Cada vez que alguien vive algo asombro e increíble, la sensación de que todo ha sido un sueño no demora en aparecer, ¿no es verdad? JungKook se sentía exactamente así.
Cuando sus párpados se abrieron por el ruido de la alarma, deseó nunca haberla activado. Apagó el aparato con pereza, sintiendo pesado todo su cuerpo, y su mente luchaba por ordenar todo el lío que era a las siete de la mañana. Poco a poco, fue recordando.
Mientras su cabeza rebuscaba entre sus recuerdos, se giró hacia el otro lado, notando, como siempre, el inmenso vacío que existía en aquella cama de dos plazas y media que en esos momentos parecía no tener fin. Estaba él y estaba el frío del otro lado del colchón. Instintivamente, se acurrucó y se abrazó a sí mismo, dándose algo del amor que no recibía hace mucho.
Pero ya estaba acostumbrado a ello. SeokJin nunca amanecía a su lado y tampoco lo arrullaba al dormir. Su cuerpo lo llamaba a gritos, pero su razón no lo quería cerca. Su carne necesitaba de sus caricias, pero su corazón estaba clausurado para el rubio; aun si éste tampoco tenía interés en volver a ocupar el lugar que por tanto tiempo había sido suyo.
Decidió alejar esos pensamientos de su cabeza. No tenía por qué torturarse con eso tan temprano, no cuando tenía algo más interesante en qué pensar. Viajes en el tiempo. ¿No era eso absurdo?
Por supuesto que era una auténtica locura de pies a cabeza, o eso había creído antes de que esa pequeña y exótica escultura. Coincidencia o lo que fuese, le asustaba. Su poco entendimiento sobre ese tipo de cosas no le había sido de ayuda, y no tenía idea de qué tipo de cambio o giro podrían darle a su vida sus acciones del día anterior. Era un poder místico con el que nunca se había topado ni había esperado hacerlo a esas alturas de su existencia, y no se sentía en capacidad de poder controlarlo.
¿Y si había sido todo parte de un grandioso sueño?
Era más fácil pensarlo así, pero la duda estaba haciendo de las suyas. Con pesar salió de su cama y se dirigió a su armario para buscar el ansiado objeto. Dio con una caja pequeña y la abrió a tientas, ya que estaba sepultada en el fondo del mueble. Cuando internó su mano, la tibieza de sus dedos hizo contacto con la textura rígida y helada de la piedra.
Su corazón comenzó a acelerar su tranquilo ritmo, tomando un curso errático a causa de la adrenalina y el miedo que poseían por completo a JungKook. Un ligero temblor se apoderó de su mano, pero aferró sus dedos a la piedra tallada y no la dejó caer hasta tenerla a la vista.
¿Probaba de nuevo? No estaba seguro de su característica prudencia en esos momentos. Sin embargo, no había marcha atrás; la curiosidad estaba liderando por completo su cuerpo.
La frase, grabada a fuego en su memoria, salió con timidez de sus labios.
—Stigmés, ópos o chrónos, eínai fevgaléa.
El cosquilleo y la envolvente capa de luz hicieron acto de aparición. Asustado, repitió una y otra vez las palabras anteriormente dichas, pero no surtieron efecto alguno. Por inercia, JungKook cerró sus ojos con fuerza, pero, al abrirlos, el panorama que lo rodeaba parecía el mismo que había presenciado el día anterior, exceptuando que no estaba en su salón y nadie le estaba poniendo atención.
—Stigmés, ópos o chrónos, eínai fevgaléa.
En un abrir y cerrar de ojos, estaba de vuelta en su habitación, sentado sobre la alfombra. Dejó el Harpe en el mismo lugar donde lo había ocultado la noche anterior y salió del cuarto, hallando a su esposo de salida a su centro de trabajo.
—Oh, JungKook. Voy tarde, pero hoy vendrá... Eh, el socio de NamJoon. Prepara algo —dijo SeokJin mientras metía papeles a su portafolio, sin darle siquiera los buenos días.
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Páginas Perdidas ©
FanfictionVK┃emisión. ❝Jeon JungKook, un joven coleccionista de reliquias, no es alguien que podría decir que la vida le había sonreído. Su madre murió a temprana edad y está casado con un hombre que convierte su día a día en un infierno. Estaba estancado, ha...