O12

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     —JungKook-ssi —llamó HoSeok.

     El peli-negro dio un ligero respingo ante la voz de su amigo y empleado, aunque prefería considerarlo más por lo primero.

     —Oh, dime.

     El mayor rio por la reacción del peli-negro.

     —Parece estar en la luna. De hecho, hace unos días que está así, por no decir que todo este mes.

     JungKook tenía la respuesta a eso, pero no creía poder contarla. Tal vez el resto de veces había sido gracias a TaeHyung, pero no en esa ocasión: Su distracción tenía un motivo distinto, y no tenía que ver con ese castaño.

     Lo que acaparaba su mente era algo muy ajeno a todo lo que su otra vida englobaba, y estaba emocionado por ello, tanto que se perdía en su propia marea de pensamientos. Sentía algo de temor por las consecuencias, mas eso no lo hacía desistir; todo lo contrario. Estaba decidido y no había marcha atrás.

     —Estoy bien, HoSeok. Es solo que... algo me está rondando la cabeza. Creo que SeokJin me engaña —soltó sin pensar.

     No tenía intenciones de hablar sobre ese tipo de especulaciones, pero el tema le pareció una excusa increíble. JungKook estaba impresionado de lo fácil que le fue decir aquello para ocultar su verdadero motivo, motivo que aún era un deseo lejano que veía los rayos de la realización, pero que no lograban alcanzarlo todavía, por eso se negaba a compartirlo.

     HoSeok lo miró asombrado por el reciente desahogo. Si bien no sería necesariamente una sorpresa de ser así, el mayor no esperaba que su jefe pudiera decirlo de forma tan trivial como si de conversar sobre el clima se tratase.

     En su opinión personal, diría que sí cabía la posibilidad de que su esposo le fuera infiel, pero él era incapaz de externalizar ese pensamiento. No se consideraba alguien allegado a JungKook—contrario a lo que el peli-negro pensaba—, por lo que prefería guardar sus opiniones para sí.

     —¿Está seguro de eso, JungKook-ssi?

     El menor negó con parsimonia mientras tecleaba en su laptop.

     —No, pero ¿qué pensarías tú si tu pareja sale a las dos de la mañana sin decir nada y llega a las seis más feliz de lo usual? —objetó JungKook, y HoSeok entendió que razones para dudar de SeokJin no le hacían falta—. Ayer fuimos a una de sus reuniones estúpidas y me presentó a un joven, no sabría decirte si mayor o menor que yo, pero era joven. El tipo tenía una sonrisa maquiavélica y una presencia insoportable. Se llevó a SeokJin por un largo rato y luego apareció bastante desubicado para ser normal. Una hora después, ya en casa, desaparece hasta las seis. Dime, ¿no es raro?

     —Dicho así, lo es —coincidió HoSeok—. ¿Por qué no se lo pregunta directamente?

     La cuestión fue hecha con inocencia e intenciones de servir de consejo, JungKook lo sabía. No obstante, una gran parte de él se sintió atacada y vulnerable. Se replanteó, entonces, el porqué de la mención sobre sus sospechas en primer lugar, si no por algo más que la necesidad de ser escuchado.

     —Ni pensarlo. —Su negación rotunda confundió a HoSeok—. Que haga lo que quiera, a mí no me interesa en lo más mínimo —aseveró JungKook bajo la máscara que siempre usaba, mas sus ojos clavados en su anular vacío lo exponían un poco.

     «Si ya lo aburrí, ¿por qué SeokJin prefiere engañarme a mis espaldas y no divorciarse?», pensó JungKook, y creía conocer la respuesta: Por su posición. Lo que convertía la situación en un verdadero atolladero era que el peli-negro poco podía hacer al respecto, por eso había comenzado a trabajar en una forma de mejorar su condición y poder dar el primer paso hacia su autonomía.

Páginas Perdidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora