-Capítulo 40- El final

2.4K 106 22
                                    

Puv Itzae

7 días después del rescate...

Corrí la cortina para poder ver el jardín con claridad, había pasado demasiado tiempo desde el rescate y aún no recibía una respuesta de María, no era ingenuo, esperaba en cualquier momento una emboscada, no he podido dormir, mi estado de alerta no me lo permitía, un ruido a mi espalda hizo que me girara, la habitación estaba iluminada con sus ojos, tenía una sonrisa que te hacía sentir embobado, ella sabía que efecto tenía sobre mí y no dudaba en usarlo, yo estaba encantado en ceder ante ella.

-Charlotte...me has tomado por sorpresa- estaba aún apoyada en el marco de la puerta, sabía que intentaba sorprenderme como cuando éramos novios, amaba eso de ella, amaba tantas cosas que a veces era difícil mirarla, había cambiado desde nuestra separación y eso me hacía ansiarla aún más, con su camiseta de tiras negra contrastando con su piel junto a un saco gris, unos jeans desgastados junto a unas vans, aún había morados en su piel de la paliza, eso me traía sentimientos encontrados, debí haber llegado a tiempo.

Aún le costaba caminar o reír.

-Vamos no seas amargado, déjate sorprender- su sonrisa se amplió más, y puso tras su oreja un mechón de cabello rebelde, movió su cabeza hacia afuera de la habitación-anímate, hice el desayuno-

Conforme hablaba fui acercándome, cuando estuvo a punto de irse, la tomé de la mano, acercándola a mi pecho, sus ojos chocaron con los míos, un brillo especial estaba en su mirada, mordí mi labio por la ansiedad, conocía esa mirada, era una chica enamorada...

Un carraspeo nos interrumpió.

Tuve que soltarla aun que ese realmente no era mi deseo, si por mi fuera la encerraría en el cuarto, la haría mía hasta desfallecer del placer, desapareceríamos días y enviaría todo a la chingada, pero ya no estábamos juntos, había renunciado a ella, nunca lo había lamentado tanto como ahora, era triste que estar a su lado me hizo darme cuenta como era mi vida, podía estar con cualquier chica que quisiera cada noche, pero realmente me sentía vacío y solo, no tenía alguien con quien compartir mis logros o miedos, no podía confiar en ninguno, debía renunciar a hacer amistades sinceras o tener familia cerca.

El italianini de mierda estaba observándonos.

Tuve que llamarlo cuando conseguí una casa de seguridad en Dallas para resguardarnos, sabía que ella iba a querer verlo, después de todo él era ahora su compañero de vida y respetaba sus elecciones, aunque no me rendía con intentar sobornarla cada vez que podía, como ahora, podía mover su mundo, amaba hacerlo.

Pero mi némesis incompetente, no me la dejaba fácil, era excesivamente complaciente, incluso estos gestos cariñosos no lo sacaban de casillas, eso me enloquecía, si algún cabrón husmea sobre mi hembra, le parto la madre y los huevos para que aprenda, pero no, él tenía que ser uno de esos extraños hombre civilizados con mariconeras, esos que las mujeres miran en sus películas.

ACK. ME PROVOCABA NAUSEAS.

Ella se alejó de mis brazos y fue hacia él, nos dirigimos al acogedor comedor, eran un lugar reducido pero agradable, lleno de ventanales, rodeado por árboles y flores maravillosas, entendía porque mi madre lo adoraba, nos sentamos a comer, lo hicimos en silencio.

Podía ver como la mano de Charlotte era resguardada por la de Trevor, era como una puñalada al corazón, baje mi mirada, ese podría ser yo, reconocía en ella las facciones de cariño, sus ojos resplandecientes, su sonrisa perezosa en su boca, los hoyuelos en sus mejillas, Diablos aun la amaba demasiado para mi bien, respire profundo sintiéndome ahogado en mi pena.

No había tenido la oportunidad de compartir con el italiano, pero no parecía un bastardo tan desagradable, en lo poco que habíamos hablado el malnacido era capaz de proteger a mi chica, incluso recibió una bala por ella, diría que era incompetente solo por dejarla estar en medio de un tiroteo, pero fue el día que intentaron secuestrarla.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora