JungKook suspiró. El peso de su mente era demasiado para sus muñecas y codos, que ya comenzaban a doler por la presión ejercida. El patio de la escuela parecía ser lo más interesante en ese momento de la mañana, sobre todo cuando la mente del peli-negro daba vueltas a grandes pasos junto con la multitud estudiantil y el bullicio menguaba el flujo de sus recuerdos de la noche anterior de una forma casi terapéutica.
La herida estaba todavía demasiado fresca como para pretender que no le sacudía el cuerpo la más mínima memoria. No tenía la energía suficiente para mantenerse despierto, pero la oscuridad de sus párpados sellados no prometía más que evocaciones indeseadas e intranquilidad.
Discutir con su marido por razones estúpidas no era precisamente la novedad ni lo que lo tenía más mortificado, pero sabía que era una de las peleas más intensas que habían tenido en esos dos años juntos. JungKook rio involuntariamente, llamando la atención de ChanYeol, quien se mantenía en silencio y observándolo minuciosamente.
Esa risa no era más que una burla hacia sí mismo. Se reía de ser tan ingenuo, tan sumiso y tan confiado, tan arduamente enamorado que se habría dejado consumir por llamas vivas, apostando que SeokJin nunca se convertiría en el ser que protagonizaba sus pesadillas y ennegrecía sus amaneceres.
Comenzaba también a preguntarse cuánto más podría ausentarse de esa casa que, aunque no le pertenecía, él a ella sí. La noche anterior había hecho, atropelladamente, una maleta básica con la intención de no volver en un buen tiempo, pero ya no estaba tan seguro de esa decisión. No quería incomodar a sus conocidos pidiendo que lo alojaran unos días y tampoco estaba en condiciones de continuar pagando la costosa habitación de hotel por mero capricho, por lo que debía pensar en qué hacer lo más pronto posible.
El grito de una niña rompió el hilo de los pensamientos del peli-negro. JungKook buscó el origen de la voz y vio la boca de la niña ensanchada en una sonrisa que en segundos llenó el patio con una sonora carcajada al momento en que un pequeño la alcanzó y la rodeó con sus brazos, impidiéndole escapar.
JungKook compartió una suave risa con su amigo y echó el peso de su espalda sobre el respaldar de su asiento. Tras liberar un largo suspiro y perder el rastro de los dos menores en el inmenso patio, su mente solo se llenó de los recuerdos más cálidos que tenía y solo una persona era capaz de encarnar dichas memorias. De repente se encontró a sí mismo preguntándose si Kim TaeHyung también pensaba en él en esos momentos o si habría cruzado a través de sus pensamientos en algún punto de esa mañana.
Su vientre se contrajo tanto que dolió de una forma extrañamente placentera. Sus labios querían alzarse y sonreír, sonreír como el mismo tonto enamorado que alguna vez fue, convenciéndose a sí mismo que esta vez no era igual, que las cosas serían diferentes porque la persona dueña de esa sonrisa era otra. JungKook pasó una mano por su rostro y dejó que su cuerpo rompiera su postura para escurrirse un poco sobre el sofá que crujió con el movimiento.
¿Qué era el amor? El peli-negro se permitió analizar esa pregunta con lo poco que conocía al respecto. Se preguntaba si lo que tuvo con SeokJin alguna vez pudo llamarse amor.
Kim SeokJin siempre había sido obstinado y directo, JungKook había gustado de esa faceta del mayor, pues eso lo convertía en una pareja apasionada e intensa, alguien que haría cualquier cosa por tenerlo y mantenerlo a su lado. A grandes rasgos, no obstante, se trazaba la silueta de una persona obsesiva que encajaba casi a la perfección con la descripción de su ahora esposo.
Tal vez el amor era solo lo que quedaba tras ese fervor que menguaba con el tiempo y la costumbre. Tal vez había algo de amor en cómo SeokJin continuaba proveyendo para su día a día pese a no tener más interés en él, o en cómo él había guardado la pequeña esperanza de que la chispa volviera a encenderse entre ellos dos. ¿Realmente eso era amor?
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Páginas Perdidas ©
FanfictionVK┃emisión. ❝Jeon JungKook, un joven coleccionista de reliquias, no es alguien que podría decir que la vida le había sonreído. Su madre murió a temprana edad y está casado con un hombre que convierte su día a día en un infierno. Estaba estancado, ha...