Puv Charlotte
Miraba por la ventana sintiéndome indefensa en medio de este mar de hierba.
Las imágenes de tortura pasaban por mi mente sin dejar de repetirse, mantenerme despierta era la única opción, solo el cerrar los ojos volvía a sumergirme en ese averno interminable, sus brazos rodearon los míos que había cruzado sin quererlo.
Sus manos me masajeaban, su respiración estaba sobre la piel de mi cuello, poniéndome la piel de gallina, el olor de su perfume embriagaba mis sentidos, sus labios calientes comenzaron a rozar mi piel sensible, era como el vuelo de un colibrí, apenas y podía sentirse, entonces sus dientes tomaron un poco de mi piel, cerré los ojos por el placer, me permití relajarme en sus brazos.
Sentirme como la persona que era antes de que todo esto pasara. Dejo un camino de besos en la piel de mi cuello y hombro, como una estela de luz a la cual aferrarme en la oscuridad.
La piel de su mano caliente hizo contacto con mi muñeca, sus dedos suaves acariciaron los míos, estrecho mi mano entre la suya, recostó su mejilla con la mía, sumiéndonos en un abrazo eterno, entonces sin que lo notara sus dedos subieron mi camisa manga larga, revelando mis cortadas.
Acaricio una a una, haciendo el dolor desaparecer, el sospechaba sobre las cosas que me estaba haciendo, pero era demasiado considerado para decirme algo, aunque sabía que no le gustaba.
-No te hagas esto más...por favor- su acento italiano era muy marcado, entonces profeso unas palabras en su lengua natal que no pude entender, lo hizo con tanta delicadeza como si recitará el verso de un poema, sin ánimos de salir de su protección me gire en sus brazos para verlo- eres la mujer más hermosa que haya visto nunca, eres mi afrodita, no pierdas tu belleza por dolores terrenales, permíteme hacerte olvidar todos los males-
Entonces sus labios juguetearon con los míos.
Bajo a mi cuello, para dejar un camino de besos incandescentes por el borde de mi mandíbula hasta llegar a mi boca, beso la comisura de mi labio, acercándose más a donde realmente quería estar, entonces tome la decisión completando la distancia que nos separaba, él era tan mío como yo suya, nos fundimos en este beso feroz, era lo que en realidad necesitábamos.
Mis manos fueron a su cuello y cabellos, podía sentir las hebras mezclándose con mis yemas, su suavidad, había estado dejándose crecer el cabello desde que llego América, le daba un look más bohemio, sus manos en cambio viajaron a mis caderas apretándome duramente contra él, ambos nos ansiábamos con desesperación.
Podía sentir el golpeteo de su corazón sobre mi piel.
Nuestras respiraciones se volvieron irregulares, ansiaba estar con él, con nuestros cuerpos entrelazados, extrañaba amanecer a su lado, el calor de su cuerpo completando al mío, unidos calentándonos en aquellas noches escabrosas de frió demoledor, cuidándome en la oscuridad de mis miedos.
-Te...amo-dijo sin dejar mi boca, respirar dejo de ser una necesidad, mi sangre ardía de amor por estar junto a él, lo más cerca que pudiese estar su piel junto a la mía, una sed de calor me invadió haciéndome poner mis manos sobre su perfecta camisa negra manga larga, comencé tironear de ella para subirla de sus pantalones de corte italiano.
Puso sus manos sobre las mías, y dio un paso atrás.
La infinidad de sus ojos azules me hacía sentirme perdida.
-No es el momento amore, estas conmocionada- la bruma del deseo se fue disipando para dejarme un sentimiento de profunda frustración- deseo tanto estar contigo y poseerte en cualquier posición- tomo con delicadeza mi cara, pero el sentimiento de rabia estaba presente en mí, me estaba rechazando-Pero debo cuidarte amor mío, aun estas trastornada por lo que te paso-
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Mafia |EDITANDO|
Teen FictionCharlotte Rock acaba de cumplir sus 18 años, es una famosa corredora en carreras ilegales, tiene un expediente sellado con la policía y tuvo una relación, con el ahora líder del cártel del Pacífico, pero busca escapar de su pasado y reformarse de su...