La vida de JungKook, con todos sus cambios, había continuado. La doble vida que llevaba se le hacía más fácil de manejar, pero, sin darse cuenta, también sería más difícil de dejar y la mentira simplemente se hacía más grande. Aun así, esa pequeña porción de felicidad la mantenía única y exclusivamente para él.
El peli-negro estaba recostado en su cama, una más pequeña que la que estaba acostumbrado a usar. No era la más cómoda del mundo, pero recordaba con cariño aquellos tiempos en los que su dolor más grande era no poder dormir por terminar proyectos de la escuela.
Volver a esas épocas, sin embargo, no era tan malo como pensó alguna vez, y aunque tenía a la mano todos los trabajos que le pedían, mantener sus notas era un poco difícil. No obstante, seguía ahí por dos razones muy importantes, y transcribir algunas tareas valía la pena.
Llevaba poco más de dos días ahí, en esa realidad. Se le dificultaba recordar qué había estado haciendo antes de irse, pero no estaba preocupado por eso, no cuando esa tarde tenía una cita con TaeHyung, la primera. Su relación con ese muchacho siempre era un debate entre evitar avances para no lastimarlo y dejarse llevar por su corazón. JungKook realmente se tomaba el tiempo para evaluar sus decisiones y sentirse mal consigo mismo, pero ese gran peso constantemente lo hacía desistir y solo disfrutar el momento.
Su celular vibró a su lado, su viejo celular que había encontrado escondido en un cajón de su ropero. Se giró con pereza y vio el nombre de «ChanYeol Hyung» en la pantalla. Estando en esa realidad, poco hacía uso de su teléfono, ya que encontraba contraproducente desperdiciar el tiempo en ese aparato. Sin embargo, estaba seguro de que un adolescente de su supuesta edad no pensaba de esa forma.
La llamada se desvió a buzón y solo entonces JungKook reaccionó. Antes de que intentara llamar a su amigo de vuelta, el nombre del susodicho volvió a acaparar la pantalla. Se apresuró en contestar esa vez.
—¿Hyung?
—Dios, JungKook, al fin contestas —regañó su amigo—. ¿Ves todos mis mensajes en tu chat? ¡Al menos déjame en visto! Yo sé bien que no dejas tu celular ni un maldito segundo y te atreves a ignorarme.
El peli-negro revisó su aplicación de mensajería y, efectivamente, tenía más de veinte mensajes de ChanYeol. No sabía cómo explicarle por qué no había contestado sin revelarle toda la verdad, y eso no estaba en sus planes. En sus épocas escolares, sin embargo, era el típico adolescente adicto a la tecnología.
—Lo siento, hyung. Tal vez he estado ocupado —respondió a la ligera.
La hora en su reloj le indicaba que pronto sería tiempo de encontrarse con TaeHyung y no podía presentarse tarde a su primera cita, no lo permitiría. Se levantó de la cama de un brinco y puso el celular en altavoz mientras buscaba algo decente que ponerse.
—Oh, ¿con TaeHyung? ¡No puedo creer que desplazaras tan rápido a SeokJin! Hace no mucho babeabas por él y ahora ni lo miras. Supongo que TaeHyung tiene suerte, después de todo. Lo merece; ha estado mirándote un tiempo, y aunque te lo dije, no me hacías caso porque le eras muy fiel a Jin.
JungKook se detuvo por instante, pensando en lo que había dicho su amigo. No sabía qué contestarle, si él mismo era consciente de lo mucho que le había gustado SeokJin en esos tiempos, ChanYeol no sería tan fácil de convencer. SeokJin no había hecho más que comportarse bien con él, cortejándolo de manera sutil y buscándolo pese a su evidente rechazo. ¿Cómo, pues, justificaría su cambio de interés?
—Simplemente me cansé. TaeHyung es alguien amable y dulce, ¿sabes?
Una camiseta de color entero vistió su torso y se abrigó con una chaqueta.
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Páginas Perdidas ©
FanfictionVK┃emisión. ❝Jeon JungKook, un joven coleccionista de reliquias, no es alguien que podría decir que la vida le había sonreído. Su madre murió a temprana edad y está casado con un hombre que convierte su día a día en un infierno. Estaba estancado, ha...