II Capitulo 6. Desconocido

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PUV CHARLOTTE

-Miguel, soy Charlotte...-contuve mi respiración esperando que no colgara, para esta hora no solo debía saber que estaba en las noticias si no temiendo lo peor, seguro se debatía entre dar orden de liquidación o protección-me detuvieron esta mañana junto con mi familia...-

Ni siquiera me dejó terminar cuando ya estaba interrumpiéndome.

-Huerquilla, te la ganaste sin jugarla, pero lamento decirte que esta vez no es mi problema-cerré los ojos temiendo lo peor, sabía cómo funcionaba el cartel, me dejarían sola, pero bajo pena de muerte a la primera falta, debía hacer todo lo posible para salir de esta, no solo por mi familia, había un pequeño de nueve años esperando en Rusia que volviera, ¿Que podría decirle a mi hijo si algo me pasaba? No quería pensarlo mucho.

-Escucha antes que cuelgues piensa algo, ellos harán todo para que suelte una pista y si no lo hago yo seguirán persiguiendo a los tuyos hasta que alguien suelte la sopa, a menos que... matemos dos pájaros de un solo tiro- sabía que con eso podría picarlo, necesitaba causarle tal impresión para que aceptará mi juego, previendo este escenario arriesgado solo me quedaba jugarme una última carta.

-Barájamela más despacio, ¿Qué pitos toco yo ahí? -dijo con una voz auténticamente intrigada, no estaba esperando una propuesta, y tenía controlada la situación pues al solicitar la llamada, él había coordinado con su gente dentro de la policía, se sentía seguro, pero corríamos el riesgo también de que la DEA se entere y localicén su llamada.

-Tú tienes una competencia fuerte, ¿No hay una ruta o distribuidor que quisieras para ti? - hubo un ruido de risa masculina al otro lado, y escuche un esta huera está loca- si tú me ayudas podemos entregar información importante del cartel de María, vengarnos de la muerte de Itzae y de paso tendría algo para negociar con los federales, con eso dejarían de estar sobre ti un tiempo.

Otra risa masculina sonó en la línea.

-Estas más loca que una cabra güerita, pos de chile, mole y pozole- no estaba segura que quería decirme con eso, debía ser un dicho mexicano, pero estaba desactualizada con lo que significaba- Es delicado lo que me dices huerca, veré que puedo hacer por ti...- soltó de repente cortando la línea.

Solo me restaba rezar y esperar.

Dormí la mayor parte del día, asumí todo lo siguiente con calma y entereza como monja de claustro, un poco resignada a mi situación actual, era atípico en mí no hablar con mi hijo, me hacía sentir que lo abandonaba y cabía la posibilidad que la mafia Rusa terminará criándolo, si todos me daban la espalda solo ellos podrían protegerlo de los Mexicanos.

Había hablado con mi abogada respecto a mi situación, le pedí prudencia y que comenzará las negociaciones con el fiscal, quería una absolución total, una disculpa pública con respecto a sus arrestos, sabía que era poco factible pero debía hacerme la digna mientras aun pudiera, y también tuve en cuenta el peligro que correrían de ahora en adelante, una vez el cartel de María se enterara nos perseguirían, mi familia debía entrar al programa de protección a testigos, si bien podían quedarse en los Estados Unidos, yo sí debería salir del continente por un tiempo.

Una vez le diéramos un golpe al cartel no habría vuelta atrás, nos perseguirían hasta buscar la mayor debilidad, pero no serviría de mucho si todos hacían bien su trabajo protegiéndolos, una parte de mi tenía aquella duda sobre qué pasaría si esto de fuera al trasto, tal vez no volvería a ver a mi hijo, asesinarían a mi familia, en este particular momento si eso le pasara a Charlie no me importaría, había puesto la integridad de Sandro en peligro y me había entregado a manos de la DEA, fallar no era una opción, hice aún lado ese pensamiento por uno más positivo, todo saldría como lo estaba planeando.

Mafia |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora