Paz. JungKook estaba en paz, feliz y tranquilo. Hacía mucho tiempo que no experimentaba esa mezcla de sensaciones, pero la disfrutaba tanto que podría acostumbrarse fácilmente.
—¡No, TaeHyung, por favor! —gritaba JungKook entre fuertes risas que le impedían hablar con claridad.
—Oh, quizá debiste pensarlo antes de robar mi galleta de avena. ¡La última que me quedaba!
—¡Pero yo no lo hi...! —Las manos de TaeHyung hacían cosquillas en su vientre, por lo que no fue capaz de terminar la oración—. ¡Fue Channie!
Las ágiles manos de TaeHyung se detuvieron y contempló a JungKook respirando agitadamente sobre el gras.
—Channie, ¿eh?
—Fue él —respondió JungKook una vez pudo calmarse, aunque sus mejillas seguían teñidas de un fuerte tono rosado por la risa.
—Pero robó mi galleta porque tú le quitaste la suya, así que técnicamente fue tu culpa.
—¿Qué tipo de razonamiento es ese? —rio el peli-negro, dándole un ligero golpecito en la cabeza al menor.
—Uno que uso como excusa para molestarte.
JungKook lo miró con ternura, viendo fijamente a esos ojos chocolate que tanto le gustaban. La mirada de TaeHyung era curiosa y cautivadora, profunda y misteriosa, pero tenía un brillo especial del cual desconocía la causa, e irónicamente y sin saberlo, era él.
—No me molesta —dijo el peli-negro.
—¿De verdad? ¿Qué te parece otra ronda de cosquillas entonces? —TaeHyung se acercó a él con las manos dispuestas a atacarlo.
—¡No! No... —JungKook lo frenó entre risas.
TaeHyung se detuvo al instante y compartió un par de carcajadas más con el bello muchacho de cabello oscuro como el cielo de una noche sin rastro de estrellas.
El castaño luchaba por ordenar sus pensamientos: de un lado tenía la cabeza llena de cientos de cumplidos para el hombre frente a él, y del otro una serie de oraciones incoherentes que trataban de formar una idea concreta de lo que querían decirle a JungKook.
Lástima que SeokJin llegó en el momento exacto en el que TaeHyung había decidido hablar.
—¡Kookie! Al fin te encuentro, llevo desde que salimos de la escuela buscándote.
Las risas callaron. El semblante del peli-negro decayó a la velocidad de un rayo, confundiendo demasiado a TaeHyung, quien lo miraba algo preocupado.
—Bueno, yo... no sabía que me buscabas, me hubieras dicho.
TaeHyung vio que JungKook no se atrevía a mirar a la cara a su mayor. No le había preguntado qué pasaba con aquel chico rubio, pero quería hacerlo. En esos momentos, sin nada más qué hacer, enlazó sus manos tras sus espaldas para que SeokJin no lo notara, y de inmediato notó cómo el peli-negro se tranquilizaba.
JungKook lo miró con agradecimiento, y con esa dosis de valor, encaró a su mayor.
—Kook... ¿qué te ha pasado? Soy tu hyung. En este tiempo has estado distinto conmigo y me has alejado. ¿Te estorbo?
Parecía haber dolor en la mirada de SeokJin, y quizás lo sentía, pero JungKook lo conocía más de lo que el mismo SeokJin podría saber. Su voz afligida lo habría convencido al instante y se hubiera reprochado internamente por haber tratado mal a su hyung, sin embargo, JungKook sabía que todo era un juego para hacerlo ceder ante él, y no estaba dispuesto a tropezar con la misma piedra dos veces, no en ese mundo.
ESTÁS LEYENDO
Páginas Perdidas ©
FanfictionVK┃emisión. ❝Jeon JungKook, un joven coleccionista de reliquias, no es alguien que podría decir que la vida le había sonreído. Su madre murió a temprana edad y está casado con un hombre que convierte su día a día en un infierno. Estaba estancado, ha...