanto por ti que no sé cómo pagarte-

Dio una risa sin gracia.

-Puedo pasarte la cuenta medica- sabía que bromeaba conmigo, pero sabía que debía pagarle todas estas atenciones, por mi culpa uno de sus hombres estaba muerto y el otro gravemente herido, era una pésima amiga-Solo estoy algo cansado, y ya sabes siempre puedo iniciar otro negocio-

Eso rompió una parte de mi corazón, las apuestas eran su vida, le gustaba ver el brillo de las personas al apostar, era un adicto a la adrenalina, pero era un apostador calculado, media todos los riesgos y solo jugaba con las cartas marcadas.

-No has perdido nada, cielo, solo necesitamos unos cuantos días- le dije con una entereza que no sentía, pero podía poner toda mi energía en algo positivo, íbamos a salir de todas estas cosas.

-Eres demasiado optimista- casi podía verlo sonreír, le hacía gracias mi optimismo, siempre era tan cínico ante la vida-¿Cómo sigue tu italiano?-

-Respira, apenas- era una verdad a medias, me aun me sentía ansiosa por verlo respirar con las maquinas.

-¿Estas bien?-

-No, pero lo estaré, después de todo soy Charlotte Rock- me confortaba en algo, el hecho de saber que todo esto pasaría, algún día podría reírme de este momento, o bueno quien sabía si tendría la oportunidad-¿Dónde estás?-

Otra risa sin gracia.

-No puedo revelártelo, mi niña-

-Serás cabrón, tengo una idea rondándome la cabeza- y es verdad tenia demasiadas cosas pasando por mi mente –Necesito que consortes una reunión con tus inversores-

-¿De qué hablas, Charlotte?- eso realmente llamó su atención.

-Se algo que puede poner contra las cuerdas al cartel, pero necesito tu ayuda para hacerlo- también era muy peligroso.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora