Capítulo II

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Al día siguiente me desperté por el timbre de mi casa. Alguien estaba tocando a mi casa a estas horas.
¡tin! Bajé de mi cama y me puse mi bata, cubriendo mi cuerpo semidesnudo por el frío (llevaba unos boxers negros) ¡tin! Pasé por la sala y, cuando estaba a punto de abrir, volvió a sonar el timbre, haciéndome quejarme por ello.
-Ya deja de timbrar- hablé, con mi voz ronca y casi seca, pues acababa de despertarme-. ¿Quién es?
-¡William!- gritó la persona en la puerta, era un hombre. Pero no podía distinguir quién era realmente, puesto a que estaba oscuro todavía, pero la tenue luz de la luna atravesaba la ventana grande que estaba en la sala, dejándome ver un poco con claridad. Enfoqué mi vista hacia aquel hombre. Era Fred.
-¿¡Fred!? ¿Qué mierda estás haciendo a esta hora de la noche y en mi casa?- dije, enojado y, a la vez, un poco emocionado.
-Para tu información, son las 5 de la mañana así que no, no es de noche y, por último, vine a quedarme contigo- pude ver que sonrió,pues la luz de la luna iluminó sus dientes.
-Agh, mierda, ¿ahora qué sucedió?- dije, mientras me hacía hacia un lado para que entrara a mi casa y, después de que entró, cerré la puerta.
-Nada, en realidad. Simplemente...quise venir a visitarte, hacía tiempo que no te veía- lanzó su mochila a uno de los sillones y, después, prendió la luz haciendo que yo cerrara los ojos de golpe por la intromisión repentina de la luz.
-Ah, mierda, mis ojos. Apaga esa maldita luz Fred.
-Vaya, pero qué casa tan hermosa y grande tienes William. Aunque...no me sorprendería de alguien como tú, un empresario millonario- sonrió sin gracia.
-¿Sucede algo, Fred?- pregunté una vez mis ojos se acostumbraron a la luz y me dirigí haci él-. Está bien, puedes contármelo todo.
En ese momento, Fred se dirigió rápidamente hacia mí y me dio un abrazo fuerte, rodeando mi cuello con sus brazos. Titubeante, respondí su abrazo.
-Mamá, Clark- decía entre sollozos. Cuando me llamaba así era porque lo que estaba a punto de decir era demasiado serio.
-¿Sí?
-Ella...ha muerto- empezó a llorar con gran ímpetu y yo lo abracé con más fuerza.
-Tranquilo Fred, lo lamento...,lo lamento mucho- él posó su cabeza en mi cuello, sabía que eso le gustaba porque así se sentía más tranquilo-. Lamento preguntarte esto pero...¿cómo sucedió eso?
-Unos...unos hombres tocaron a nuestra puerta como a las 2 de la mañana y, despertándonos, mamá abrió la puerta, después de una larga plática, empecé a escuchar gritos, entre los cuales, mamá me decía que huyera- quitó su cabeza de mi cuello para después mirarme fijamente de pies a cabeza-. Estás desnudo.
-No, claro que no, simplemente duermo sin camisa y sin pantalones porque se me hace un poco cómodo, además...-pensé en una broma para animarlo- ¿Por qué debería de tapar esta belleza de cuerpo fornido?
Él se rio, pero después esa sonrisa se esfumó. Genial, pensé, él va a continuar, prepárate William.
-...después de que huí escuché unos disparos a lo lejos, pues yo ya estaba lejos de ahí y estaba corriendo por el bosque, y ellos me estaban persiguiendo, pero...llegó un momento en el que me topé con un lobo gris grande, casi de mi tamaño y, por alguna extraña razón, él solo mató a los que me estaban persiguiendo y, con una última mirada suya que me penetraba, se fue; fue extraño pero no me detuve para pensar con claridad- silbé por lo del lobo y después me senté en uno de los sillones. Él se sentó después.
-Maravillosa jugada, eh- sonreí.
-Después, te llamé incontables veces pero no contestabas- era porque estaba dormido, pensé. ¿por qué me tomaría la molestia de despertarme solo por unas llamadas?-. No sabía en dónde quedaba tu casa así que hice todo lo posible por encontrarla.
-¿Y cómo lo hiciste?
-Mediante Google.
-Espera...¿la dirección de mi casa está en Google? Mierda, tendré que hablar con los encargados.
-No, a decir verdad, llamé a la empresa y, como Laren es tu secretaria y encargada de tales llamadas, ella contestó y me dio tu dirección. Aunque cabe de mencionar que se enojó porque la desperté- dijo y yo sonreí.
-Está bien, hoy has vivido una larga aventura, es hora de dormir- me levanté del sillón, pero antes de irme, él me agarró la mano. Volteé a verlo.
- ¿En dónde voy a dormir?
-En el sillón.
-No, por favor. William, hoy he pasado por mucho y la imágen de aquel lobo no se va de mi mente.
-Oh, no Fred, ya tienes 31 años y...
-Por favor, solo...por esta noche- lo miré atentamente a los ojos y después solté un suspiro.
Lo miré desafiante.
-Está bien, pero nada de tus joterías, ¿entendiste? No quiero despertarme sabiendo que mi mejor amigo me violó.
-Lo prometo.
-Sígueme- él y yo nos dirigimos a mi habitación.
-Wow, William es un habitación tan hermosa, tenebrosa y grande para solo una persona, ¿tiendes a traer mujeres?
-No soy tú, Fred- me quité mi bata, dejando a la vista mi grande y sexy cuerpo.
-Pero yo no traigo mujeres- se acercó a mi oído-,sino hombres- me sorprendí ante su acto y me alejé de él.
-Lo primero que te digo que no hagas y es lo primero que haces- él se burló y después se acostó en la cama.
-¿No vas a venir?- preguntó mientras yo estaba en el vestidor poniéndome una pijama negra elegante, después regresé hacia donde estaba él y me recosté mientras él me miraba con una ceja levantada.
-Mejor prevenir que lamentar- dije.
-Está bien- dijo y, una vez me puse de espaldas hacia él, él aprovechó eso y me abrazó, apoyando su cabeza en mi cuello.
-Te dije que...
-Por favor, solo...por esta noche- dudé por un momento, pero después acentí y nos dormimos abrazados (él hacia mí).
¿Por qué soy así con solo él?, pensé. Uno de estos días vendré convirtiéndome en gay; espero y no.

Más tarde sonó mi alarma con una canción de Asking Alexandria llamada "They don't want what we want(and they don't care)".

La apagué y revisé la hora: genial,pensé, las 9 de la mañana. Ah.
Me levanté y me dirigí al baño y, después de darme una ducha, me vestí con un traje azul rey elegante. Después de vestirme me arreglé mi cabello azabache medio largo y después me puse perfume.
Salí de mi habitación y vi a Fred en la cocina preparando el desayuno.
-Buenos días- dije, para después sentarme.
-Hola, William. ¿Cómo amaneciste?- preguntó, poniendo la comida del sartén en mi plato y después me lo dio.
-Gracias. Ahora, respondiendo a tu pregunta, amanecí bien, ¿y tú?-lo miré fijamente.
-Excelente- sonrió-, gracias por preguntar- me dio una taza de café y yo le agradecí. Había algo raro en él, anoche estaba triste y desorientado, ahora estaba...feliz como una lombriz. Sé que nos dormimos abrazados anoche, pero jamás pensé que eso lo pondría tan feliz, no después de la muerte de su madre.
》¿Sucede algo?- preguntó una vez se sentó enfrente de mí para comer.
-No.
Quité mi vista de él y empezamos a comer.
Cuando terminé revisé la hora y después fui a lavarme los dientes y, acabando, agarré mis llaves, maletín y mi abrigo.
- Ya me voy, Fred. Cualquier cosa...llámame-dije, recordando las incontables llamadas que me dio y que nunca contesté.
-Bien, yo iré a trabajar más tarde, cuídate- sonrió de lado y después se giró hacia su comida para continuar comiéndola.
-Sí, hay una copia de las llaves de la casa en la vitrina del pasillo, agárralas y después cierras la casa. Adiós- cerré la puerta sin una respuesta de él, pero seguí con mi camino y llegué a mi oficina, recibiendo las mismas respuestas de los trabajadores: "buenos días jefe","gusto en verlo","¿cómo se encuentra?". Sonreí sin gracia una vez me senté en mi escritorio.
¿Por qué el día de hoy estuvo...raro?

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