Cada paso se hacía más difícil. Al ser un niño de doce años —incluso si no le gustaba considerarse así—, las cosas eran más complicadas cuando se trataba de manejar una situación de esa magnitud con un grupo de chicos de secundaria.
—Pero miren a quién tenemos aquí —anunció el líder de aquel grupo de abusivos con una sonrisa socarrona en su frío rostro. Si no se equivocaba, su nombre era Choi YeonJun.
Ignorando al muchacho y pasando por su lado, TaeHyun siguió hacia adelante hasta donde estaba Choi BeomGyu.
—SooBin hyung, ¿no tienes hambre? Veamos cuánto ha traído Kang TaeHyun para nosotros —exclamó Huening Kai.
TaeHyun no pudo mantenerse inexpresivo por mucho, pues el miedo al tener a esos tres chicos tan cerca de él y con sonrisas maliciosas comenzó a manifestarse. El salón estaba semi vacío, solo un par de niñas conversaban animadamente, ajenas a lo que sucedía a pocos metros de ellas.
El menor de los cinco muchachos regresó unos pasos por sobre los que había llegado. Temía que sus bolsillos vacíos enfadaran de más al trío y lo golpearan, pese a que nunca habían cruzado esa línea. Pronto sus ojos se cruzaron con los de BeomGyu, pero éste estaba igual de petrificado que él.
TaeHyun llegó a la conclusión de que había sido una pérdida de tiempo ir hasta allí por consejo del profesor Jeon. Sabía que el hombre de oscuros cabellos observaba todo desde la puerta, listo para actuar en cuanto las cosas se agravaran, por eso no debía temer, pero inevitable. Después de que Choi BeomGyu fuera hasta su salón para hablar con él, el menor pensó que estaría dispuesto a dejar de asociarse con YeonJun, SooBin y Kai. Estaba decepcionado.
—Bueno, TaeHyun-ah. ¿Nos vas a dar nuestra propina o tenemos que tomarla por la fuerza?
BeomGyu le había dado la espalda. Defraudado, TaeHyun estaba listo para irse de allí; no valía la pena quedarse. Sin embargo, en cuanto dio media vuelta, SooBin le cerró el paso.
—Déjame ir —dijo el menor, provocando las risas del grupo—. Hazte a un lado, Choi SooBin.
—¡Vaya! ¿Dónde quedaron tus modales, TaeHyun-ah?
Al superarlo en número, lograron acorralarlo. BeomGyu estaba justo detrás suyo y, en un intento desesperado, se giró y miró a su mayor con sus ojos llenos de súplica.
JungKook ya tenía un pie dentro del salón; la situación no podía pasar a mayores. Pero, inesperadamente, BeomGyu haló a TaeHyun hasta posicionarlo detrás de él y encaró a sus compañeros. El maestro frenó de golpe y observó la situación.
—¿Qué demonios haces, BeomGyu? —increpó el mayor de todos, Choi YeonJun, con una expresión fastidiada y confundida.
—Ya fue suficiente. Se meterán en problemas por molestarlo. Déjenlo en paz —advirtió.
Los tres muchachos rieron, sarcásticos, creyendo que se trataba de alguna mala broma. Sin embargo, solo recibieron en respuesta una mirada dura de su compañero, para luego verlo salir del salón junto a Kang TaeHyun, rodeándolo con uno de sus brazos.
JungKook se alegró al saber que BeomGyu había tomado la decisión correcta. El grupo no hizo mucho después de lo sucedido, y el mayor pudo tomar un respiro. Su misión estaba completa.
Su jornada laboral en la escuela había terminado, pero se quedó unos minutos más deambulando por el patio, cerciorándose de que BeomGyu y TaeHyun pudieran seguir tranquilos el resto del día. Los vio conversar en las gradas lo que restó del receso, y después cada uno fue a su salón correspondiente. Su alumno lo vio a lo lejos y le agradeció en silencio; eso le había sacado una sonrisa.
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Páginas Perdidas ©
FanfictionVK┃emisión. ❝Jeon JungKook, un joven coleccionista de reliquias, no es alguien que podría decir que la vida le había sonreído. Su madre murió a temprana edad y está casado con un hombre que convierte su día a día en un infierno. Estaba estancado, ha...