-Capitulo 32-Demasiado Fresa pa mi

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Puv Charlotte

Era inteligente no había venido sola.

Venia con el chico del vídeo.

Cuando Anonimus se presentaba.

Esto era solo perfecto, su cara era como una obra de picasso, se había caído por partes, su cara cambio tanto de color hasta quedar desprovista de todo, sonreí gatuna, me levante de las piernas de mi Trevor.

-Que bella sorpresa, el acosador anónimo y mi "amiga"- señale con mis manos para que entraran, mientras aun les apuntaba, cerré la puerta con seguro detrás mio.

Casi de inmediato ella comenzó a llorar.

Los hice arrodillarse, esto no iba hacer agradable.

Mi corazón se apretó en mi pecho, quería a esta chica, perdí la cuenta de cuantas noches dormimos juntas en mi habitación, las cientos de conversaciones que había compartido, las reuniones y fiestas donde estábamos, aun que fuera y viniera de mi vida, era doloroso saber que ya no podías confiar en nadie.

Trevor bajo mi arma.

-Cariño, déjamelo a mi- señalo la puerta, me pedía que me fuera y me ahorrara las cosas que iba ha hacerles, vacile, mordí mi labio.

¿Que debía hacer?

Aun veía cuando cerraba los ojos, la primera chica que mate, sus ojos desorbitados cuando la bala impacto en su sorprendido rostro, ¿Cuantas muertes quería agregar a la lista?

Era sencillo No, no podía participar en esta barbarie, no venia a la escuela para buscar personas para dispararles.

Cerre mis ojos, dejando la habitación, mi respiración estaba a mil, no estaba huyendo, aun que se sintiera así, pero una cosa era disparar para proteger a los tuyos y otra era lo que el iba hacer, antes que la puerta se cerrara, escuche algo que me puso la piel de gallina.

-Voy a mostrarles de donde vengo yo- 

Camine lo suficiente para no escuchar nada, intercepte la comida china y la pizza, me atreví a comer un poco para olvidarme de lo que pasaba en aquella cabaña, podía entre ver en los arboles la practica de animadoras, Dios, como tenían esas chicas energía para tanta actividad física.

Tal ves debería volver al gimnasio.

No supe cuanto tiempo pase mirando los arboles, las hojas de los arboles caer, el cielo azul, y todo lo demás que no fueran los gritos que habían salido de la cabaña, habían limites que era mejor no cruzar, mientras no tuviera que afrontar el torturar a alguien o darle tal paliza, no lo aria, pero no podía seguir pretendiendo cuando todos los estudiantes se dispersaban por la finalizacion de las clases.

Volví a la cabaña.

Cuando estaba por abrir la puerta, mi Italiano salia con las manos llenas de sangre, mientras las limpiaba con un pañuelo, sus jeans tenían un par de gotas, sentí miedo, se veía tan tranquilo, ¿Cuanto daño podría hacerme un hombre así? ¿Realmente quería a un hombre capaz de torturar a dos personas, sin siquiera sentir remordimiento? , pero una parte de mi, me decía que no fuera hipócrita, no me podía poner con sentimentalismos del culo, yo había matado personas, había arriesgado la vida de mi familia y voluntariamente entre en este mundo de narcos.

-Cielo, estaba por buscarte-fue inteligente, no intento tocarme, abrió nuevamente la puerta, anonimus estaba tirado en el piso inconsciente, esperaba que aun respiraba, usaba una capota negra  por lo que no sabría decir que le paso, en cambio Vivi estaba enroscada cerca de una silla, con sus rodillas cubriéndola, su posición fetal evidenciaba el miedo que sentía, pero por sus constantes sollozos, no sabría si el le hizo algo.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora