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     JungKook había olvidado casi por completo la repentina aparición de un hombre en un inesperado lugar y el descubrimiento de un lazo impensado con su amigo. Park JiMin —quien poco lo había dejado en paz incluso en sus pensamientos— retornaba a su mente con un enigma de la mano: ¿Qué relación exactamente mantenía con Min YoonGi?

     YoonGi estaba a pocos metros de distancia, bajo el mismo techo, trabajando en conseguir más información sobre el chico que había dejado en otra realidad segundos atrás, sin embargo, él seguía formulándose preguntas sentado sobre la tapa del váter. Para cuando se dio cuenta de su situación, se sintió un tanto estúpido.

     La peor parte de sus viajes era el retorno. Adaptarse de nuevo a una realidad completamente distinta donde tenía que dejar de actuar como un muchacho y centrarse en cosas que realmente importaban, sin duda era un cambio que su mente y cuerpo tardaban en asimilar, y aún más si pasaba el día completo fuera de su mundo por el capricho de ver a TaeHyung sin tomar en cuenta las circunstancias.

     De lo que estaba seguro era de haber estado hablando sobre TaeHyung y, luego de que YoonGi le brindara la dirección, él pidió prestado el baño de su casa. Eso era lo básico que debía recordar. Salió del cubículo, asegurándose de guardar el Harpe en su bolsillo y acomodando su ropa. Solo esperaba que su rostro levemente hinchado por haberse despertado hace poco no lo delatara tanto.

     Su amigo seguía tecleando en el ordenador, tal y como recordaba haberlo dejado. Éste se dio cuenta de su presencia rápidamente y lo observó con detenimiento. JungKook carraspeó, rompiendo el contacto visual y dirigiéndose a la silla que había ocupado con anterioridad. Park JiMin podía esperar, primero debía corroborar algo.

     —Tengo una idea, pero no sé si esté en lo correcto —mencionó el menor una vez tomó asiento.

     YoonGi asintió sin dejar de examinarlo y dejando escapar un suspiro acompañado de una diminuta sonrisa que pasó desapercibida.

     —¿Por qué te quitaste el maquillaje? —cuestionó, devolviéndole su atención a la pantalla.

     JungKook hizo una nota mental para no subestimar la escrupulosidad de Min YoonGi.

     —Me estorbaba —dijo el peli-negro sin más, esperando que no continuara el interrogatorio—. Bueno, te iba a preguntar si has escuchado de... Vante.

     La pregunta atrajo la atención del mayor por completo y a JungKook se le dificultó leer lo que su expresión decía. Se mantuvieron en un contacto visual por unos segundos, hasta que el menor frunció su ceño e hizo un gesto que claramente denotaba su confusión. YoonGi giró su cuerpo, mirando la puerta del baño y volviendo su vista al hombre frente a él, quien comenzaba a mostrar signos de nerviosismo, incluso si era imposible que el mayor siquiera sospechara que había estado ausente todo un día.

     —¿El baño te refrescó el cerebro?

     JungKook suspiró aliviado, riendo para liberar la tensión causada por la gracia de su amigo.

     —¡Qué chistoso! —exclamó JungKook con ironía para tratar de no ser tan obvio—. ¿Por qué dices eso?

     —¿Cómo sabías que ese era el seudónimo de Kim TaeHyung? No te lo dije.

     —Oh, ¿lo es? —preguntó, fingiendo, en parte, su sorpresa—. Digo, solo quería preguntarte por el escritor, no tenía idea de que era él.

     —Pero dijiste que no sabías si estabas en lo cierto. Lo sospechabas —explicó el mayor—. ¿Te lo mencionó alguna vez?

     JungKook detestaba mentir, no era algo que disfrutara hacer ni era bueno en ello. No obstante, debido a la alteración de su rutina y el imprudente y desmedido uso del Harpe, se había visto en la necesidad de ocultar verdades e inventar coartadas para no levantar sospechas.

Páginas Perdidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora